Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en la Ceremonia de Inauguración del Seminario Internacional "Globalización y Mundo Laboral: Efectos en el Diálogo Social".

(Transcripción)

Muy buenos días. Quiero darles a todos ustedes la bienvenida, desde luego a Santiago, pero fundamentalmente a la Universidad de Chile. Esta reunión, a la cual le asignamos mucha importancia, está dentro de nuestros programas de trabajo de manera prominente por razones que señalo en un minuto. Yo quisiera, antes que nada, junto con darles la bienvenida y desear que esta reunión sea tremendamente fructífera, rendir desde acá un sentido homenaje a Enzo Faletto. Si las cosas hubiesen sido distintas, pienso, estaría aquí con nosotros esta mañana, pero las cosas no se dieron así.

Creo que de alguna manera él está presente con nosotros, tuvimos la semana pasada la oportunidad, también, de rendirle un homenaje en el 51º Congreso Internacional de Americanistas que tuvo lugar en la Universidad de Chile, pero a mí me parece que este es también un auditorio muy adecuado para recordar su nombre, sobre todo para recordar la trascendencia de su trabajo, ya que como cientista social, como sociólogo, fue tremendamente influyente en muchos de los que hemos pensado de alguna manera distinta aspectos del desarrollo humano en nuestro país.

De manera que vayan estas palabras para donde él esté como un homenaje, uno más de la Universidad de Chile, donde ejerció siempre como profesor, como académico. Un hombre de una destacada trayectoria en nuestra Facultad de Ciencias Sociales, en su Departamento de Sociología, pero sobre todo un gran pensador universitario, un gran académico, un hombre muy trascendente que, como digo, nos habría gustado tenerlo acá esta mañana para poder escucharlo con sus opiniones. Él no está, pero nos ha dejado sus ideas, nos ha dejado sus escritos, nos ha dejado su ejemplo como académico de gran valía para la Universidad y en la formación de académicos jóvenes.

Esta reunión es tremendamente importante, no sólo por lo que ya hemos señalado, la importancia del diálogo social y las economías que están en un proceso de transición que muchas veces no tienen claridad hacia dónde evolucionan y tampoco, muchas veces, existe total claridad respecto a los costos que están implícitos en el tránsito hacia donde ellas se encaminen. El debate económico hoy día es justamente si las economías latinoamericanas debieran definirse por los instrumentos puestos en práctica, o más bien por un conjunto de objetivos a alcanzar en términos de qué es lo que se quiere en el ámbito social y político. Y creo que esa discusión está teniendo lugar en distintas instancias, distintos niveles de profundidad en nuestros países, pero en esa discusión el tema del diálogo social, los temas de la participación, los temas de las organizaciones laborales o sindicales, las nuevas formas de organización de las empresas, tiene un lugar muy trascendental, y por lo tanto, pensar sobre ese tema creo que es una contribución muy importante sobre este tránsito, este camino, este objetivo final de desarrollo de las distintas realidades productivas, económicas y sociales que caracterizan a nuestra región latinoamericana.

Es muy importante, también, considerando los enormes desafíos que pone el proceso de globalización en nuestros países, y que parece ser, no han sido total y cabalmente entendidos. Distinto es participar en un proceso de globalización a ser entes globalizados por otros, que son entonces agentes globalizadores y que lleva a una relación distinta a la que está en principio planteada como una economía mundial, integrada, en distintas partes, y que más bien pasa a tener las viejas relaciones de dominio desde uno a otro sector de nuestras tradiciones políticas, económicas, internacionales. Creo que en ese sentido el nivel de organización de la empresa, el nivel de capacidad de respuesta del sector productivo en todos los nuevos retos que implica el asumir las nuevas tecnologías, en los nuevos retos que tienen que ver con la formación del desarrollo del recurso humano y en los temas del diálogo que estas cosas llevan implícitas, es muy fundamental construir una respuesta pro activa de nuestros países al proceso de globalización. Proceso que no tiene obviamente por respuesta el decir que no existe, o que es un proceso del cual uno no debiera participar, porque es un proceso en marcha, es un proceso de alguna manera determinado por factores tecnológicos y económicos fundamentales y creo que lo más importante de nuestros países, y que con respecto a eso hemos hecho poco, es pensar cuáles son las respuestas pro activas y los grados de organización necesarios para enfrentar los retos que plantea hoy día los temas de la globalización, y en un tono menor los temas de la integración económica, que son fundamentales para el desarrollo productivo, social y político.

