Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile en, Ceremonia de Inauguración del Seminario Internacional "Salud Laboral Docente. Un desafío de todos".

(Transcripción)

Me corresponde darles la bienvenida a esta Casa donde tanto tiempo siempre se ha hablado de educación, se originan tantas nuevas y buenas ideas sobre educación para Chile y donde también, durante algún tiempo esas ideas, esas discusiones y esas propuestas se durmieron y se escondieron debajo de algún escritorio.

Pero estamos ahora en el compromiso de volver a poner como centro de sus preocupaciones el problema educacional y, en ese sentido, por lo tanto, no nos sentimos aquí solamente que recibimos a quienes realizan un seminario, sino que participamos conjuntamente en una actividad que se transforma en un compromiso común con nuestro propio hacer educacional, como debe tener una Universidad nacional y pública.

El señor Presidente del Colegio de Profesores lo ha señalado muy bien, aquí hay una preocupación fundamental por lo que en términos genéricos podemos llamar la calidad de la educación, pero eso implica también el compromiso que tiene que tener la educación con los más pobres y, por lo tanto, la necesidad de tener una educación pública que se comprometa efectivamente con la movilidad social, el mejoramiento en lo material y en lo espiritual de la juventud chilena. Sabemos que hay déficit fundamentales, que hay falta de compromiso en lo esencial con el desarrollo de un sistema educativo público de calidad y creemos, desde esta Casa, que eso es algo que se debe rescatar y reconstruir. Porque es importante no sólo por los sueños que el país abriga para los saltos materiales a que aspira, sino también porque tenemos que mejorar la calidad de nuestra vida, de nuestras relaciones como sociedad y mejorar a nuestros jóvenes. Humanizar lo que hoy día se ha materializado y destruido, que es tan importante para que la vida no sólo sea una expresión de vinculaciones materiales, sino sea también un sentido de calidad en la realización más profunda de las personas. Nosotros estamos en la tarea de poner frente al país estos desafíos. Creemos que no se ha hecho lo suficiente y que es muy importante seguir trabajando para que el país pueda avanzar en materia educacional.

Es por esto que este Seminario no nos es ajeno, es parte de lo que queremos hacer y yo me alegro mucho que nuestra Facultad de Ciencias Sociales, como bien corresponde, esté identificada y vinculada con este trabajo, ya que debemos poner nuestro propio trabajo académico en función de aquellas cosas que son importantes para poder darle ese empujón que necesita la política pública en materia educacional. Muchas veces hemos sostenido que la educación es más compleja de los que muchos políticos y muchas personas creen, que es tener niños que son instruidos por alguien y que son pagados por esos niños. La educación es mucho más que una relación de proveedor a cliente. La relación es mucho más profunda que una simple relación de instrucción. La formación requiere que el profesor retome su rol de liderazgo y su presencia en la sociedad como un actor fundamental en la vinculación del presente y el futuro y eso, no me cabe ninguna duda, no está alejado de estos retos que tienen que ver con la salud. No sólo la salud en lo físico, quizás todavía más importante, la salud en lo espiritual, porque el delicado trabajo del maestro, de formar las nuevas personas que se harán cargo de las responsabilidades del futuro, de formar mentes, corazones y personas que sean útiles al proceso productivo; es un trabajo delicado y requiere por lo tanto, que la posición del profesor no sólo sea reconocida, sino que sea también la más adecuada y la más propicia en un trabajo que hoy día es tan difícil. En un ambiente que no sólo es mal remunerado, sino que es un trabajo que también se enfrenta directamente con todos los males de nuestra sociedad.

De manera que hay grandes retos en esta área, y encuentro preocupante e insólito que este sea el primer seminario sobre este problema, pero es un punto de partida. Un punto de partida al cual nosotros nos alegramos de contribuir y ojalá nos juntemos más para pensar sobre los grandes temas y los grandes desafíos que tenemos. Ésta no es cuestión solamente de improvisar discursos políticos o iniciativas que tiendan a dejar conformes a los medios comunicacionales o a nuestra clase política. Aquí se trata de mirar profundamente las necesidades que tiene nuestra sociedad y su desarrollo futuro desde del punto de vista del hacer educativo.

Por eso me alegro que estén todos ustedes acá, ustedes son parte de esta Casa, porque se dedica al trabajo de formar también las nuevas generaciones, y se hayan formado donde se hayan formado, en mi opinión, un profesor es siempre hijo de esta Universidad nacional y pública. Por eso daremos ahora un homenaje a Andrés Bello para ratificar nuestro compromiso con la educación pública junto con el Colegio de Profesores, porque creemos que acá hay una cuestión importante, una cosa olvidada y que tenemos que volver a prestarle atención como lo hicimos en el pasado, como se ha hecho en la historia de Chile, tantas veces, y con resultados que son alentadores. Quizás la tristeza es ver en la actualidad que esos resultados alentadores del pasado se han desmoronado y ha costado sacar adelante las cosas mínimas para que el sector educacional funcione acorde a estas grandes aspiraciones de nuestra sociedad. Considero que este es un grano de arena muy importante para avanzar en la dirección que queremos y poder construir el sistema educacional que Chile necesita. Pero sobre todo, avanzar en el reconocimiento que la sociedad le debe a la tarea del maestro en su compromiso con las nuevas generaciones.

Lo felicito señor Presidente por este seminario, creo que hay que hacer mucho más de estas cosas y a todos ustedes nuevamente bienvenidos a su Casa.

Muchas gracias.

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