Palabras del profesor Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile en el acto oficial de celebración de los 160 años de la Corporación.

Nuestra querida institución se encuentra celebrando 160 años de aquel histórico acto en que el estado chile le diera vida. Con ello se iniciaba el majestuoso surcar de esta barca maravillosa en el mar profundo del conocimiento y de la educación, siempre al servicio de chile y de su pueblo. A las puertas de este siglo, el tercero en que domina la presencia de la universidad de chile en la república, resulta imprescindible reflexionar sobre su aporte fundamental al desarrollo de la patria, a su adelanto en materia cultural y científica, a la constitución de las instituciones que han hecho madurar nuestros proyectos políticos, económicos y sociales. Esta reflexión sobre el rol de la universidad de chile es tanto más importante en días en que nuestros quehaceres como sociedad tienen mucho que ver con los precios, pero lamentablemente poco con los valores fundamentales.

En estas aulas se ha generado un pensamiento sobre chile, se han formulado muchas de las propuestas que han permitido el progreso del país. Se ha aportado en forma fundamental a través de la creación y la investigación en todos los campos. De esta universidad han egresado tantos y tantas que se han constituido en un aporte importante a chile por su rol destacado en la política, la empresa, la intelectualidad o el arte. Allí están, como un ejemplo, nuestros ex alumnos que han ocupado la máxima magistratura de la nación, y que simbolizan el aporte que tantos mas, desde el sector publico, el parlamento o el poder judicial, o bien desde el sector privado, el aula, el taller o el escenario, han proyectado en acciones y en modo de vida las enseñanzas adquiridas en la universidad, y el espíritu de servicio al país que desde aquí ha de seguir fluyendo como un factor distintivo esencial, y como tarea ineludible para esta institución nacional y publica.

Chile debe mucho a su universidad de chile. Pero es que la universidad se debe a chile y sus problemas, convertidos ellos en el norte fundamental de un trabajo académico que precisa ser preservado como un tesoro. no se trata en los días presentes de crearle a la universidad odiosas situaciones de privilegio ni rodearla de protecciones discriminatorias. No; se trata simplemente, de poner en juego reglas que privilegien la calidad como el factor fundamental para un sano desarrollo del sistema universitario, y que reconozcan que el rol de esta universidad va mas allá de la mera producción de profesionales y de ideas o propuestas "útiles" en un sentido puramente financiero. Se trata, mas bien, de permitirle que siga siendo un centro desde donde se piense ampliamente a chile, y no se le restrinja a implementar una visión estrecha de la docencia formativa o limitada a ser una productora de investigación y servicios rentables en una perspectiva de corto plazo. Se trata de aprovechar adecuadamente su rica dotación humana, sus instalaciones mantenidas con mucho esfuerzo para apoyar la investigación científica y tecnológica, de proyectar con fuerza su vocación nacional y publica y el espíritu fundacional que domina el desempeño diario de la institución.

Lo que pedimos es una política universitaria que otorgue un espacio definido a universidades complejas como esta, que cumple un rol nacional en términos de sus preocupaciones fundamentales, que esta obligada a mantener su tradición de tolerancia y amplitud a todas las ideas. Se trata de dar una señal al sistema, considerando que el quehacer universitario es, en ultima instancia, menos un objeto de transacciones de mercado y más una actividad que da forma a la ambición de servir y de poner la inteligencia al servicio de los objetivos nacionales, no solo con relación a los problemas de corto plazo, sino también en aquellos que aun ni siquiera manifiestan sus efectos incidentes en la vida del país.

El gran reto de chile es el de otorgar mayor calidad a la educación, y de proyectar a la misma en formación ciudadana y en la creación de vocaciones de servicio publico y de respecto al prójimo nosotros estamos dispuestos a ponernos a prueba diariamente para ratificar el propósito de mejorar en el hacer académico y elevar los estándares para estar a nivel del cambio en el mundo al que chile desea integrarse exitosamente. Lo que también ambicionamos es una formación integral, mucho mas allá de lo estrictamente material, profunda en lo valórico y lo humano. Lo que queremos es que nuestra investigación sirva efectivamente al salto económico y social que chile se propone, y que precisa también conocer mas sobre su propia realidad social. Para ello se precisa una política publica consistente con los grandes objetivos que alienta el país, y que no se conforme solamente con la mayor cantidad de personas que esta inserta en la educación superior estamos comprometidos con el fortalecimiento de la educación publica, en la responsabilidad profunda de formar a nuevas generaciones en el espíritu de compartir, de entregar generosamente, de medir su efectividad no solo por medio del éxito individual sino también de la necesaria entrega para que prevalezca el progreso colectivo.