El segundo tema tiene que ver con nuestras realidades económicas. Creo que todos nuestros países, independiente incluso del grado de éxito relativo que puedan haber alcanzado en algunos indicadores macroeconómicos -de crecimiento o de inserción económica- se caracterizan por severos problemas distributivos. Solamente la semana pasada tuvimos la oportunidad de discutir algunos resultados para la economía chilena que, en los últimos 10 ó 15 años, presenta un panorama económico muy satisfactorio desde el punto de vista macroeconómico, desde el punto de vista de las distorsiones, de los desequilibrios, del crecimiento -un panorama muy alentador del crecimiento de las exportaciones, en particular-, del desarrollo de la inversión.

Es decir, uno mira ese lado de la moneda y es realmente una experiencia interesante. Sin embargo, cuáles son los propósitos del tránsito económico en general. Cuando uno mira el lado social, que es imprescindible para mantener sostenibilidad de estos resultados económicos, las respuestas empiezan a ser un poco más dubitativas. Cuando uno se da cuenta que la distribución del ingreso no ha experimentado ningún cambio, esencialmente, los últimos 15 años. Y cuando lo que es más, uno se da cuenta que los sectores más pobres han disminuido su participación en el ingreso total, no lo han aumentado ni lo han mantenido, entonces evidentemente que ahí hay una preocupación de cómo se hace sostenible un sistema que tiene resultados que, en definitiva, lo que han hecho es mantener la brecha distributiva, que en el caso de un país como Chile, no es pequeña. Eso tiene mucho que ver con cuestiones a nivel de la productividad de los factores.

Los economistas nos han enseñado que la productividad está relacionada con las capacidades de realización y, por lo tanto, con las capacidades de acercamiento de los distintos segmentos de la distribución del ingreso. La experiencia mundial, la experiencia asiática, nos enseñan mucho respecto de eso, pero el problema de la productividad no es solamente un problema tecnológico, y no es solamente un problema que tenga que ver con las capacidades productivas: es una cuestión relacionada con la organización del trabajo.

Creo que nosotros aprendimos mucho en la década del 60 respecto de los temas organizacionales, en general, de la organización productiva como un elemento incentivador o desincentivador de la productividad. Por lo tanto, de alguna manera, los temas vinculados al diálogo social, la organización laboral, la participación en las decisiones productivas, con los temas organizacionales, los temas de participación en materias estrictamente laborales y de remuneraciones, son tremendamente importantes cuando uno mira este problema macro, que es el tema distributivo general. Y uno se da cuenta, entonces, que en la medida que en un país como el nuestro, como Chile, que ha avanzado mucho en los ámbitos macro, ha avanzado muy poco en estos ámbitos micro, que es abriendo espacio para que exista política pro activa desde abajo y no desde arriba que tenga que ver con productividad y, en consecuencia, con resultados distributivos.

Entonces, a mí me parece pues, que el tema de la globalización y el tema de la distribución del ingreso, son dos grandes elementos que hoy día están puestos sobre nuestros escritorios de trabajo y que deben tener una respuesta multidisciplinaria ciertamente de quienes están preocupados de los llamados temas del diálogo social.

Es por eso que encontramos que ésta es una reunión muy importante y muy oportuna para poder coordinar esfuerzos, saber dónde estamos, los esfuerzos que hemos hecho cada una de las universidades para mirar estos temas y que tienen que ver con dos cuestiones que, en mi opinión, son bien fundamentales.

En primer lugar, el esfuerzo multidisciplinario. Creo que cada vez más es urgente la organización de trabajo interdisciplinario o multidisciplinario en este tipo de materias. Ésta no es una pregunta dirigida solamente a los sociólogos, o a los cientistas políticos, o a los economistas, sino que hay una necesidad hoy día de transversalizar la discusión. En general las universidades no hemos avanzado lo suficiente en esa materia por las viejas tradiciones formativas, escolásticas, pero fundamentalmente, también, por nuestras viejas convicciones de que el desarrollo disciplinario tiene más bien que ver con fronteras que con grandes espacios de integración. A mí me parece que esa discusión, en la cual nosotros tenemos una experiencia en la Universidad de Chile por el trabajo que hemos estado desarrollando en este ámbito en los últimos dos años, es una discusión importante.

