Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Inauguración del Año Académico 2003 del Campus Sur.

(Transcripción)

Desde luego, después de lo que nos ha dicho Diana Compte (1 ) hay que procurar salir rápido de acá, por la probabilidad de lo que ella llamó, tan elegantemente, "la posible ocurrencia de un evento interesante". Yo quiero agradecerle a ella lo que ha hecho por nosotros, de explicarnos un poco parte de lo que yo ahora voy a mirar desde el punto de vista del historiador, lo cual constituye uno de los elementos más fundamentales que conforman nuestra cultura, nuestro desarrollo, nuestra constitución como sociedad. Ella nos ha recordado muy bien, además, lo que hace la Universidad de Chile en esto, y que muchos desconocen, y que muchos creen que es parte de un pasatiempo o de algo que funciona siempre muy bien financiado. Ella misma nos ha dicho el esfuerzo que hay que poner para que esto efectivamente ocurra para el país, y que tenga algún tipo de retribución, al menos, en el reconocimiento que el país le brinda a la Universidad de Chile.

Yo quería manifestar cuán alegre me resulta el estar en la inauguración del año académico de un Campus. Recordar que esto no ocurría hace algunos años, y recordar también lo importante que es, como lo ha indicado el Decano Julio (2), el seguir trabajando en la dirección de consolidar a un Campus como una estructura académica que necesitamos para organizar mejor a la Universidad de Chile. El poder compartir los recursos, el poder potenciar nuestro trabajo en el área de pregrado, por ejemplo, donde estamos trabajando en la dirección de una reforma destinada a la integración y a la transversalización de la enseñanza es un ejemplo clarísimo de las ventajas que tiene la colaboración decidida -como debe ser- entre las facultades y el Instituto de Tecnología de Alimentos. Y este campo ha avanzado en esa materia mucho más que los otros, desde luego con la excepción de Ingeniería, que es un Campus mucho más contenido, mucho más definido y mucho más histórico. Pero los restantes, en el campo de lo que llamamos ciencias de la salud, en el Gómez Millas, en el Andrés Bello, los avances han sido todavía menores, y este Campus se ha constituido en un buen señero, respecto a esa colaboración que es tan importante para utilizar mejor nuestros recursos, pero por sobre todo para poder abordar las preguntas que existen en nuestras disciplinas desde un punto de vista multidisciplinario, que son el tipo de problemas que tenemos que enfrentar hoy y tendremos que enfrentar en el futuro.

Por lo tanto, salirnos de esta historia de desarrollo, yo diría parcializado, de nuestras facultades, tratando de encapsular nuestras disciplinas para, por el contrario, abrirlo a preguntas que son de carácter interdisciplinario y que, por lo tanto, se acercan mucho más a la realidad y a los problemas que estamos enfrentando en la actualidad, ciertamente es un avance importante, y por eso constituye desde el punto de vista estratégico un elemento fundamental para el desarrollo de la Universidad de Chile.

Desde luego, lo mismo es válido con respecto al desarrollo del posgrado; y todavía aquí, de manera mucho más importante, con relación a la necesidad de poder hacer interactuar a nuestras distintas disciplinas, a nuestros distintos académicos, en la posibilidad cierta de fortalecer a la Universidad de Chile en un área que es crucial para el país.

Pero junto con esto, quería también referirme a la situación que está ocurriendo, y lo he hecho en las distintas unidades académicas donde he podido, con lo que justamente un pasquín que circula en Santiago, llamó el otro día, "tiembla la Universidad de Chile", y que recoge posteriormente otro periódico -siempre muy amigo nuestro- y manifiesta, "terremoto en la Universidad de Chile", y que tiene mucho que ver con la clase que hemos escuchado (3), pero creo que aquí lo primero que hay que hacer, y eso lo aprendí de Diana, es caracterizarlo. Lo que hay, y yo quiero en este sentido llamar a la tranquilidad de la comunidad universitaria, son investigaciones sobre diversos contratos que han suscrito unidades académicas de la Universidad de Chile. Contratos que investigados y sumados, durante el año 2002, por ejemplo, deben alcanzar montos que están entre los mil y 2 mil millones de pesos en su conjunto.