Nuestra universidad ha estado históricamente abierta a la practica del cambio necesario para aportar a chile y su desarrollo integral. Se equivocan quienes diagnostican que uno de los problemas de la institución es la falta de cambios sustantivos frente a la realidad. Bello erigió una universidad cuyo rol fundamental se concebía en la investigación y la creación intelectual y científica. Fue a poco andar que Domeyko introdujo una fundamental transformación, trayendo hasta esta casa la formación docente que se convertiría en el tiempo en una rica y diversificada formación profesional destinada a satisfacer necesidades de país. Mas tarde, se dio vida a un esfuerzo fundamental para aportar a la educación chilena por medio de la formación de nuestro instituto pedagógico, marcando un hito definitivo en la edificación de una mejor educación ampliada a todo chile. Barros Arana y Valentín Letelier hicieron esfuerzos preclaros para incorporar en modo efectivo y sistemático la investigación social y pedagógica, como también el desarrollo de investigación aplicada en áreas de prioridad nacional. Con Juvenal Hernández, la institución experimenta un salto decisivo al crearse un sinnúmero de nuevas facultades, y generarse una visión de extensión cultural y artística que, nuevamente, no tendría por propósito sino el responder a las necesidades de país. asimismo, la tarea de llevar la universidad hacia el país todo, por medio de nuestras sedes regionales y las escuelas de temporada, tiene mucho que ver con Hernández y con Gómez Millas, quienes dieron vida al proyecto de la universidad en regiones.

la historia de la universidad de chile ha estado marcada por los cambios que responden a necesidades de país, sin mas propósito que el de servir a las necesidades de chile y de su pueblo -mandato fundacional que en esta casa aun resuena fuerte y claro. La historia de la institución no la muestra anquilosada, esperando -como algunos creen-- que los recursos lleguen por simples rogativas al poder de turno. Por el contrario, nuestra historia muestra una profunda vocación de transformación de acuerdo a las necesidades de país que detectamos cruciales. Es ese mismo espíritu el que nos ha llevado en la ultima década a formar un centro nacional del medio ambiente, a dar forma a un instituto de asuntos públicos, a crear una universidad de la tercera edad, a generar un alto número de doctorados de primera línea, incluyendo salud publica, historia y humanidades. Nos ha llevado a enriquecer la formación humanista en nuestras carreras, y a consolidar un hospital clínico como líder en medicina de alta complejidad y que se extiende a otras regiones del país. Por ello también modernizamos nuestra gestión, nuestras formas de gobierno -radicadas en un nuevo estatuto orgánico-y proponemos nuevas estrategias para llevar el arte y la cultura a la nación.

Para mantener ese espíritu de progreso e innovación estamos trabajando fuertemente, teniendo el servicio a chile como único norte, y ningún otro criterio circunstancial o menor. Por ello también estamos iniciando una fundamental reforma de nuestro pregrado, desarrollando una rica actividad de relación con la empresa, con el sector publico y con el resto del mundo. Por eso estamos empeñados en profundizar en nuestros doctorados y generar nuevas y potentes líneas de investigación y creación.

no nos equivoquemos. Aquí no le tememos a las transformaciones, ni tampoco a enfrentar los retos que nos obligan a esforzarnos aun más en el cumplimiento del trabajo académico. No le tememos a luchar diariamente por ser la institución de mayor calidad. Le tememos sí a las visiones estrechas y mercantilistas de la educación y la investigación. También nos oponemos a los fundamentalismos que ven en esta institución una permanente amenaza. Rechazamos la falta de comprensión de la historia de chile, que nos enseña que el futuro se construye preparando el capital humano que adelante los problemas, que lleve el conocimiento al hacer productivo y así provoque el mejor hacer distributivo que requiere el progreso. No concordamos con quienes ven en la educación solamente un instrumento de realización individual, y parecen no comprender el fundamental rol de la misma en movilidad social y realización a nivel del colectivo.

No queremos estar ausente de chile y sus problemas. Especialmente en estos días, en que nuestra sociedad se ha visto convulsionada por noticias y denuncias de todo tipo que afectan profundamente a distintos estamentos e instituciones, incluyendo partidos políticos, la iglesia católica, y organismos de la defensa nacional. Se trata de problemas que afectan profundamente a nuestra sociedad y mancillan instituciones que merecerían respeto en el marco de un país que también respeta su democracia y sus valores. No hay que desconocerlo: aquí también incide de un proceso no desligado del afán pecuniario que radica en una prensa dispuesta a cultivar el sensacionalismo. Pero las acciones denunciadas constituyen el reflejo de un serio deterioro de valores fundamentales, proceso grandemente influido por la tendencia a convertir lo material en el patrón fundamental, y en un medio en que se ha desdibujado la vocación de servicio y los ideales del compromiso. Nuestros valores se ven desplazados desde la vocación de servicio hacia el afán de enriquecimiento, envolviendo incluso la generación de víctimas inocentes para cumplir con condenables fines individuales. No es posible, que un país como el nuestro, en que la tortura y la muerte dominaron el escenario de dos décadas, sea hoy día un país estremecido por irregularidades y conductas reprochables.

