Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Acto por la Universidad de Chile.

(Transcripción)

El día sábado pasado, un periódico decía que esta reunión iba a tener lugar con el propósito de contraatacar a una editorial que generosamente ese mismo diario publicó, en la cual se agredía a la Universidad de Chile. Se establecía el principio del rumor, como la validez de establecer lo que, por el contrario, en esta Institución sentimos que es más bien buscar la verdad. Y se decía, además, en esa editorial, que esta Institución no tenía por qué considerarse el "pilar de la República", porque no habían intentos monárquicos recientes, a pesar de una experiencia reciente en que incluso intentos monárquicos trataron de instaurar la anarquía en la propia Universidad.

Pero la respuesta a eso, es que este acto no es para defender a la Universidad arrinconada, acusada, indicada, traicionada, por muchos de sus miembros. Este acto es para decirle al país, es para decirle a la sociedad chilena, que la Universidad de Chile está de pie. Que la Universidad de Chile está trabajando. Que la Universidad de Chile está desarrollando sus actividades con toda la normalidad que podemos, y debemos, todos los días de nuestra existencia. Que la Universidad de Chile sigue comprometida con los grandes horizontes que forjaron sus fundadores y con los grandes horizontes que hemos ido creando, desarrollando y profundizando en el tiempo. Este acto, es para decirle al país que nosotros no estamos en los debates pequeños del ataque y del contraataque. No estamos para esta cuestión medial que está destinada a destruir instituciones, destruir personas, destruir los fundamentos del funcionamiento normal de una democracia. Este acto es para decir que la Universidad de Chile sigue aquí viva, firme y -como lo ha dicho muy bien el Senado Académico- que emplaza a un debate respecto a las políticas universitarias, porque el país y esta Universidad tienen que mirar hacia adelante, no mirar hacia atrás, como lo ha dicho la Decana Flisfish (1).

Nuestra tarea es mucho más el futuro que el pasado. El pasado es glorioso, es importante, es constructor, es, definitivamente, la esencia de lo que somos y significamos. Pero no es todo, es más importante el futuro. Y ese futuro es el que queremos demostrar que seguimos construyendo, que seguimos delineando día a día en el trabajo de nuestras facultades, en cada uno de nuestros laboratorios y talleres, en lo que hacen nuestros estudiantes de pre y posgrado, en lo que somos capaces de proyectar hacia adelante. No estamos a la defensiva, no estamos sintiéndonos acorralados contra una muralla para reaccionar todos los días frente a una pregunta que lleva un nuevo rumor, que lleva un nuevo anónimo, que lleva una nueva acusación. Nosotros no estamos en eso. Somos una Universidad que mira hacia adelante, no vamos a mirar hacia atrás y no nos vamos a rendir frente a esta cuestión de estar todos los días con una acusación distinta, una acusación nueva, una sospecha más, una sospecha menos. Yo por lo menos, declaro aquí, firmemente, yo no estoy en eso. Yo estoy dirigiendo la Institución, estoy a cargo de ella y firmemente voy a seguir a cargo de ella hasta que termine mi mandato.

Lo que sí hemos rechazado, es la manera de informar. Porque ese mismo periódico amigo, que publica una editorial emocionante respecto a lo que significa la Universidad de Chile, después, al día siguiente, sigue subtitulando "La Crisis de la Universidad de Chile", como si el problema que estamos tratando, que está vinculado a una serie de contratos específicos, unidades específicas, y que tendremos que realizar todo lo que sea posible para descifrar lo que allí hay y castigar lo que haya que castigar, sea una cosa que ataca a una institución entera. Algo que implica una proporción de todo el trabajo que hace esta Institución, se transforma a través de este mecanismo de difundir noticias, se transforma en "La Crisis de la Universidad de Chile", "La Crisis Institucional". Y otros irresponsables dicen: "Tiembla la Universidad de Chile". Cuando uno abre estos periódicos, uno se pregunta, cuál es el temblor. Porque hasta donde yo estaba enterado el Himno dice,"vibra entera la Universidad", no "tiembla entera la Universidad". Entonces, uno ve que dentro de esa información no hay nada sustantivo, nada nuevo: especulaciones, prensa amarilla, titulares para vender. Otros también publican una editorial en que se dice "nadie quiere atacar a la Universidad de Chile", casi que "de dónde ha sacado eso la paranoia de quienes decimos que se está atacando a la Universidad de Chile". Pero ese mismo día, el titular de ese mismo periódico, dice: "Reo Académico de la Universidad de Chile". Y si eso no es una forma de atacar a la Institución, no sé francamente de qué es lo que estamos hablando.