El año pasado la Universidad de Chile generó, como ingresos propios, 60 mil millones de pesos. De manera que, puesto en perspectiva, se está examinando una parte de los contratos, de los compromisos que ha hecho la Universidad en distintas materias con el Ministerio de Obras Públicas y que están cuestionados. Y están cuestionados por qué: están cuestionados porque en el Ministerio de Obras Públicas, muchos de esos contratos fueron aparentemente mal utilizados para pagar sobresueldos, se dice, o para financiar otro tipo de actividades. Nosotros ciertamente, yo no quiero repetir aquí lugares comunes, vamos a colaborar en todo lo que sea necesario, y lo estamos haciendo con esas investigaciones. Creo que eso no es, obviamente, decir nada nuevo, porque aparte de ser un deber, es una voluntad decidida -y así lo hemos conversado en las distintas instancias de la Universidad-, porque nos parece grave que se haya utilizado a la Universidad y a los mecanismos de contratos de ésta, para que eventualmente se hagan cosas como esas que no son, ni siquiera vamos a decir ilegales solamente, sino que contienen un cuestionable sentido también de moralidad.

Junto con eso, también y por cierto, aquí si se encuentran responsabilidades, habrá que castigar a quienes tengan responsabilidades, pero lo que no podemos aceptar es que existan culpables igual a procesados o acusados. Las acusaciones no denotan culpabilidad de las personas y desgraciadamente los procesos judiciales son tremendamente largos y complejos. Yo he tenido que gastar una gran cantidad de tiempo en aprender sobre el funcionamiento del sistema y es tremendamente complejo. Por lo tanto, estamos frente a un problema que todos los especialistas, me dicen, va a tener años de duración, años de sumario, años de titulares, años de personas que van a entrar y salir de estas condiciones, de acusaciones, porque evidentemente aquí autoridades de la Universidad firman muchos convenios, muchos contratos, muchos documentos. Y evidentemente que muchos de ellos también pueden ser cuestionados y pueden ser objetados hasta que no se demuestre que no ha habido, desde el punto de vista de la Universidad, una acción dolosa finalmente.

Estos son los avatares superficiales de lo que se ha llamado "el terremoto". Pero yo quiero indicar también cuál es la falla que subyace a todo esto. Yo aquí quiero ser bien sincero, porque siempre lo he sido frente a la comunidad universitaria, aquí la falla está en que a nosotros se nos obliga a financiarnos como una entidad privada. El año pasado el aporte del Estado total a la Universidad de Chile fue de un 23% de su presupuesto, lo cual nos obliga a hacer contratos, a contraer compromisos, a que los conjuntos artísticos tengan que vender sus presentaciones, a tener que conseguir auspiciadores para todo, hasta para instalar sismógrafos; auspicios de empresas, compromisos, compromisos, compromisos, y nos aplauden. Y un señor el año pasado dijo que "no debiéramos seguir llorando por recursos, sino que seguir generando recursos". La Universidad ha hecho un enorme esfuerzo. El Hospital Clínico de la Universidad de Chile ha hecho un enorme esfuerzo: genera el 90% de su ingreso por la venta de la vía de servicios. Entonces, al final del día, ¿qué es lo que ocurre? Ocurre que somos una Institución estatal y tenemos que responder muchas veces con reglas que no tienen nada que ver con aquello que nos obligan a hacer durante todo el día. A mí me parece que no es posible seguir aceptando esa situación. No podemos seguir siendo durante el día una empresa privada en donde los estudiantes son clientes y en donde los académicos tienen la obligación de generar recursos, porque si no los sueldos son efectivamente miserables (ni siquiera los que se han mencionado como miserables que se aplican a algunas autoridades de Gobierno). Pero en la tarde, o en las noches, somos una entidad pública, estatal, que además tiene que responder por otras cosas. Pero no sólo esta gravedad, sino la gravedad también de ir perdiendo el sentido institucional. Ésta es una Universidad del Estado de Chile, así dicen sus actuales estatutos y así dice su nuevo proyecto de estatuto. Ésta no es una Universidad que se creó para maximizar las ganancias del Consejo Directivo, o del Directorio, o de los profesores o de las autoridades. Ésta es una Universidad que se creo para servir a Chile. Fue definida, creada y protegida, siempre, como una Universidad estatal. Su propósito central es desarrollar el pensamiento, desarrollar la crítica, desarrollar la acción por Chile, como se hace en sismología, como se hace en medicina, como se hace en arte, como se hace en las ciencias sociales: como lo hacemos y lo hemos hecho históricamente, con generosidad siempre, porque tenemos esa vocación de entidad del país.

