Prof. Luis A. Riveros, Rector Universidad de Chile en el Aniversario del Internado Nacional Barros Arana

(Transcripción)

Es bueno y no es casual que la celebración de este cumpleaños tan importante tenga lugar en el Salón de Honor de la Universidad de Chile. La razón en que aquí queremos ratificar una vocación histórica de ambas instituciones, una vocación de compromiso con la educación pública, con los jóvenes más desprovistos de recursos. Y que traduce mucho de lo que es la historia común, en gran parte de su recorrido, de la Universidad de Chile y del Internado Nacional Barros Arana. Son muchas por cierto, las confluencias que uno puede buscar entre el Internado y la Universidad. Desde luego está el hecho de que el Internado Barros Arana lleva el nombre de un ex- Rector de la Universidad de Chile y eso ciertamente es para nosotros un hecho no menor, porque representa lo que esta Universidad ha sido tradicional e históricamente en el país por su influencia en la educación, y en nuestra sociedad. También lo está el hecho de que en esta Universidad hay una gran cantidad de académicos ex- alumnos del Internado encabezado por nuestro Prorrector y su nuestro Vicerrector de Asuntos Académicos, pero aquí también veo el rostro de ex- Decanos de Economía, de Medicina, de Ciencias Agronómicas, académicos de Ingeniería, de Derecho, del Hospital Clínico que pertenecen a esta institución, pero que nunca han dejado de pertenecer con amor, con fuerza al Internado que los educó durante toda su vida.

Pero lo más trascendente, creo yo, es que nos une, nos vincula una historia común; la Universidad de Chile fue creada en 1842 en el diseño de una política de Estado que explícitamente se dirigía a construir un sistema de educación que fue una aventura y una apuesta del Estado en favor de la educación para todos, y que fue hacia finales de siglo ratificada con la creación del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile y la fundación del Liceo Valentín Letelier, del Liceo Amunátegui, y del Internado Nacional Barros Arana, que posteriormente se sucedió con otra cadena de colegios fiscales, públicos en Santiago y en provincia que comprometieron al Estado, no sólo con sus recursos, sino con una decisión política de entregar oportunidades reales a los jóvenes, porque se entendió que cualquier oportunidad económica y social que este país buscara debería solamente dibujarse sobre la base de igualdad de oportunidades para todos y de una educación de calidad y capaz de proveer movilidad social para todos.

Somos, por lo tanto, la Universidad de Chile y el Internado Nacional Barros Arana, así tanto otros colegios públicos, parte de un mismo proyecto. Parte de una misma historia común durante todo el siglo XX, y parte de lo que hoy día recogemos, que se manifiesta en tantos académicos que con distintas perspectivas, con distintas visiones de la vida, han hecho una contribución importante, pero que se ha originado allá en la enseñanza secundaria o en la enseñanza media donde se modelan los caracteres, donde se ponen las semillas más importantes que han de desarrollarse durante la vida profesional o académica.

Pero ¿qué queda hoy día de eso?. Queda una Universidad de Chile que es del Estado solamente en parte, y en donde las vocaciones están por tratar de financiarlas fundamentalmente, con los esfuerzos privados que realizan sus académicos y sus directivos. Una Universidad que va desperfilándose en el tiempo como proyecto del Estado chileno. Porque este último ha declarado que la educación no es más un problema de la organización de la sociedad, que es un problema de la familia. Y en consecuencia habrán quienes tengan más oportunidades. Pero el Estado no tiene un compromiso para poder igualar oportunidades, e igualar condiciones para poder crear una sociedad que tenga perspectiva, no sólo de mayor equidad, sino también de mayor crecimiento. Una realidad en que la Universidad hoy día en cualquier cosa, y el Estado vergonzosamente le da reconocimiento y puede crear y hacer lo que quiera, esa no es una política de Estado, eso es simplemente dejar hacer; con una tremenda confusión y tremendos perjuicios para nuestros jóvenes y nuestra sociedad. Ese gran proyecto universitario se ha ido desvaneciendo en medio de ausencia de políticas, de decisiones, de compromiso, de visión respecto de los problemas del futuro del país. Y lo hemos denunciado muchas veces. Qué hay de la educación pública?. Hoy día los Liceos fiscales languidecen en medio de pobreza y escasez de recursos. Hoy día el Internado Nacional Barros Arana debería llamarse quizás Internado Municipal Barros Arana, hoy día no hay compromiso con la calidad formativa de los jóvenes, a menos que puedan pagar por eso, hoy día no hay compromiso del Estado con una visión pública de la educación. Estamos en un país, entonces, en que la brecha de equidad que existe se profundiza y se amplia, así lo anuncian los puntajes que se obtienen en pruebas nacionales como el Simce o la Prueba de Aptitud Académica, cuando uno mira los llamados ahora Liceos municipales o municipalizados con la realidad que presenta los colegios privados. El que tiene más recursos hoy día se educa y tiene más oportunidades, el que tiene menos recursos va a una educación de mala calidad y, por lo tanto, cero oportunidades o oportunidades cada vez menor. La pregunta es entonces justo que el Estado declare de que en realidad tiene una política en ejecución. Es entonces apropiado pensar que efectivamente existe una voluntad, para poder construir la educación que Chile necesita, los incentivos del mercado, está así demostrado, llevan a una mediocridad creciente de todo el sistema. Así lo muestran también los estudios que comparan a la educación chilena con la de cualquier parte del mundo. Hoy día somos perdedores. Cuando esta Universidad era una gran institución, y lo era el IMBA, y los Liceos fiscales. Curiosamente éramos de los primeros en Latinoamérica, hoy día figuramos vergonzosamente a la saga y ¡quién nos da explicaciones sobre eso?. Quién nos dice más allá de las cifras, más allá de los análisis financiero, más allá de la superficialidad de la técnicas de mercado. ¿Quién nos dice entonces que debemos hacer para construir de nuevo un mundo de oportunidades para nuestros niños más pobres, para una clase media que hoy día está excluida de una educación de calidad, para una clase media que también está excluida hoy día de la Universidad?.

