Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile en, Inauguración del Año Académico del Instituto de Nutrición y Tecnologías de los Alimentos (INTA)

(Transcripción)

Es un gusto venir acá a inaugurar el año académico del INTA. Institución que tiene una victoria brillante de contribución a la política pública, una historia brillante de contribución a la salud chilena, que no se olvida, pero que hoy día por lo mismo enfrenta retos, retos que muchas veces son debatibles. El reto de enfrentar en estos momentos al problema de la nutrición nos pone a las puertas de las preguntas que tiene que enfrentar un país que va camino a su desarrollo económico. No son las mismas preguntas sobre desnutrición que se enfrentaba hace algunas décadas y que a partir de este Instituto encontró respuestas, salidas, propuestas que finalmente ha resultado en un país que virtualmente ha eliminado ese problema.

Pero en la actualidad los temas son otros, son distintos y como digo muchas veces son más difíciles de entender, porque quizás para muchos el tema nutricional, es un tema demasiado sofisticado para un país que todavía enfrenta en muchos ámbitos problemas mucho más básicos, pero innegablemente desde nuestra perspectiva este tema que ha ocupado al INTA en los últimos años y que ocupará su quehacer en el futuro, es parte muy importante de una agenda de continuidad en su trabajo de investigación. Es muy importante reseñarlo de esa manera, porque quienes tienen una visión superficial sobre las contribuciones universitarias en materias de investigación ven a la Universidad como un simple elemento instrumental, "resuelva un problema, una vez resuelto o una vez que creamos que está resuelto elimine entonces ese brazo instrumental y atendamos otras cosas". La Universidad tiene que tener una perspectiva de largo plazo en sus programas, esa fue la forma en que este Instituto fue concebido, por lo tanto, el énfasis de su trabajo de investigación está centrado en lo que creemos la correcta continuidad de su trabajo histórico y atender para el país los temas nutricionales que probablemente obedezcan a una naturaleza mucho más sofisticada, más difícil, más profunda de aquella que correspondía a la etapa de la desnutrición, porque también el país ha ido haciendo más complejo su desarrollo, ha tenido que levantar nuevas preguntas que hoy día tienen nuevas dificultades que enfrentar, pero así mismo y por ello, este Instituto está respondiendo a la continuidad de una agenda. Pero yo creo que acá hay cambios importantes que es necesario reseñar sobre todo para quienes dicen que nunca nada cambia y que ven simplemente lo estático del tiempo en su momento, pero les cuesta ver la dimensión de las cosas que evolucionan y que van obviamente contribuyendo a cambiar la imagen y el trabajo de la Universidad.

En primer lugar como lo ha destacado muy bien el Director (1), hoy día el INTA está comprometido en las tareas de docencia y eso es un elemento extraordinariamente importante. Los universitarios entendemos que una contribución de la investigación es el tema de la política pública sobre todo para esta Universidad por su vocación nacional y pública. Pero otra contribución, es igualmente importante quizás más indirecta, es a través del camino de la docencia, de la formación en el pregrado y naturalmente de la formación en el postgrado que para esta Universidad se constituya, como lo dicen sus lineamientos estratégicos, en un elemento fundamental del punto de vista de su posicionamiento en el sistema educacional superior. Y el INTA con mucho más fuerza que antes está comprometido en ese trabajo que hoy día lo vemos justamente en la distinción a algunos de nuestros egresados y también la bienvenida a algunos de los que llegan.

El trabajo de docencia se convierte, por lo tanto, así también en un nuevo reto para el INTA junto con su reto permanente de contribuir con la investigación, a la política pública y también, porque no subrayarlo, al desarrollo de la empresa privada. Y además hay otra cosa que ha cambiado, hoy día está aquí con nosotros el señor Decano de la Facultad de Ciencias Veterinarias y creo que hace años habría sido difícil imaginar que un Decano de otra Facultad estuviese presente como parte de algo que está emergiendo, como una organización del trabajo académico de la Universidad que es el campo. La noción de campo no es como muchos creen verla sólo como una noción física de instalaciones, de plantas, de cosas que pueden ser más eficientes porque aunadas pueden resultar más productivas. La noción de campo tiene una profunda incidencia académica para poder no sólo abordar de una forma más productiva algunos de los campos disciplinarios que abordan las distintas unidades, sino sobre todo para abordar de una manera distinta, pero sobre todo de una manera efectiva los campos multidisciplinarios e interdisciplinarios.