Las piezas de análisis constituyen un cuadro preocupante. Se trata de una crisis moral de profundas raíces y amplias manifestaciones, frente a la cual es hoy mas que nunca importante volver la mirada a la formación de las nuevas generaciones. El país debe enfrentar preguntas cruciales a tal respecto ¿será posible que un país mejor pueda generarse a partir de una realidad de segmentación social y económica que la educación no derrota sino que, mas bien, replica? ¿Será posible cambiar nuestra estructura valorica si la educación superior -que es la que forma las capas dirigentes-- es concebida exclusivamente como un simple intercambio comercial? ¿Cuál debe ser la señal que hemos de entregar como sociedad -- definitivamente-en torno a la vocación de servicio publico y a principios olvidados como la generosidad, el desinterés, el bien publico?

Nuestra institución ha observado y colaborado con el país a lo largo de casi toda su vida republicana. se han advertido logros y fracasos, y muchas inflexiones y cambios importantes en la realidad social, económica, política y cultural. Hemos observado dolores y procesos que han incidido en la subsistencia de heridas y problemas del pasado. Hemos visto tanto sueño edificado con esperanza, pero destruido por nuestra pequeñez y el sino histórico de un país con enormes contradicciones sociales. Quizás, la enseñanza más crucial de todos estos tiempos, sea que el liderazgo conductor resulta fundamental para enfrentar con proactiva decisión las graves depresiones que afectan el camino hacia los logros nacionales. Y junto a ello, esta el rol de las instituciones que constituyen el símbolo de la vida republicana, la mirada permanente a la historia y al futuro, y que, a la vez, simbolizan el poder de la razón, de la moral y de la inteligencia.

Por ello, queremos aprovechar esta ceremonia de celebración para hacer un llamado a chile desde nuestra universidad. Un llamado a que sea la unidad del país lo que permita superar con mirada de futuro una situación presente difícil, pero que debe servir como una oportunidad para salir exitosamente adelante. Un llamado a que el liderazgo del presidente de la república, constituya el fundamento principal para que chile vuelva a confiar en sus instituciones y en sus servidores. Un llamado a que las instituciones todas puedan transparentar su accionar y castigar ejemplarmente las violaciones a los principios básicos de ética y respeto. Un llamado a que volvamos a convertir a la educación, por medio de un gran esfuerzo nacional, en la formación sólida, efectiva y productiva que todos esperamos para poder caminar hacia una sociedad con mayor progreso, mas justa y más integrada.

Pero también un compromiso. Nuestra universidad pondrá el tema de la institucionalidad como prioridad en su agenda de trabajo. , Redoblaremos nuestros esfuerzos para consolidar una formación profesional que este rodeada de valores fundamentales para la sociedad eficiente y solidaria que soñamos. Un compromiso de avanzar en las reformas que nos hemos planteado, pero sin olvidar que un norte fundamental en nuestro trabajo, es el de formar a nuevas generaciones de lideres para chile, y que ellos deben estar perfectamente imbuidos de las cualidades valoricas de quienes llegan aquí a recibir y salen de aquí a entregar generosamente a la patria y a sus conciudadanos.

En algunos minutos inauguraremos una placa que recordara diariamente a nuestra comunidad sobre nuestras responsabilidades, representándose el nombre de nuestros ex alumnos que han desempeñado la primera magistratura de la nación. Será ella un ejemplo permanente para los que dirigimos esta casa, en orden a ejercer siempre una responsabilidad basada en chile y su futuro. Constituirá un aliciente para siempre mantener al bien común como el más fundamental de nuestros objetivos en el trabajo académico. Nos acompañan aquí familiares y descendientes de todos nuestros ex presidentes, cuya presencia agradezco emocionado. También están aquí los ex presidentes Patricio Aylwin y Eduardo Frei y nuestro actual presidente don Ricardo Lagos. No solo nos ayudan a mostrar la trascendencia sublime de esta institución, sino que comprometen nuestras responsabilidades ineludibles ante la historia y la sociedad chilena por seguir brindando a chile el trabajo de una gran universidad de chile.

Este es el marco en el que formulamos con fuerza un llamado para que chile salga adelante, supere los momentos presentes, con el esfuerzo de todos, con visión de estado, con generosidad, con respeto a las instituciones, con compromiso de futuro, con amor a la patria, con especial responsabilidad frente a nuestros niños y jóvenes. Bello, Valentín Letelier, Juvenal Hernández, Gómez millas y tantos otros dignatarios de esta emblemática casa de chile, están contentos hoy, porque la fuerte presencia que marcaron en nuestro hacer y nuestro devenir se manifiesta así nítidamente, con generosidad y relevancia en este 160 aniversario, cumpliendo con el curso indispensable que mantiene nuestro eterno navegar.

Feliz cumpleaños, querida universidad.

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