Por lo tanto, esto que nos convoca que es celebrar los 100 años del Internado, y que ocurre en el mismo año que celebramos 160 años de Universidad de Chile, creo que se deben volver también un compromiso defender lo que el Estado hizo y lo que debe hacer responsablemente para enfrentar el futuro, no con la excusa de que el mercado nos dirá lo que hay que hacer, no con la excusa de que los mejores parecen ser que están dotados de mayores ingresos. Lo que queremos son definiciones de políticas para reponer una educación pública de calidad para poder asegurar un futuro a nuestro hijos, para poder asegurar un futuro de mayor equidad, para que se nos diga de verdad y en los hechos que ningún joven capaz debe quedarse sin una buena educación. Y buena educación no es sólo una educación con un alto arancel, buena educación es aquella comprometida con la verdad, comprometida con la tolerancia, con la formación profunda, con la discusión de los temas, con la calidad en sus profesores, con la calidad de los instrumentos y de los programas. De manera que junto con celebrar este aniversario, creo que debe haber un compromiso, el compromiso de todos, desde donde estén a defender la educación que nos dio el Estado.

Yo fui un estudiante de un Liceo cercano al Internado Nacional Barros Arana, del Amunategui y mi cercanía con el Barros Arana ciertamente viene desde mis recuerdos de niños, ese gran edificio frente a la Quinta Normal donde después tuve tantos amigos, dirigentes estudiantiles como Alejandro Jara Puga, Oscar Perllentil, Jorge Araya y nunca percibí realmente, sino pasado el tiempo, la importancia que tenían estas instituciones para Chile, porque solo entonces, después me encontraba con que mis compañeros en la Universidad muchos de ellos venían también del Barros Arana y es que los mejores puntajes que se obtenían en la naciente Prueba de Aptitud Académica o en el viejo Bachillerato también tienen que ver con el Barros Arana, con el Amunategui, con el Valentín Letelier, con el Lastarria, Instituto Nacional. Luego entendí que tantas figuras públicas del ambiente académico, del ambiente de las relaciones exteriores del país, del ambiente político eran hombres que venían de estos colegios, y sobre todo del Barros Arana, tan marcado por su pertenencia, tan marcado por el hecho de tener que compartir tanto tiempo juntos y que era la diferencia que hacía probablemente con quienes nos formamos en los Liceos más tradicionales. En el tiempo he podido ver en ese viejo edificio, un monumento a un rol histórico del Estado, un monumento a la educación que debe volver a ser del Estado, un monumento al compromiso del Estado, con la educación de los jóvenes de menos recursos, pero que merecen oportunidades para no desperdiciar inteligencia que de otra manera se pierde en la frustración, en el desencanto. Yo quiero entonces, con mucho cariño entregarle a todos ustedes, sobre todo a la comisión que ha organizado este evento relativo al centenario, mi saludo como Rector de la Universidad de Chile, como Profesor de estado que soy, como ex- alumno del Liceo Amunategui, pero sobre todo, como uno de los que cree en la educación pública, sobre todo como uno que cree que la educación del Estado debe volver a fortalecer compromisos, sobre todo de uno que cree que la igualdad de oportunidades no se da en los discursos, si no en los hechos. Y el hecho número uno es darle la igualdad de oportunidades a la educación de calidad a todos los jóvenes y niños chilenos. Con esa fuerza les deseo un feliz cumpleaños, muchas gracias por estar en este sitio tan importante para la Universidad, aquí por primera vez Valentín Letelier dijo gobernar es educar, yo creo que esa frase todavía retumba en este recinto, ojalá retumbe en la calle, ojalá más abajo para que se comprenda que una acción de Gobierno es efectivamente una acción de compromiso con el futuro, esto es una acción de compromiso con la educación, muchas gracias.

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