Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Ceremonia de presentación del libro "Universidad de Chile, 160 años haciendo historia".

En el marco del 160º Aniversario de la Universidad de Chile.
(Transcripción)

Hoy, como se ha dicho, es el día de aniversario de la Universidad de Chile, y esta ceremonia sencilla reviste una tremenda importancia para nosotros por dos razones. En primer lugar, porque aquí queda un testimonio gráfico, escrito, (y los que somos profesores universitarios sabemos que los testimonios escritos son, finalmente, los que perduran más en el tiempo) respecto del evento y de la significancia que el mismo tiene. Y en segundo lugar, porque este escrito, este libro que se nos presenta, proviene de la Editorial Universitaria: una empresa que orgullosamente ha sido y es parte de la Universidad de Chile, de su quehacer y de su proyección en la cultura y la difusión del trabajo intelectual, científico y artístico.

Ésta es una Universidad que ha ejercido una incidencia importante en la vida nacional. Pero no es solamente una incidencia importante desde el punto de vista de los aspectos formales, desde el punto de vista de que siempre ha sido la gran Universidad, sino de la trascendencia de las tareas que esta Universidad ha asumido desde su fundación. Hemos destacado tantas veces, pero no hay que cansarse de hacerlo, que ésta es, y debe ser, la institución desde donde se piense al país. Un país, una sociedad en marcha, precisa de una institución o instituciones que con amplitud, con profundidad, con generosidad, con trascendencia, la miren y sean capaces de proponer las ideas, las propuestas, las críticas y los aplausos sobre la marcha, sobre el futuro, sobre el camino que viene y el camino que se ha recorrido: eso ha sido la Universidad de Chile. Ha sido ese aporte a través, naturalmente, de la investigación y de la creación, pero también ha sido ese aporte en términos de sus egresados.

Sólo hoy día hemos descubierto allá, una placa en que están los nombre de los ex Presidentes que han sido alumnos de esta Casa de Estudios. Y dejamos un espacio importante en la parte de abajo de la placa, porque esperamos que muchos más líderes creados en estas aulas conduzcan los destinos de Chile. Porque estamos formados para mirar justamente al país con la amplitud, con la generosidad, con el espíritu constructivo que un Chile que se desarrolla necesita.

Ésta no es la Universidad para las sectas, no es la Universidad para las visiones unilaterales del mundo. Ésta es la Universidad de la tolerancia, de la amplitud, donde lo único que vale es la calidad de las ideas, y donde lo único que importa es la calidad de las personas que salen con su diploma bajo el brazo a desempeñarse allá afuera. Por eso estamos tan orgullosos de lo que hemos hecho. Nunca hemos sido una institución protegida por grupos políticos, religiosos, filosóficos y de ningún tipo, porque aquí todos tenemos cabida. Y es importante que todos tengamos cabida, porque sabemos que la búsqueda de la verdad es un proceso complejo, múltiple, difícil, en el cual hay tantas visiones que deben integrarse para poder generar, por lo menos, el atisbo del camino correcto. Eso ha sido esta Universidad. Ha sido esta Universidad la creación intelectual, artística y cultural de Chile. De aquí han salido todos los premios nacionales en el mundo de la plástica y en el mundo de la música. Aquí se ha creado, se ha generado, se ha escrito la historia de Chile, se ha hecho mucho de lo que tiene que ver con la proyección de Chile, y queremos seguir haciéndolo. Por eso pensamos que esta institución no puede ser entendida, como a veces pretenden, como una universidad donde se preparan profesionales y donde, de repente, por ahí se escribe un trabajito, un librito. Ésta es una universidad donde se hace un trabajo universitario en serio y profundo, donde incentivamos a nuestros académicos a vincularse profundamente con el país y sus problemas, donde empujamos a nuestras Facultades a innovar permanentemente en lo que están haciendo, y en donde, por sobre todo, queremos mantener una calidad que muchas veces se puede sacrificar en función de los costos. Pero, nosotros creemos que esa es la ganancia de hoy día, y el hambre de mañana.

Estamos preocupados de mantener una universidad para el futuro de Chile. Por eso los 160 años son tan importantes. Estamos aquí todavía fuertes y convencidos del ideario que nos dejara nuestro fundador: somos una Universidad nacional y pública, somos una Universidad tolerante, somos una Universidad de calidad, y cuyo norte es, esencialmente, las necesidades de Chile y de su pueblo. Por eso es que es tan oportuno este homenaje, este regalo que nos hace la Editorial Universitaria, porque allí, en ese libro, hay un recuento fantástico, integrado, sobre la historia de la Universidad. No la historia descriptiva, no la historia meramente por capítulos de los hechos puntuales, sino una historia que tiene esta dirección de plantear estructuralmente cuál ha sido el aporte de la Universidad de Chile al país y al Estado que le dio creación.

Todos deben saber, la Editorial Universitaria pasó por un momento, ni siquiera voy a decir difícil, voy a decir que pasó por un momento en que definitivamente su vida se extinguía por malas decisiones financieras. Allí están los tribunales para determinar cuáles fueron las causas, los orígenes, cuáles fueron las formas que eso revistió y dónde están las responsabilidades. El hecho es que la Editorial Universitaria probablemente debió haber cerrado sus puertas y debió haber pensado, como quizás muchos los hicieron, en dar vida a otra cosa. Pero no quisimos, y tomamos la decisión de recuperar esta empresa que ha hecho, históricamente, un aporte tan importante a la cultura, a la difusión del trabajo científico, del trabajo intelectual de la Universidad, pero también de todos.

Ésta nunca ha sido solamente una Editorial como privilegio para los académicos de ella. Ha sido una fuente importante para nuestros profesores, pero es una Editorial que está abierta al país. Nos interesa que esté a disposición de nuestros jóvenes y de la gente lo mejor, y hemos abierto tradicionalmente nuestras puertas para ese aporte y para que eso ocurra. Hoy día la Editorial es, entonces, capaz no sólo de decir hemos salido adelante, sino que además traer esto de regalo a la Universidad. Porque es lo mismo que habría hecho Gómez Millas o Juvenal Hernández, lo mismo que habría hecho cualquier Rector con el corazón bien puesto en el centro de esta Casa.

Por eso reconozco doblemente este aporte, porque se aprecia la historia de esta Universidad que significa tanto para Chile, y porque simboliza este punto de quiebre importante de una iniciativa, de una creación, de una idea de la Universidad que estuvo en grave riesgo, pero que hoy día emerge nuevamente fuerte, bella, trabajadora, como siempre hemos querido que sea una editorial, justamente para enriquecer a Chile, para enriquecer a su intelecto, para dedicarse a los jóvenes y a los niños.

Yo quiero también invitarlos, a cada uno de ustedes, a que conozcan en el Patio Ignacio Domeyko el stand que Editorial Universitaria puso en la Feria del Libro de este año, y que cada uno de ustedes retire un libro de estos como obsequio, para que se lo lleven y hoy día, quizás en la noche antes de dormir, lo hojeen y se den cuenta de que Chile probablemente sería un poco distinto sin la Universidad de Chile.

Muchas gracias.

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