Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Presentación del libro "La Unidad Bioquímica del Hombre", del Prof. Mario Sapag-Hagar.

(Transcripción)

No es un hecho menor, y quiero destacarlo, que este libro sea el primero del Fondo Juvenal Hernández de la Editorial Universitaria. Nos ha costado esfuerzo el poder constituirlo, hemos contado con apoyos generosos para poder organizarlo, ya que este Fondo está destinado a proveerle a los académicos de esta Institución la oportunidad de poder expresar sus ideas, proyectar desde allí lo que creemos, lo que pensamos, lo que elaboramos en esta Casa. Pienso que es un instrumento muy vital toda vez que en Chile además hemos ido olvidando que las universidades deben ser primero que nada generadoras de ideas.

El Fondo Juvenal Hernández está dedicado a quien fuera un gran Rector de la Universidad de Chile, quien diera vida a la Editorial Universitaria y quien comprendiera -primero que muchos- que una Universidad debe tener este medio para que los académicos escriban libros y para que esos libros lleguen a los jóvenes y desde allí se proyecten para la generación de nuevas ideas.

Inaugurar este Fondo con el libro de Mario Sapag-Hagar (1 ) me parece a mí extremadamente oportuno y para eso tengo dos razones y podría argumentar más, pero hay dos fundamentales.

En primer lugar es un libro esencialmente universitario, cuando uno lee ese título: "La Unidad Bioquímica del Hombre", uno podría concluir que se trata de un libro de ciencias que debe ser solamente dirigido a científicos que entienden de esas delicadas fórmulas que nos permiten entender nuestra biología y nuestra química. Pero el libro es más que eso, el libro presenta una proyección desde allí hacia lo cultural y, por tanto, no sólo abre una puerta para entender desde esa perspectiva la organización social, sino que de manera mucho más importante establece, como él mismo lo dice, "un puente" entre las llamadas ciencias duras y las humanidades, y yo también diría las ciencias sociales.

Por tanto, es un libro universitario porque precisamente el tema de la Universidad es el hombre en un sentido integral, cohesionador y de búsqueda, y este libro plantea grandes ideas de búsqueda y grandes hipótesis como él mismo nos ha contado respecto a interpretar al hombre desde esta perspectiva, pero en su dimensión social, en su dimensión mayor. Y qué trabajo más importante entonces éste, que refleja lo que hace o debe hacer una universidad: entender al hombre en su concepto integral cohesionado, único y de búsqueda. Y él lo ha dicho, es esa la perspectiva con la cual hoy día debe enfrentarse el trabajo universitario, ya no es más ni debe ser el trabajo el mirar al hombre desde estas perspectivas parciales con grandes murallas divisorias que hoy día se erosionan por el peso de la evidencia cada vez más contundente de que la verdad se construye interdisciplinariamente. Por lo tanto, el esfuerzo que Mario Sapag-Hagar puso como Vicerrector Académico de esta Universidad, es también el que trasunta ese libro con una enorme profundidad, con un enorme sentimiento, pero por sobre todo con una enorme visión. Este no es el libro del científico a punto de retirarse que mira hacia el pasado y recuerda, sino que es el libro del científico que, con su experiencia como académico de una institución, mira hacia el futuro y proyecta.

Pero al mismo tiempo ese libro y sus ideas reflejan una cuestión que es fundamental para nosotros, y ya lo he dicho, la Universidad debe ser productora de ideas y, por lo tanto, productora de nuevas cosas. Mario Sapag-Hagar lo hace con su humildad, con su bonhomía de siempre, con su tranquilidad, con su pausa, pero también con su tremenda profundidad y su sentido académico que nunca nadie podría poner en discusión, porque de él hemos aprendido muchos, no sólo los químicos, sino también muchos otros, porque hemos aprendido del hombre. Ese libro refleja humanismo, refleja universidad, refleja lo que debe constituir esencialmente la tarea de investigación nuestra, buscar la verdad, es la gran dirección y la gran construcción.

Y finalmente me cabe decirlo con alegría, yo comparto con muchos otros la amistad de Mario, porque es un hombre del cual siempre se puede aprender, del cual siempre se puede encontrar una palabra inspiradora, con el cual siempre también se puede discordar, con el cual se puede disentir, porque Mario es la tolerancia hecha persona y mi tiempo de trabajo con él como Vicerrector Académico, debo decirlo, fue para mí un período más de aprendizaje, de ese aprendizaje que es permanente para un académico en la Universidad y que debe serlo con mayor razón todavía para un directivo. Aprendí de él su amor por la Universidad de Chile, aprendí de él su amor por lo que hace, por lo que cree y aprendí de él también el amor por su familia. Y, por lo tanto, aprendí de una persona en el sentido integral.

Yo me alegro de este acto, porque presentar un libro no es solamente una ceremonia formal de poner unas pocas páginas por escrito, sino que también es el reconocimiento a quien lo hace, a quien está detrás del libro, a quien es el autor de las ideas, a quien trata de convencernos y que en este caso es un hombre de una extraordinaria magnitud que reconocemos en Mario Sapag-Hagar.

Por último, debo agradecerle a él que permita que hayan ceremonias universitarias en donde se presentan ideas escritas y que otros aquí probablemente podrán continuarlas o debatirlas. Eso nos permite hacer lo que hoy día no hay: Universidad. Universidad como creación de ideas nuevas, universidad como investigación, universidad como creación, universidad como imaginación, como humanismo, no solamente universidad para producir lucro, universidad para reproducir las ideas de otros, universidad para utilizar todos los medios posibles para denigrar a las verdaderas universidades. Aquí él nos permite nuevamente reafirmar ese sentimiento: esta es la Universidad de Chile porque tiene a los verdaderos académicos que en este país dedican con amplitud y con devoción su trabajo a contribuir el conocimiento que el país requiere para progresar en todos los ámbitos.

Muchas gracias Mario por permitirnos eso, y muchas gracias a ustedes por estar acá hoy día en la mañana.

 

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Notas
1. Prof. Mario Sapag-Hagar, académico del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.
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