Yo creo que aquí hay una operación mayor contra la Universidad de Chile, y eso tiene que ver con un hecho que a mí me parece fundamental: esta Institución representa para el país, para la democracia, para la institucionalidad y, lo voy a decir aunque a muchos les disguste, para la República, valores fundamentales, principios fundamentales. Ésta fue la única Institución que se mantuvo firme durante años muy difíciles, y en que actos como estos había que hacerlos clandestinamente y con riesgos muy serios. Ésta fue la Institución que siempre mantuvo en alto la bandera de defensa de los principios de la libertad, de la verdad y de la justicia. Ésta es la Institución que se ha dicho, permanentemente, institución nacional, pública, estatal. Ésta es la única Institución que, de una u otra manera, ha logrado que se revierta una de las acciones tomadas por el Gobierno Militar, cuando el Liceo Manuel de Salas es devuelto a la Universidad de Chile. Y entonces, hay a quienes estas cosas no les gustan. Esta Institución les disgusta. Esta Institución, además, que todos esperaban ver muriendo, inerme, inutilizada por la competencia eficiente, nueva, imaginativa, de mercado del sector privado. Muy por el contrario, lo que ha pasado es que la presencia de la Institución se ha ido fortaleciendo. La presencia de la Institución se ha ido marcando. La calidad de nuestros estudiantes no se ha ido al suelo. Nuestros Programas de Posgrado están florecientes y creciendo. Seguimos siendo la mejor Institución en investigación y en creación. Una Institución donde hay ideas... y por cierto, eso molesta.

Y por cierto que eso da pie a muchas de las cosas con las cuales se especula, con las cuales se ataca, con las cuales se mal informa. Nosotros no tenemos miedo a la información. Nosotros tenemos orgullosamente la primera Escuela de Periodismo del país. Una Escuela que, por lo demás, la tuvieron humillada bastantes años enseñando en los ex cuarteles de la DINA en la calle Vicuña Mackenna. Pero nosotros en esa Escuela, antes y ahora, enseñamos que la información debe ser responsable, y que la información debe buscar la verdad. Nosotros queremos que eso se practique en el país. Eso también, hay muchos a quienes les disgusta. Hay muchos quienes no lo entienden. Yo pienso que aquí están en riesgo principios y valores fundamentales mayores.

Por lo tanto, lo que está detrás de toda esta iniciativa, de todos estos empujones, de todos estos ataques contra la Universidad, tiene que ver con cuestiones mayores y profundas que la sociedad chilena debe meditar. Nosotros nunca hemos dicho, no podríamos decir, que todas estas cosas que hoy se están cuestionando tienen que ver con el financiamiento de la Universidad o con la forma en que se financia. No podríamos decir que esto tiene que ver con los mecanismos de financiamiento, ni con la forma en cómo se han definido. Nosotros hemos establecido con mucha claridad, y lo ratifico hoy día, todas las irregularidades que existan, todas aquellas fallas que se han producido en los sistemas, todas las responsabilidades que estén implicadas, todos los procesos que haya que investigar, se investigarán. Nosotros estamos plenamente conscientes de nuestras responsabilidades y de la mía en particular.

