Palabras del profesor Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, con motivo de la asunción del nuevo Decano de la Facultad de Ciencias, profesor Raúl Morales

Esta ceremonia forma parte tanto de la tradición como de la modernidad en la vida universitaria. el traspaso del mando de un académico a otro para ejercer la tarea de conducir los destinos de la facultad, es parte de las practicas que han dominado el quehacer y el ser universitario a través del tiempo. Constituye ello un aspecto vital del ceremonial universitario, que nos convoca, en su forma práctica, a escuchar una cuenta sobre la marcha de la institución, y conocer sobre las perspectivas que se plantean para el futuro. Al mismo tiempo, sin embargo, esta ceremonia tiene que ver con el hecho participativo que debe caracterizar a la universidad conjuntamente con aquel vinculado a la jerarquización académica. Como sabemos, nuestros decanos se eligen por parte del cuerpo académico, y esta ceremonia es una manifestación hacia la comunidad toda respecto del significado del cambio así generado. Constituye ello un fenómeno propio del reconocer a la nueva autoridad, al mismo tiempo que el de saber acerca de sus propuestas y evaluaciones para con ello constituir el debate de ideas que en la universidad debe ser permanente en la conducción del quehacer académico.

Sentimos gran intranquilidad por el espacio de política publica que rodea al quehacer universitario en los días presentes. Por una parte, se trata de un medio en que se evalúa positivamente solo la expansión en cantidad de un sistema que es, a pesar de todo, débil en sus fundamentos y preocupante en sus efectivos alcances académicos y formativos. La falta de regulaciones apropiadas y de una efectiva acreditación institucional y profesional esta conduciendo a un vital decaimiento en la calidad del sistema universitario, que es objeto de incentivos financieros para alcanzar una mayor expansión y mayor énfasis en la docencia. Ello ha de resultar sólo en mayor debilitamiento de la investigación y de la universidad complejas a cargo de la mayor parte de la misma, mientras que los demandantes no son capaces de discriminar, con la información disponible, respecto de los aspectos de calidad envueltos en la docencia. A estos problemas, que reflejan una grave ineficiencia del sistema, ha de sumarse otro conjunto de dificultades que reflejan la presencia de una profunda inequidad, como lo muestra el limitado desarrollo de políticas sobre crédito universitario y sistemas efectivamente solidarios de financiamiento estudiantil que hagan realidad efectiva aquello de que las universidades están reservadas para los mas capaces independientemente de su condición socio-económica.

Pero la otra dimensión preocupante tiene que ver con la investigación en sin misma. Sabemos que existe en Chile un inadecuado financiamiento de la investigación científica y tecnológica, el cual se refleja en la reducida proporción que alcanza el gasto (mas propiamente, la inversión) en esta área, el cual no significa mas de un 0.7% del PIB. Del mismo modo, ha existido insuficiente innovación destinada a financiar por la vía concursable proyectos de mayor extensión temporal y cobertura en términos disciplinarios, que a la vez promueva equipos de investigadores y acciones interdisciplinarias. Frente a los compromisos de elevar el monto empleado en este ámbito, se contraponen las coyunturas financieras, las cuales, últimamente, definen los proyectos y temas de largo plazo que, como la investigación, se ven siempre como potenciales objetos de ajuste presupuestario. en el presente año, como en el anterior, los recursos Fondecyt están prácticamente congelados, no ha existido ninguna cambio en materia de overhead, existe insuficiencia de recursos para becas de posgrado, y no se ha innovado en distribuir mejor el gasto fijo asignado a entidades del estado.

Existe en nuestra sociedad y entre nuestros políticos una visión aun limitada sobre la investigación básica y aplicada; prima una idea que más bien la centra en sus aspectos utilitarios, pero con escasa noción del complejo proceso que envuelve la producción de conocimiento nuevo. la investigación en ciencia es vista por muchos como algo que no debiera efectuarse en nuestra realidad nacional, poniendo mas bien los recursos en adaptación de la creación de otros. Además, este debate se ha imbuido fuertemente de las convicciones de quienes creen que esta actividad se realiza mejor desde fuera de la universidad -sea en centros independientes o en las propias empresas o centros productivos- desconociéndose el fundamental rol de la sinergia entre docencia de posgrado, formación de nuevos cuadros académicos, e impulso del potencial de investigación.

