Discurso del Prof. Luis Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de Homenaje "Mujer Generación Siglo XXI", en el marco del Día Internacional de la Mujer.

(Transcripción)

Dijo la Vicerrectora (1) que se habían ganado el derecho de ocupar el Salón de Honor. Y es cierto que es poco lo que hay en la historia de ceremonias como ésta, donde las mujeres universitarias se reúnen para celebrar una ocasión, que se constituye en una buena excusa para reconocer que la mujer en la Universidad tiene un rol muy importante. Y debe tener un rol muy importante; porque, como Fernando Valenzuela (2 ) me ha dicho tantas veces, la Universidad es una mujer difícil, y porque en la Universidad, que es ésta mujer tan difícil, predominan las ideas, que son otras mujeres difíciles. Pero todo eso también nos recuerda que lo femenino tiene mucho que hacer en nuestra Institución, y que la discriminación contra la mujer -que ocurre en nuestra sociedad por tan distintos medios, y desde luego se refleja en el hacer universitario- no sólo se constituye en una injusticia desde el punto de vista de las fuerzas sociales y de nuestra organización, sino que también se convierte en una forma de hacer anti-universidad.

Por eso, el que las mujeres estén acá, significa que ocupan el sitial que les corresponde en esta Institución; porque la mujer, además, es lo más representativo de la vida, de la esperanza, que siempre debe ser parte del alma de la Institución, como el alma de la institución es, también, la realización de las personas y la búsqueda: todos elementos femeninos que circundan diariamente en lo que hacemos y muchas veces no hemos tenido el espacio para darles a conocer a nuestras mujeres académicas, funcionarias y estudiantes, cuan importantes son para nosotros, cuan importantes son para lo que hacemos. Porque no es sólo la presencia diaria y no es sólo esta hipocresía que muchas veces rodea estas celebraciones: "démosle un día a la mujer y los otros trescientos sesenta y cuatro son para los hombres". Es darles el reconocimiento porque ustedes constituyen una fuerza inspiradora muy importante del trabajo universitario. Ustedes significan mucho desde ese punto de vista, con su sensibilidad y, sobre todo, por lo que es más importante en esta Institución: nuestro cariño, nuestro respeto, nuestro servicio a la vida. Eso lo representan ustedes mucho mejor que nosotros y mucho mejor que nadie, pero pone de relieve, justamente, que una gran institución, como una bien organizada sociedad, sólo puede darse en el contexto de una mancomunada acción de hombres y mujeres. Yo creo que hay tantos espacios en la historia, hay tantas desgracias en nuestra propia historia, que probablemente no estarían en las páginas de los libros si hubiese habido una mujer a cargo de la responsabilidad de las decisiones. Y es porque hay una intuición distinta, hay un respeto distinto por lo que significa la vida, por lo que significa el futuro, por lo que significa el hacer y la inteligencia. Eso son ustedes. Porque, créanme, en los momentos difíciles creo que todos los hombres pensamos en la mujer que nos dio la vida. En los momentos en que hay que agradecer, agradecemos a esa mujer que nos dio la vida. Por eso, el estar acá y agradecer lo que hacen por la Universidad, en gran medida, es lo mismo. Yo estoy a cargo ahora de la Institución. Tantos hombres, y quizás mujeres en el futuro estarán a cargo de esta Institución, y tenemos el deber de agradecer a quienes contribuyen a ello. Y ustedes contribuyen de manera importante por lo que hacen, por lo que sienten, por lo que representan, por lo que significan para nosotros.

De manera, que este homenaje es mucho más que esta acción hipócrita -casi culpable- en nuestra sociedad de hacer algo para las mujeres y organizarles un "coctelcito" para el Día de la Mujer. Es una cuestión más profunda, más significativa. Ustedes son la esencia de esta Institución y es importante que aquí se diga y se subraye. Me alegra tanto que estén estudiantes y funcionarias, porque aquí no podemos segregar por pedazos a esta Institución que es una sola: es de hombres y de mujeres, es una Institución de estudiantes, de funcionarios y de académicos. Es una Institución en que todas sus Facultades y todos sus organismos deben funcionar lo más cohesionadamente posible, porque frente a tanta amenaza externa lo más importante es que esta Institución funcione no sólo con competencia, sino que también funcione con una fuerte unidad. Y qué bueno que esa unidad se muestre, justamente, en uno de nuestros factores más cruciales, importantes y decisivos: la presencia de la mujer en nuestra actividad. Y qué bien que lo haya dicho primero Cecilia Sepúlveda, pero a mí me parece que cuando el mundo nuevamente está amenazado por la guerra, por la violencia, por el terrorismo; cuando nuestra sociedad está amenazada por la mentira, por la especulación, por la mala intención, por la sospecha; cuando todo parece derrumbarse, cuando todo parece explotar, creo que es bueno que este acto de celebración se constituya, también, en un acto por la paz, por la verdad, por la justicia, por el progreso de la humanidad, por el progreso de los seres que estamos en este planeta y al que ustedes han dado y darán vida.

Con ese sentimiento muy fuerte, de que esto tiene que tener un significado más allá de celebrar un día que ya mañana olvidaremos, es importante el compromiso de la mujer y el hombre por construir un espacio de paz y de progreso para la humanidad.

Muchas gracias y felicidades.

 

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Notas
1. Prof. Dra. Cecilia Sepúlveda. Vicerrectora de Asuntos Académicos.
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2. Prof. Fernando Valenzuela. Facultad de Filosofía y Humanidades.
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