Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile en Ceremonia de lanzamiento del libro, "La Sociedad Médica de Santiago y el desarrollo histórico de la medicina chilena",

Sean mis primeras palabras para manifestar la satisfacción de la institución porque este acto tenga lugar acá. Esto es como lo he dicho muchas veces en este tipo de reuniones académicas, la Universidad de Chile no es la que pone el local. La Universidad siente que estos actos corresponden justamente a la esencia de su quehacer y de su tarea, y más aún, tratándose de una entidad como la Sociedad Médica de Santiago cuya vinculación con la Universidad de Chile ha sido extraordinariamente importante a lo largo de toda su historia. Creo que es fácil aventurar que en este mismo Salón, cuya construcción terminó aproximadamente en los mismos años en que se fundó la Sociedad, probablemente han ocurrido muchas de sus reuniones, discusiones, seminarios, y muchos de sus invitados extranjeros han estado acá. En este Salón se han compartido diversas ideas y se ha hecho mucho sobre la Universidad, pero también se ha hecho mucho sobre Chile. Desde aquí han surgido propuestas, ideas, trabajos que han tenido un impacto en el país como se espera de esta Universidad y que han tenido por lo tanto, también, un impacto en la Universidad para su propio quehacer. Por lo tanto, nada más natural, nada más bienvenido que es que la presentación de una obra como esta, auspiciada por una sociedad como la Sociedad Médica de Santiago tenga lugar aquí. Creo, que no exagero al decir, que esta es para la Sociedad Médica, la Academia Chilena de la Medicina, el quehacer intelectual ligados a estas sociedades, el quehacer de creación ligadas a ellas, esta es: vuestra casa.

Y lo segundo es manifestar la alegría por este libro. Yo creo que este libro no sólo surge como la inevitable reflexión de fin de siglo o de comienzo de siglo, que de alguna manera se ha puesto tan de moda en estos años. Sino también, que esta obra corresponde a la necesaria mirada hacia atrás, que probablemente, y estaremos de acuerdo, en nuestro país ha pasado a convertirse en opinión de muchos como algo que está demás; pero la mirada a la historia es tan fundamental para poder mirar el futuro, y tan trascendental por lo demás, para poder mirarlo sin la arrogancia que tiende naturalmente a permear todos los estratos de nuestra sociedad. Mirar el pasado, aprender de la experiencia, recoger de los eventos; ayuda mucho a pensar como somos y, por lo tanto, a pensar cuales son los retos reales que quedan hacia delante. No los retos que tenemos solamente en nuestras mentes a priori y que por la descripción que se nos ha hecho del libro -el que tengo y el que confieso he podido solamente hojear- uno puede aprender mucho de la sociedad chilena de más de un siglo de ella y que sí hay algo importante hoy día, es aprender de aquellos factores de permanencia en nuestra sociedad para poder aprender efectivamente de nuestras falencias y de las correcciones que necesitamos introducir para aquella marcha hacia el futuro que muchos ven con facilidad como un producto automático de los eventos, pero que muchos vemos también, como la necesidad primera de poder comprender qué nos ha pasado, qué hemos hecho, en qué hemos fallado y en qué hemos tenido éxito y por lo tanto, en que condiciones tenemos que seguir emprendiendo el camino hacia el futuro. Yo creo que una obra que mira a una sociedad de tanta trascendencia en la vida nacional y que ha tenido por lo demás una labor directa o indirecta tan importante en la política pública, es una mirada necesaria, tratándose además de un problema que es el problema médico, el problema de salud que constituye como diría probablemente Ferdinand Brodel, uno de los factores de larga duración de nuestra sociedad sobre el cual tenemos que aprender para poder corregir las marchas, acelerarlas o desacelerarlas. Pero sobre todo para aprender que probablemente muchas de las cosas que creemos tan innovadoras no son nuevas y muchas de ellas han mostrado ya fracasos o éxitos de los cuales siempre es tan necesario volver a aprender y aprender.

Yo quiero por último rendir un homenaje en este acto al Prof. Dr. Camilo Larraín. Sé muy bien que él como otros, podría estar en su casa disfrutando un merecido retiro junto a su familia que tanto lo quiere, pero él sigue comprometido con la tarea universitaria que es muy importante que así sea. En primer lugar porque Camilo Larraín como otros profesores de esta Universidad, constituye un ejemplo para tantos jóvenes que a través de ellos aprenden probablemente mucho más de medicina de lo que se puede aprender de un texto de estudio. Es muy importante para nosotros, todos los académicos de la Universidad, porque representa un norte, representa un ejemplo de compromiso y de lealtad con la institución en la que no sólo trabajamos: es la institución a la que hemos decidido dedicarle nuestras vidas. Camilo Larraín ha hecho con esto un aporte escrito, pero creo que mucho más importante que eso, es el espíritu que trasunta esa creación que aquí se nos ha presentado y que hoy día muchos tenemos y tendremos en nuestros anaqueles. Él representa lo mejor de la Universidad y vaya con esto también una lección para los que creen que una Universidad debe ser una entidad formada solamente por jóvenes que están siempre aprendiendo y que marcan, por lo tanto, ese sentido de innovación y de creación para el futuro, lo cual es cierto, pero esa creación y esa innovación no puede estar exenta de la experiencia, de la historia, de lo que ha ido construyendo una institución universitaria como esta, mes por mes, año por año. Eso es lo que ha hecho Camilo Larraín en la Facultad de Medicina donde tanto lo quieren, no sólo sus colegas de las mismas generaciones, no sólo sus nuevos colegas, sino también los estudiantes; si hasta se le menciona en una obra de teatro creada por estudiantes de la Facultad de Medicina expresando el cariño y el reconocimiento que tienen por su ejemplo. De manera que con esto, no sólo para manifestar lo bueno que es tener esta nueva obra, este nuevo libro, este nuevo aporte para conocer de nuestra historia y para aprender mucho más de nuestra medicina, también aquí -creo que es pertinente decirlo- podemos aprender más del hombre, porque al fin y al cabo ¿Qué otra cosa es la Universidad sino la construcción del hombre y el perfeccionamiento de nuestro humanismo?. Camilo Larraín es probablemente uno de nuestros mejores ejemplos vivos de esta gesta.

Muchas gracias a todos.

Compartir:
https://uchile.cl/u5948
Copiar