La Universidad de Chile tiene una gran ventaja comparativa que es justamente la presencia de una enorme diversidad disciplinaria en su interior. Esta es una Universidad que combina, y lo hemos subrayado tantas veces, una de las mayores variedades disciplinarias que existen hoy día en el país y es equivalente a las que atienden las grandes universidades del mundo. La pregunta es ¿cómo poder explotar eso adecuadamente en un sistema que requiere liderazgo en materia académica, en un sistema que necesita madurar, sino no es haciendo interactuar a sus Facultades e Institutos? ¿No debiéramos interactuar más en términos de desarrollar o potenciar lo que hace la Facultad A, la Facultad B o el Instituto X, sino más bien de potenciar aquellas áreas que conjuntamente pueden abordar y que no necesariamente van a guardar la variedad individual?

El INTA ha adoptado claramente eso en su agenda de trabajo y hoy día el integrante fundamental del campo en este sentido, aparte del trabajo de las tres Facultades, ha sido el INTA, porque ha contribuido con una visión integradora, una visión que ha logrado catalizar la labor de las tres Facultades que están ubicadas en Antumapu y eso está cambiando las cosas, está siendo un ejemplo de como la Universidad debe potenciar mejor su trabajo interdisciplinario para abordar preguntas que de otra manera no vamos a abordar individualmente. Los temas que va a abordar, por ejemplo, nuestro nuevo Doctorado, son temas que no pueden ser abordados individualmente, sino de una manera colectiva, y por supuesto que nos gustaría ver en ellos que se envuelvan también otras unidades académicas, pero ya el hecho de que cuatro unidades estén trabajando juntas detrás de un programa, de que hayan conseguido también la participación de otras unidades académicas para colaborar eso indica un cambio importantísimo en el sistema universitario y un cambio muy importante para la Universidad de Chile. Por lo tanto, yo creo que el trabajo de este Instituto en profundizar su línea histórica, en permitirnos con su contribución a hacer un cambio en lo que tradicionalmente ha hecho la Universidad de Chile y en superar este enorme aislacionismo de la Universidad; que tiene que ver con materia de dispersión geográfica, con materia de dispersión cultural, con materia de la historia, de la manera de como nos hemos ido consolidando como unidades académicas; el INTA ha hecho en todo una gran contribución al dar un ejemplo en el caso del Campus Sur, para poder ubicar a nuestros programas en el área docente y también en el área de investigación en un terreno de compatibilizar, de coordinar, de colaborar.

Uno de los esfuerzos más importantes que estamos desarrollando es poder explotar en el campo de la investigación los proyectos multidisciplinarios y una de las cosas que me ha satisfecho más como Rector, es haber asistido a una reunión de investigadores de la Universidad que ha convidado a gente de las ciencias, de las ciencias sociales, por ejemplo, para mirar algunos de nuestros problemas desde el punto de vista tradicional científico, pero también incluyendo la mirada a las ciencias sociales.

Pero hay miles de problemas, ayer mismo solamente reunido con el Comité Coordinador de nuestro programa de Magíster en Ciencias Ambientales su gran queja es todavía nuestra baja capacidad de colaborar más allá de las cuatro Facultades que están participando en esos programas, mucho más allá porque hoy día un tema medio ambiental debe envolver la mirada de las 14 Facultades y los tres Institutos de la Universidad de Chile. Pero eso nos ha costado, esa no es materia de un decreto o de dos, del acuerdo entre un grupo de Decanos y el Rector, este es un cambio cultural que tiene que ocurrir y me he dado cuenta que ese cambio ha estado ocurriendo en el seno de este Instituto, lo cual lo hace además muy importante.