Estos desarrollos son preocupantes, tal y como lo es la ausencia de debate político en la materia y de decisiones especificas. El país espera reasumir su crecimiento después de esta crisis, y seguir avanzando en su inserción internacional. Pero una pregunta gravitante es ¿será eso posible cuando el éxito frente al requerimiento competitivo internacional tiene que ver con valor agregado e incorporación de conocimiento a la producción?. Al mismo tiempo, la otra pregunta relevante es ¿será posible el crecimiento sostenido cuando prevalece una inequidad social tan grande que tensiona permanentemente a la comunidad nacional, y hace con ello menos viable la inversión y el propio crecimiento? Sostenemos que el país sólo puede ser exitoso si invierte adecuadamente en educación e investigación; que solo el mayor potencial creador de conocimiento permitirá el acceso a los mercados que garantizaran estabilidad a nuestro crecimiento. y que solo el esfuerzo educativo dará las bases para superar en el tiempo la vergonzante situación de distribución del ingreso que Chile presenta hoy.

Menciono estos aspectos tan vitales de la política publica, porque los mismos afectan de manera muy directa al quehacer de esta facultad, que es un símbolo en el país y yo diría a nivel latinoamericano, del esfuerzo sistemático que conduce a una alta productividad académica, en un ambiente de escasos recursos. Ciertamente, esperamos un giro en la política pública, pero nos decepciona el enfoque cortoplacista que se emplea para mirar estos temas de tanta trascendencia, como también la visión utilitarista y estrecha con que se examina la formación a nivel superior en general. Estamos esperanzados en la propuesta de duplicar el gasto en investigación, pero observamos preocupados como la misma se pospone, e incluso se revierten los indicadores actuales, debido al particular enfoque empleado para enfrentar la crisis. Estamos esperanzados por el compromiso del gobierno en orden a generar un fondo de inversión en equipamiento mayor para investigación, sobre la base de un préstamo internacional y la necesidad de crear un sistema competitivo en esta materia considerando una efectiva colaboración interinstitucional. También estamos esperanzados en la propuesta que la universidad de Chile ha formulado sobre financiamiento de universidades complejas, y que apoya los planteamientos formulados por el propio presidente de la republica. Esperamos en verdad que se tomen decisiones sobre esta materia que tanto nos afecta.

Pero no podemos esperar que todo venga de soluciones externas. Hay que continuar en el esfuerzo que esta universidad ha puesto en marcha. En la actualidad, se ha cumplido una etapa en que se han generado la nueva institucionalidad, el consenso sobre orientaciones estratégicas de desarrollo, la consecución de un manejo presupuestario de equilibrio y con gran descentralización. En esta etapa se han consolidado también trascendentales proyectos para mejorar la organización y la gestión académicas: en este ámbito se encuentra la reforma del pregrado, la profundización y extensión de los doctorados y la organización de la investigación con nuevos ímpetus tanto en el ámbito de la colaboración interdisciplinaria, como en el animo de apoyar el desempeño de los académicos jóvenes.

Pero en esta etapa es fundamental dar otros pasos fundamentales, para los cuales las anteriores se han constituido en condiciones objetivas. En primer lugar, es necesario repensar nuestra distribución presupuestaria, especialmente en él animo de constituir un fondo de inversión académica que permita sustentar aquellos programas mas alejados de las oportunidades que ofrece el autofinanciamiento o los sistemas vigentes de concurso. Asimismo, y en segundo lugar, las facultades deben llevar a cabo una revisión muy fundamental de sus tareas vis-a-vis la disponibilidad académica y la organización del trabajo, de modo de utilizar mas adecuadamente los recursos, reordenando también los aspectos que tengan que ver con el personal de apoyo, atendiendo especialmente los casos de quienes están en condiciones de jubilar. En tercer lugar, y junto a una revisión de los sistemas de calificación y una consolidación de los de evaluación, debe ponerse fuerte énfasis en la productividad académica en docencia, investigación y extensión.