Sin embargo, esta entidad del país tiene un 77% de financiamiento propio, parte de lo cual se le carga a los estudiantes y más del 40% a la generación de ingresos. Entonces, la falla fundamental está en que no sabemos qué es lo que tenemos que hacer dependiendo de la hora del día: uno, unas horas del día se siente el gerente de una empresa, y otras horas del día se siente una autoridad académica que tiene que tomar decisiones sobre problemas fundamentales para el desarrollo de la Institución y del país. Eso no encuentro que ya sea más aceptable. Lo hemos dicho tantas veces, lo hemos escrito tantas veces, lo ha declarado tantas veces el Consejo Universitario y distintas autoridades, no solamente, por cierto, bajo mi gestión rectoral. Llevamos en esto más de doce años, porque toda esta novedad comenzó a ocurrir el año '81, (sin por cierto que ninguno de nosotros tuviese la oportunidad, siquiera, de opinar sobre estas materias).

Hemos reclamado tantas veces que el Estado tiene que tener una responsabilidad distinta. Se nos dijo primero: "el primer Gobierno de la Concertación será el Gobierno de la Educación Básica". Después se nos dijo: "el segundo es el Gobierno de la Educación Media". Y siempre estuvimos en la perspectiva que el tercer Gobierno de la Concertación iba a ser el Gobierno de la Educación Superior, donde se iban a abordar de verdad todas estas materias que tienen que ver con calidad y con equidad. Lo dijimos el año pasado en la inauguración del año académico y hoy día profundizo eso: estamos muy decepcionados, porque el Gobierno no ha movido nada fundamental. Ha movido piezas secundarias tratando de renegociar el Crédito Universitario con los que ya salieron de la universidad, creando un sistema de acreditación que, permítanme decirlo, es bastante discutible y bastante objetable, para efectivamente regular el sistema, y creando un sistema de crédito para las universidades privadas, que ni siquiera tienen acreditación y que, seguramente, van a producir los ingenieros que producen ese tipo de edificios que durante los terremotos se ponen a prueba.

Yo creo que llegó el momento fundamental, decisivo, de exigir una definición de política distinta. O sea, ya no es más posible esperar que surja la voluntad de alguna parte, o que nos digan desde alguna parte lo que tenemos o no tenemos que hacer. Yo creo que es muy importante que la Universidad se movilice en esa dirección. Yo he estado planteando este tema en todas las unidades académicas, porque esto no se trata de que vamos a salir a quemar neumáticos en alguna parte de Santiago. Aquí se trata que tenemos que pensar, como comunidad, qué es lo que tenemos que hacer para defender el futuro de la Universidad de Chile. Porque si el año pasado el financiamiento del presupuesto por parte del Estado fue un 23%, nótese que era más de un 30% hace 10 años atrás, y por lo tanto en 10 años más vamos a estar con un 12% y así sucesivamente. O sea, este es un proceso de privatización que está ocurriendo a vistas de todo el mundo. Yo lo he dicho, yo no estoy interesado en ser Rector de una universidad privada. Yo estoy interesado en ser Rector de la Universidad del Estado de Chile. Eso es lo que "El Mercurio" lee como que el Rector renunció o va a renunciar: no. Es que yo no quiero seguir en un escenario en que estamos trabajando no sabemos realmente para qué y en qué condiciones.

Por lo tanto, en la inauguración de este año académico, también, permítanme hacerles un llamado serio, convencido, decidido, a que hay que defender esta Institución. Si no defendemos esta Institución, si no planteamos efectivamente que se creen los mecanismos para proteger su vocación nacional y pública, estamos entregándola, simplemente, a una privatización que no tiene sentido para el país, y como han demostrado los hechos desde el año '80 en adelante, podrá ser entonces en el futuro, también, irrecuperable.

Yo quiero que este tema se piense y se medite. No estamos aquí haciendo un discurso simplemente para inflamar, estoy llamando la atención sobre un problema que es central, un problema que no ha sido atendido y un problema que, por el contrario, ha sido escondido tanto por las autoridades del Estado de Chile, como por cierto por los medios de comunicación y quienes dicen que compiten con nosotros. Yo creo que llegó el momento de decir: hasta aquí llegamos. Aquí es fundamental que el Estado de Chile tome una determinación de qué es lo que quiere hacer. O nos privatiza, o asume la responsabilidad que tiene que tener con una Universidad que ha sido históricamente construida para un propósito distinto de lo que creen muchos: servir al país.

Muchas gracias.

 

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Notas
1. Prof. Diana Compte. Directora del Departamento de Geofísica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.
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2. Prof. Guillermo Julio A. Decano de la Facultad de Ciencias Forestales.
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3. Se dictó la Clase Magistral "Sismología: arte, intuición, suerte o algo más", por la Prof. Diana Compte.
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