Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Clausura y Entrega de Diplomas del Programa de Capacitación dictado a Parlamentarios de México.
(Transcripción)
El Instituto de Asuntos Públicos fue organizado a fines del año 2001 en la Universidad de Chile, sobre la base de varias instituciones preexistentes, con un sólo propósito: darle la relevancia que debe tener la política pública en los estudios universitarios, y este es un propósito que, evidentemente, no es menor. En nuestra experiencia nacional, y de alguna manera en la experiencia latinoamericana, la política pública fue perdiendo espacio, en cierto modo perdiendo un rol significativo, sobre todo, desde el punto de vista del diseño y de la evaluación. Eso probablemente derivado, por un lado, de los convencimientos de que la política pública es innecesaria si los mercados funcionan bien, o en el convencimiento de que la política pública es efectiva sólo sobre la base de diseños técnicos o tecnocráticos. Evidentemente eso ha ido creando una necesidad vital que la Universidad decidió enfrentar, sobre todo, en vistas a nuestros propios problemas. Un país que tiene ciertos progresos en materia económica, en materia de inversión, en materia de estabilidad. También algunos progresos en materia política, pero que tiene una gran carga desde el punto de vista de aquellas materias que son predominantemente del ámbito de la política pública. Una de ellas: el tema de la distribución del ingreso y la inequidad. Otra: el tema de la situación medioambiental. Entonces, el Instituto ha ido cumpliendo un rol de construir masa crítica para abordar estos problemas, además de tener una formación profesional y de posgrado en la línea de diseñar, dar sustento, dar sentido y cohesión a la política pública. Por lo tanto, hemos hecho los esfuerzos del caso para coordinar todo aquello que viene del lado de la economía y del derecho, tanto y como lo que viene del lado de la medicina y las ciencias de la salud, como aquello que se produce desde el lado de las ingenierías y las tecnologías, para poder condensarlo en una masa crítica que sea capaz de aportar al país.
De manera que lo primero, es dar mi expresión de satisfacción, a nombre de la Universidad, por estar alcanzando una manifestación concreta de nuestros ímpetus que se han ido cumpliendo desde hace ya más de un año. Y tenemos probablemente mucho más espacio todavía que recorrer, pero evidentemente hemos sido capaces de crear un Instituto de buen nivel académico, que es la prioridad número uno de la Universidad de Chile en calidad y pertinencia del trabajo académico.
Fue justamente en febrero del año 2002, cuando en nuestro país -incluyendo al Rector de la Universidad de Chile- nos aprontábamos para iniciar un período de vacaciones, que empecé a recibir una cantidad de llamadas insistentes (como sólo él sabe hacerlo) del Prof. Fernando Musso (1). Se trataba -me dijo- de un convenio muy importante. Un convenio que había que echar a caminar a partir del mes de febrero. Después me enteré que ese convenio tenía que ver, en gran medida, con esta iniciativa que hoy se concreta. Entonces, estoy feliz de haber suspendido por algunas horas mis vacaciones para poder atender la demanda del Prof. Musso.
Yo creo que el hecho de tenerlos a ustedes acá nos distingue. En primer lugar, por lo que ustedes son: representantes del pueblo de un país hermano, encargados de legislar, encargados de pensar al país en términos de sus proyecciones y de sus problemas. Y por lo tanto, el que ustedes nos hayan encargado a nosotros esta tarea de sistematizar un poco el estado del conocimiento, el estado del arte, en una materia que es de profunda relevancia para lo que ustedes hacen, es evidentemente algo que debo reconocer. Una distinción que agradezco a nombre de la Universidad y, ciertamente, a nombre del país.
Pero además, también les agradezco la oportunidad de escuchar vuestras preguntas, porque los profesores de la Universidad bien lo saben: estos seminarios, los programas de enseñanza, los cursos de posgrado, son para nosotros la oportunidad de recibir las preguntas pertinentes. No hay otra manera en que los académicos podamos imaginar los problemas del mundo real, si no estamos en contacto con el mundo real y recibimos las preguntas de ese mundo real, para poder resolverlas subsecuentemente. Ustedes nos han permitido ese espacio. Yo espero que los profesores del Instituto estarán ya probablemente pensando en las respuestas a muchas de las preguntas, de las interrogantes, de los puntos todavía no plenamente resueltos que ustedes han planteado, que ustedes, quizás, han dejado como una herencia de este curso, que lo proyecta mucho más allá de la finalización y de la entrega del diploma: el trabajo académico de nuestros profesores. Esa oportunidad, también, se las agradezco.
Ciertamente se las agradezco de manera muy especial, por lo que significa México y el pueblo mexicano para Chile. Para muchos de nosotros, que nos sentimos distinguidos con la amistad y el trabajo conjunto con colegas académicos de distintas instituciones de México, es también una oportunidad que sentimos muy cercana. No puedo dejar de mencionar, por ejemplo, que la Universidad Nacional Autónoma y la Universidad de Chile son las únicas dos instituciones latinoamericanas presentes en la Asociación de Universidades del Asia Pacífico. Hemos logrado hacer presente allí nuestro trabajo, nuestra proyección, nuestra trascendencia como universidades complejas, en un mundo que es mucho más amplio y que constituye, por cierto, un desafío muy grande para Chile y para México. Por lo tanto, tenerlos a ustedes acá es, además de la distinción, realmente un placer, y espero que se repita.
Quiero simplemente terminar diciendo lo que siempre les digo a los estudiantes que dejan la Universidad: no importa por cuánto tiempo hayan estado con nosotros, no importa de dónde hayan venido, porque ustedes desde este minuto son hijos de la Universidad de Chile. Por lo tanto, tienen, como todos nosotros, su corazón muy azul. Y esa proyección internacional del corazón azul, créanme, que nos importa, créanme que nos interesa, créanme que en el caso de ustedes nos llena de orgullo.
Muchas gracias y un feliz retorno a su país.
Notas | |
1. | Prof. Fernando Musso. Académico del Departamento de Gobierno y Gestión Pública del Instituto de Asuntos Públicos. volver |