Aquí hay tareas fundamentales, que no deben ser materia de una simple aplicación autoritaria, sino que deben ir generándose aquellas condiciones que permitan un progreso, sin que ello se convierta en fuente de confito y perdida de autoridad y credibilidad de la autoridad. Nada sacamos con mejorar indicadores, si existen confrontaciones, odiosidades y falta de credibilidad que impidan, mas tarde o mas temprano, un progreso significativo y sostenible. Hay que emplear energía en convencer y avanzar en un programa de reformas. El mismo debe continuar junto a las mencionadas reformas del pregrado, extensión de los doctorados y mantención de una política de descentralización funcional y financiera. en estas orientaciones cumple también un rol importante la consolidación del trabajo de campus, promoviendo la interacción disciplinaria en docencia e investigación.

Hay pues un trabajo importante en ciernes para un periodo que se vaticina como muy fructífero para la Universidad de Chile. Junto a las amenazas que observamos, también se presentan oportunidades de gran trascendencia, como el convenio que Chile ha suscrito en ciencia y tecnología con la Unión Europea, los posibles nuevos similares convenios con Japón y Corea, las posibilidades que nos da nuestra activa inserción internacional como Universidad de Chile, y la necesidad creciente de investigación que el sector productivo enfrenta cada vez más conscientemente. También es una oportunidad el Programa Alban de la Unión Europea, que ha designado a la Universidad de Chile como punto focal de nuestro país para coordinar los estudios de posgrado. Nosotros estaremos dispuestos a apoyar las acciones de esta facultad en forma especial; lo hemos hecho con proyectos que han requerido nuestro respaldo y que son significativos en la modernización de nuestras instalaciones y el quehacer académico. Lo haremos en toda la medida de lo posible por la importancia. De lo que aquí ocurre para el contexto general de la investigación en la universidad.

Quiero desear al nuevo decano, profesor Raúl Morales, el mayor de los éxitos en la conducción que esperamos otorgue a esta facultad hacia un progreso definitivo. Él tiene una experiencia notable en conducir organizaciones académicas, como lo ha probado a través de su paso por la dirección ejecutiva del Centro Nacional del Medio Ambiente. Es un conocedor de la universidad y de la cultura universitaria, como lo probó su muy efectivo desempeño como secretario de la comisión normativa y su activo rol en la discusión de principios en torno a nuestro proyecto de estatuto. Creo que tiene la energía y las ideas para salir adelante exitosamente en el reto que hoy asume. Él sabe muy bien que cuenta con todo nuestro apoyo, desde la administración central, para que ese éxito sea efectivo y rinda así tributo a la larga y reconocida trayectoria de esta Facultad de Ciencias en la Universidad de Chile.

Al ex decano Camilo Quezada quiero expresar los agradecimientos de la institución por el trabajo deesempeñado. Enfrentó periodos difíciles tanto a nivel de esta unidad, como de la universidad toda; ha sido testigo de un cambio que esta ocurriendo, y creo que su aporte continuo al trabajo universitario es algo de lo cual nos podemos beneficiar todos. Compartí con camilo como decano por cuatro años, y luego por otros cuatro en mi desempeño como rector; siempre su consejo, su visión, su experiencia han sido elementos determinantes en momentos difíciles. Siempre he contado con su apoyo para definir aspectos vitales en nuestro desempeño como universidad. Por ello, también agradezco su enorme y fundamental amor por la Universidad de Chile.

A todos uds. queridos colegas, funcionarios y estudiantes, les pido con vehemencia el apoyo que se merece el decano que inicia su periodo, porque con ello apoyaremos no solo una tradición grande y bella que representa esta facultad en su historia, sino también a la Universidad de Chile toda, que enfrenta el desafío de siempre continuar siendo la mejor, para servir a las necesidades de Chile y de su pueblo.

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