Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Inauguración del "Centro Recreacional y Cultural del Bienestar del Personal de la U. de Chile Dr. Enrique Paris".

(Transcripción)

Como bien lo ha indicado Abraham Pizarro (1), en este acto se salda una deuda; y se ha hecho con el compromiso de que se abran las compuertas para mejorar en lo que tenemos tanto déficit, que es el bienestar de los funcionarios y de los trabajadores de la Universidad de Chile. Y creo que todos nos hemos sentido sorprendidos de ver esta edificación que presenta no sólo una oportunidad para la recreación y la cultura, sino que dignifica también a los funcionarios de la Universidad de Chile y a los socios del Bienestar, y entonces nos sentimos todos muy contentos. Con esto, además, la Universidad adquiere una presencia, y veo en estas salas, ojalá, todas nuestras reuniones académicas que muchas veces se realizan arrendando hoteles o lugares en muchas partes, porque este es el lugar de las actividades de la Universidad y debe servir efectivamente, como dice su título, para la recreación, pero también para la cultura y el trabajo.

Nos sentimos todos muy reconfortados con esto y la autoridad universitaria particularmente, porque esto se une a un esfuerzo en que poco a poco hemos estado poniendo al día un retraso significativo de la Universidad en muchas áreas, ésta era una, pero también lo era aquello que hemos estado saldando con la Facultad de Odontología que tiene dos nuevos edificios; una nueva Escuela de Periodismo que también era una deuda que tenía la Universidad, porque no podíamos seguir formando periodistas en un ex local de la CNI. Lo que hemos logrado hacer en todas las facultades para poner al día en su infraestructura y darle dignidad a nuestros trabajadores y a nuestros estudiantes es un esfuerzo en el cual vamos a seguir, porque eso es lo primero. Lo primero como todos nosotros sabemos es tener la casa bien arreglada y funcionando, esa es la dignidad mínima; y creo que la Universidad estaba muy atrás en eso y estos pasos indican que como comunidad hemos logrado hacerlo. Esto no es ni del Rector, ni del Consejo Universitario, esto es de la comunidad universitaria que hace este esfuerzo y que coloca entonces este resultado a disposición justamente de nuestro trabajo, de nuestra organización de la Universidad.

Y nada más grato que inaugurarlo con el nombre de Enrique Paris, y esta decisión de ponerle su nombre tiene un gran sentido universitario, porque Enrique Paris fue un universitario, primero y antes que nada, un hombre que se entregó a su trabajo, como académico, pero como hombre universitario preocupado de las cosas que hoy día también hemos ido saldando: tener 30 años más tarde un nuevo proyecto de estatuto, 30 años más tarde tener una comisión, un senado que trabaje en estas materias, 30 años más tarde ponernos al día con el tema de la participación de la comunidad en la toma de las decisiones sobre la Universidad. Él probablemente, como todos nosotros, lamentaría tanto la forma en que tiene que desenvolverse la Universidad en un marco no sólo distinto, sino que en un marco sencillamente agresivo contra ella, en que nos obligan a funcionar de una manera muchas veces incompatible con el ser universitario y con la misión de esta Institución, que no es una corporación privada, ésta es una universidad en primer lugar y, en segundo lugar, nacional y pública. Él compartiría también con nosotros la necesidad de seguir luchando para reponer un sentido de universidad en la política pública, sentido que hoy no existe y sentido que se ha perdido en este afán superficial de pensar que el mercado soluciona todos los problemas, y particularmente un problema como la universidad, que siempre ha sido un problema complejo, difícil, un tema caro, un tema de grandes dificultades para el manejo de la política global. Pero quienes no estamos de acuerdo con esa visión, y Enrique Paris seguro estaría entre nosotros, hemos entregado, como se hizo hace 30 años, argumentos, hemos entregado ponencias, ideas, hemos tratado de promover debates y en eso yo creo que hay que seguir, independientemente de quién encabece la Universidad, porque la Universidad es una sola y, en segundo lugar, porque la Universidad tiene una vida infinita. Este homenaje a Enrique Paris, es en realidad también un homenaje a esa vida infinita de la Universidad. La Universidad en su dimensión de tiempo se proyecta permanentemente y las ideas de él vigentes hoy 30 años más tarde sobre universidad, serán también, esperamos, las ideas que seguirán vigentes 30 años más tarde a partir de hoy día cuando quizás muchos de nosotros no estemos.

Por eso este homenaje no hay que tomarlo en un sentido triste, en un sentido evocador, en un sentido de volver al pasado para revolver tantos dolores, sino en un sentido de alegría, en un sentido de tenerlo de alguna manera acá, porque compartirá con la gente que llegará a este lugar y como será gente de la Universidad él se sentirá siempre acompañado por quienes estuvieron con él toda su vida y con quienes si no hubiese pasado todo habría seguido probablemente compartiendo.

De manera que este es un acto doblemente emotivo. Emotivo porque en la Universidad pone un pedacito más en este avance para poder recuperar lo que se ha hecho, y emotivo porque aquí también entonces depositamos parte importante de la memoria de la Universidad que dedicamos a Enrique con mucho cariño, con mucha devoción por lo que él significó, pero también por lo que significa y debe significar el ser un universitario comprometido.

Yo sé que El Mercurio nunca publicará esto, sé que nunca dirá qué se ha hecho en la Universidad, pero ellos no tienen ninguna credibilidad, porque justamente ellos no han sido nunca capaces de reconocer la violación a los derechos humanos cometida contra personas como Enrique Paris injustamente, salvajemente, brutalmente, y mientras eso no se haga no tienen por supuesto ninguna credibilidad para levantar dedos acusadores contra nadie, y menos basados en la mentira como siempre lo hace.

Yo me siento muy grato de estar acá, muy contento y muy satisfecho de sentir que estamos inaugurando algo para la Universidad y que rescata parte importante de su memoria.

Muchas gracias.

 

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Notas
1. Abraham Pizarro, representante no académico del Consejo Administrativo del Personal de la Universidad de Chile.
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