En primer lugar ratifica la pertenencia de este Instituto a la Universidad de Chile, este Instituto es la Universidad de Chile y debe serlo, porque de alguna manera no sólo representa lo que aquí se ha originado, lo que aquí históricamente ha tenido lugar, lo que se ha proyectado desde esta Casa, porque refleja la vocación nacional y pública de la Universidad para contribuir al país con su excelencia académica, en investigación y en docencia.

Pero lo segundo es también porque este Instituto se ha ido convirtiendo con ejemplos en la necesidad de tener instrumentos interdisciplinarios e interfacultades. Muchos han sugerido dentro de las ideas y de las propuestas que hemos discutido con respecto al cambio en la orgánica de la Universidad es que este Instituto pase a ser de una Facultad, y hay muchas razones para ello, las razones disciplinarias, las razones, yo diría, de los énfasis en materia de investigación, pero creo y así ha sido acordado, que eso incluiría una pérdida importante para la Institución, porque la mirada interdisciplinaria, la mirada que puede generarse de este Instituto no se podría generar en la mirada específica de un campo disciplinario unido a una Facultad. Constituye un tremendo capital, un capital que debemos proteger y que debemos incentivar a través de la ratificación del INTA como un elemento de la Universidad de Chile y como un instrumento de trabajo fundamental para la Corporación.

De manera que en estos días de debates, de ideas, en que surgen propuestas buenas y malas, atrevidas, conservadoras, realistas e irrealistas; eso es bueno, porque esto es una Universidad y sobre todo cuando muchos creen especialmente desde fuera de la Universidad, que esto es como una empresa que puede ajustar cosas rápidamente sobre las bases de medidas muy superficiales y muy sumarias de eficiencia, eso hay que hacerlo, pero la medida de nuestra eficiencia en la Universidad debe ser distinta. La mirada a la trascendencia de nuestro trabajo debe ser diferente y debe darse en el contexto de largo plazo y obviamente con los tiempos que deben caracterizar a la organización y al trabajo de la Universidad.

Pero en estos días de propuesta y de debate creo que hay algunas constantes, la necesidad del cambio en la orgánica de la Universidad, que hoy día está fuera de discusión con el nuevo estatuto ya propuesto y definido. Lo segundo es la permanencia de instituciones como ésta que han hecho una contribución importante al trabajo universitario, que hoy día a las puertas del nuevo siglo siguen haciendo una contribución esencial en la medida que se va traspasando la investigación a la docencia de postgrado. Y en tercer lugar que un Instituto como este por su gran contribución puede y debe ser un catalizador importante de nuestra labor en la Sede Sur y ojalá algún día el trabajo más integrado de la Universidad para poder hacer aquello que tanto hemos repetido, que tanto hemos subrayado durante tanto tiempo, que esta es una Institución nacional y pública cuyo norte es Chile y su pueblo y las necesidades de la gente. Eso que el INTA lo ha hecho realidad con su trabajo silencioso, pero grandemente efectivo y visible es lo que debe ser un compromiso de la Universidad de Chile.

Yo les deseo que este año sea naturalmente el mejor de todos que sigamos avanzando y que sigamos teniendo el reconocimiento de política pública precisamente por el aporte de instituciones como esta y que el INTA se siga comprometiendo con eso que para nosotros es tan importante: formar hoy día a la juventud chilena profesional y en los postgrados para formar a los académicos del futuro para nuestra Universidad y para el Sistema Universitario. Ese es un compromiso estratégico que también tenemos que ratificar y que el INTA sin necesidad de hacer declaraciones, de ponerlo probablemente por escrito en ningún medio, lo está haciendo y de hecho es esa nueva generación la que levanta para nosotros las perspectivas ciertas de que la Universidad de Chile es historia y es futuro.

Muchas gracias.

 

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Nota
1. Prof. Dr. Fernando Vio.
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