Lo segundo es un elemento muy significativo: las universidades deben ser entes articuladores del diálogo social. Hoy día la credibilidad de las instituciones está siempre puesta en cuestionamiento, y en estos temas de diálogo social cuando la pregunta es: desde dónde se propicia y con qué tipo de lineamiento, con qué tipo de argumento, a mí me parece que pasa a ser una pregunta central cuando uno piensa en las perspectivas de éxito de las iniciativas que tienen que ver con este ámbito de problemas. Yo creo que las universidades tenemos una gran responsabilidad en esa materia. Las universidades debemos de ser las convocantes en gran medida a estas oportunidades de intercambio de ideas y de experiencia, en general, sobre materias de diálogo social, de participación, de organizaciones de desarrollo, de desarrollo empresarial, que se relacionen con el ámbito de los recursos humanos, las organizaciones y la participación. Yo creo que las universidades no podemos seguir solamente en un rol de mirarnos hacia adentro, de ser de alguna manera productoras y elaboradoras de conocimiento, premiando nuestras condiciones académicas sobre la base de los resultados puramente académicos en torno a nuestro trabajo y a la relevancia de lo que hacemos, sino que también tenemos que tener esta expresión hacia afuera, que en los días de hoy tiene mucho que ver con estas preguntas, con estos retos, que creo que son bien fundamentales, sobre todo en esta actitud de trabajo de la Universidad que hoy día debe ser, también, un ente que convoque, que provoque encuentros, que haga emanar ideas desde la comunidad y desde ella misma hacia el conjunto de la sociedad sobre el tipo de resultados que en definitiva se buscan para abordar estas grandes dificultades y estos grandes retos, y que marcarán nuestras posibilidades de desarrollo futuro.

De manera que por todo esto, la reunión que hoy día comenzamos es muy importante. Es muy importante para compartir experiencias y aprender de ellas, y es muy importante, también, para establecer algunos lineamientos de trabajo. Nosotros estamos muy esperanzados que ésta no sea una reunión simplemente para marcar el paso, sino que sea una reunión que de alguna manera provoque un punto de inflexión para un cambio en las capacidades nuestras de poder interactuar mejor a nivel regional y en este tipo de materias. Las universidades, sabemos, vivimos todas en los días de hoy con grandes dificultades para poder desarrollar adecuadamente nuestro trabajo académico. Ya no es la realidad de antes, hoy día las universidades, además de otro tipo de preguntas y dilemas, muchas veces, también tenemos que enfrentar severas condiciones para poder financiar nuestro trabajo, y de alguna manera, y en función de eso, hacerlo también más relevante, y por lo tanto creo que la interacción universitaria es muy importante para poder complementarnos. Ya las universidades no podemos solas abordar todos los temas de manera adecuada, por lo tanto, esta reunión debe servir como una fuente de organización que nos permita comunicarnos mejor y hacer que nuestro trabajo pueda, también, interactuar mejor, no sólo a este nivel interdisciplinario que mencionaba, sino este nivel interregional, multiregional, que nos parece tremendamente importante para recoger todas las experiencias que son significativas en temas que deben tener un grado de generalidad en el conocimiento que hoy día hace bastante falta.

El Prof. Eduardo Morales (1), quien ha tenido a su cargo la organización de esta reunión, junto con Teresa Iriarte, la Directora de Asuntos Internacionales de la Universidad, se hará cargo de ustedes durante el día de hoy. Tendremos oportunidad de vernos más tarde, y espero que al final del día ya pueda saber cómo está caminando esto para cumplir con las expectativas que tenemos de esta reunión, y que de aquí salgan resultados que nos permitan desarrollar un trabajo de organización y de proyección en lo propiamente académico, que creemos que es muy importante y necesario.

Les reitero la bienvenida a Santiago, desgraciadamente nuestro invierno no es el más saludable que tenemos, pero en fin, de todas maneras la ciudad tiene su encanto, a pesar del frío y de la contaminación atmosférica que en esta época nos caracteriza.

Bienvenidos a la Universidad de Chile, donde no hay contaminaciones de ningún tipo, porque ésta es una Universidad que cree en la libertad, en el laicismo y en el humanismo.

Muchas gracias por estar con nosotros.

 

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Notas
1. Prof. Eduardo Morales, académico del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales.
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