Yo aquí no he elaborado estrategias -porque ese es otro invento- para tratar de eludir estos temas. Yo no eludo ningún tema. A mí me enseñaron desde chico a ser hombrecito respecto de las responsabilidades de uno. Y uno cuando es Rector de la Universidad asume una responsabilidad, no sólo un cargo en el cual obtiene honores generalmente. Por lo tanto, se investigará todo lo que haya que investigar. Todo el tiempo que eso tome. Y lo haremos con justicia, lo haremos con el ánimo de buscar la verdad y, ciertamente, que si hay responsabilidades que se determinan, serán castigadas. Eso sin ninguna duda. Lo digo acá, porque no es necesario, quizás, repetirlo, pero es fundamental cuando también se dice "que a lo mejor estas cosas, como son amigos míos, los que están allá o los que están acá, entonces no va a pasar nada". Aquí todos los académicos son amigos míos. Tengo una personalidad que me ha dado la ventaja infinita de tener una gran cantidad de amigos en la Institución. Aquí tengo 4 mil 500 amigos, cercanos todos ellos: los académicos, los funcionarios y sus estudiantes, a quienes aprecio y quiero. Pero eso no va a alejarme nunca de mis responsabilidades como directivo, y de las responsabilidades que tengo en términos a que todas estas denuncias, establecidas con la seriedad y responsabilidad con que se ha hecho, deben ser investigadas. Vamos a colaborar en todo lo que sea necesario para que esto se esclarezca rápidamente, se esclarezca con justicia, se esclarezca con verdad y se establezcan las responsabilidades que corresponden. Pero de allí a decir, "ahora lo están escondiendo detrás del problema del financiamiento": no. Si es que el problema del financiamiento ha venido en paralelo a todo esto. Y nosotros exigimos que este tema del financiamiento sea abordado de una forma definitiva. Porque no es posible que quienes dirigimos la Institución seamos en realidad gerentes de la misma una parte del día, y otra parte del día, ¡ah! entonces ahí respondemos por el Estatuto Administrativo y la responsabilidad estrictamente pública. La pregunta es, ¿queremos nosotros tener una institución privada con un subsidio del Estado? ¿o queremos tener una institución estatal, pública, nacional, y donde el Estado toma efectivamente sus responsabilidades? Hemos sostenido que lo segundo es lo correcto. Lo primero, a mí por lo menos, y yo sé que a la mayoría de mis colegas, no nos interesa estar en una universidad privada que recibe un subsidio del Estado. No nos interesa que se defina así a esta Institución. Nos interesa que esta Institución siga cumpliendo con el rol con que fue fundada, en su mayor inspiración: Institución nacional, Institución pública, Institución preocupada por los temas del país. Institución que está pensando al país permanentemente como parte de su misión y de su quehacer. Eso se lo hemos planteado a la autoridad permanentemente. No sólo bajo mi gestión, se ha hecho en los últimos doce años, y se nos han dado distintas respuestas. Pero lo que ha prevalecido es inercia. Una inercia que nos perjudica, porque ciertamente cuando la Institución tiene que fundamentar su presupuesto en más de tres cuartas partes con su propio esfuerzo (con la contribución ciertamente de los estudiantes) con todos los problemas que eso acarrea a una Institución que no quiere tener la selectividad social que crecientemente tiene el sistema universitario. Pero por sobre todo, una Institución que tiene que vender servicio, hacer contratos, establecer una serie de cláusulas de funcionamiento. Y es cierto lo que dice la Decana, claro, si esta Institución tiene una organización distinta. Ésta no es una empresa, pero resulta que una gran parte del día tiene que funcionar como empresa. Y es evidente que eso tenemos que corregirlo también. El Consejo Universitario ha hecho un compromiso en torno a esa materia. Pero aquí el problema de fondo es el tema del financiamiento universitario, y no sólo de la Universidad de Chile, por cierto, del Sistema Universitario Estatal en su conjunto. Es por eso que hemos conversado con el Ministerio de Educación, para crear efectivamente una instancia con el Gobierno y con el Parlamento, para abordar esta materia que creo que ya es tiempo de abordarla para seguir evitando que ocurran estas distorsiones enormes entre la misión de una universidad y el trabajo diario para poder permitir que la Universidad pueda seguir funcionando en sus tareas fundamentales.

Yo creo que este acto es un acto importante. Es un acto importante porque significa el sincerarnos como comunidad respecto a qué nos está pasando y qué es lo que queremos. Es un acto importante porque también da fuerza a quien dirige la Institución para llevar adelante toda la responsabilidad que tiene en la conducción de esta etapa de la Universidad que es difícil, que es compleja, pero ésta es una Institución con 160 años de vida. Diez años más tarde, esto probablemente vaya a ser considerado una difícil circunstancia, pero que en nada ha lesionado la tarea, el trabajo, la responsabilidad, la proyección de la Universidad de Chile.

Yo todos estos días he estado acudiendo a distintos actos universitarios: hoy mismo, en la mañana, en la inauguración de una conferencia de investigación en la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas; ayer, todo el día trabajando respecto al tema internacional de la Universidad; el encuentro de investigación de hace unos días, que en este mismo Salón convoca a más de ciento treinta personas; la inauguración de los años académicos de distintas unidades, incluyendo el Campus Sur, incluyendo ciertamente los 50 años de la Escuela de Periodismo, incluyendo los actos que tendrán lugar el día de mañana. Estamos trabajando con toda normalidad. Los decanos han hecho una declaración que a mí me parece fundamental: el trabajo de la Universidad debe seguir adelante. Nosotros no estamos inmovilizados. Tenemos que preocuparnos de estos temas, tenemos que preocuparnos de lo que dicen, tenemos que preocuparnos de todas estas contingencias que van surgiendo; pero tenemos la responsabilidad de sacar adelante a la Institución, de hacer nuestro trabajo, de dedicarnos a estudiar, de dedicarnos a escribir, de dedicarnos a hacer lo que tenemos que hacer y que estamos mandatados como Institución, porque eso es lo que permitirá, después de todo, superar estos momentos, que a ratos son tremendamente amargos, pero también a ratos son tremendamente convincentes. Porque lo que ocurre, sobre todo por la forma en que se dicen y se ponen estas cosas, en que se esparcen los rumores, en que se publican o no publican anónimos, informaciones con todo tipo de intencionalidades, lo que pasa ciertamente, es que estamos cabalgando. Ya lo dijo hace tiempo Cervantes: "hay que dejar también que los perros ladren".

Muchas gracias.

 

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Notas
1. Prof. Maria Isabel Flisfish. Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades.
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