Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector Universidad de Chile en que anuncia su repostulación al cargo
Estimados amigos, autoridades, profesores y profesoras de la Universidad, señoras y señores.
Este me parece un acto magnífico. Siempre he creído que la Universidad debe ser esto: la presencia de los académicos para abordar los temas de la Universidad. En consecuencia, no deberían haber candidaturas a Rector, ni candidaturas a ninguna instancia en la Universidad, que se formulen por correo electrónico o en reuniones privadas; las cosas se hacen aquí, de vista a la gente, de vista a la Universidad, con total transparencia. Es por eso esta reunión la aprecio significativamente.
Asumí la Rectoría en momentos difíciles para la Universidad. Momentos difíciles porque veníamos saliendo de un conflicto, que era un conflicto que tenía que ver ni más ni menos con la institucionalidad de la Universidad. Conflicto que tenía que ver, ni más ni menos, con la necesidad de modernizar, y con la pregunta sobre la base de qué mecanismos se moderniza la gestión académica de una institución como ésta. Situación difícil que se derivaba también de una creciente poca credibilidad en lo que estábamos haciendo, de los planes que emprendíamos, de las decisiones que se tomaban, y donde las cosas ocurrían muchas veces con poca información. Y había -yo diría- una gran desconfianza que pululaba en toda la institución.
Momentos difíciles porque habían situaciones complicadas que no se habían resuelto y que esta Universidad las tiene y siempre las tendrá, pero que en cuya resolución intervenían todos los otros factores que reducían el poder de acción de la autoridad. Por lo tanto, restaurar las condiciones de trabajo normal de la institución no era cuestión de sentarse en una oficina y escribir un decreto que dijese algo así como: "ya todo ha cambiado". Llevar adelante la gestión ha requerido un trabajo sistemático y ordenado, un trabajo convincente, un trabajo con una dirección basada en el principio de que ésta es y debe ser una Universidad Nacional y Pública y que eso debe marcar su compromiso para seguir ejerciendo el liderazgo nacional en el sistema universitario y en el sistema educacional. Y es esa la consecuencia con la cual se ha actuado. Se ha actuado, primero para darle transparencia y generar las confianzas que necesita la gestión de una institución de este tamaño y con los significativos desafíos que ella enfrenta. Ello tiene que ver con cuestiones que hoy día parecen tan simples, pero recuerdo que no existía, por ejemplo, la tradición de que el Rector se reuniese una vez al semestre con todos los directivos de la institución para dar cuenta de su gestión, aunque no es tampoco hoy día difícil reconocer que eso aún no ocurre en todas las unidades de la propia institución. La acción de cambio ha tenido que ver con el entregarle al Consejo Universitario más potestad para tomar las decisiones, en cuestiones diría hasta tan triviales como que los presupuestos sean aprobados con información y con oportunidad, y donde los proyectos de desarrollo de la institución no se discutan en la oficina del Rector solamente sino que se decidan en el Consejo Universitario.
Un nuevo estilo de conducción ha ido cambiando poco a poco el sentido de la institución, la forma en que se abordan las decisiones. Y es cierto: hay una crítica sobre que las cosas pueden ir más rápido. Yo sé que eso puede ser posible, pero muchas veces las cosas no deben ir más rápido cuando en realidad, justamente por esa necesidad de obtener mayor rapidez, se atropella los principios, se atropella muchas veces la dignidad de los académicos, se pasa incluso sobre la dignidad de las instituciones que nosotros mismos nos hemos dado para gobernar. Creo que aquí hay que tomar una decisión clara: ¿qué es más importante? avanzar más rápido en transformaciones que son claves, o avanzar con el respeto que se debe a las personas, a las instituciones, al propio sentido de la Universidad. He optado por lo segundo y estoy dispuesto a discutir en todo lo que sea relevante respecto de esta materia. En este sentido, por ejemplo, no estoy dispuesto, no estoy disponible para firmar el retiro obligado de los profesores mayores de 65 años de la institución. Eso permitiría ir mucho más rápido; por supuesto que permitiría generar los recursos eventualmente para el desarrollo de más académicos jóvenes, pero tengo la convicción que eso hiere profundamente a la institución, que va contra la dignidad de las personas y que no se construye así más Universidad. Eso lo que hace es construir menos Universidad en el sentido de esa Universidad comprometida con las tareas académicas que nosotros hemos dicho defender.
Hemos avanzado en la construcción de una Universidad más integrada, porque esta es una institución no solo grande en su sentido académico, sino que grande también en su dispersión. Pero no es sólo la dispersión física, es la dispersión cultural sobre la cual ha costado trabajar para poder integrar a la Universidad. Y eso constituye un gran reto estratégico para esta institución. No es factible quizás que actuemos como una sola entidad. Muchas veces, los que nos ven desde afuera sienten que es un problema el que existan tantas opiniones diversas, el que algunos piensen de una manera y otros de otra. Nosotros, que vemos a la institución desde dentro, pensamos que por el contrario, ese es un gran capital. Pero es un capital que, sin embargo, debe organizarse justamente para darle más fuerza al trabajo universitario. Es por eso el énfasis que hemos dado a la integración de los campus; es por la idea de reunir a las distintas unidades para trabajar juntos. Es también por eso lo que se ha hecho en investigación, en cuyo caso solamente hace un par de semanas atrás más de 120 investigadores de la institución se reunieron para discutir proyectos multidisciplinarios, o cuando los directivos de la institución se reúnen para discutir las bases del análisis institucional y los indicadores de gestión, o cuando los profesores se reúnen en un número de más de 400 para discutir la reforma del pregrado, o cuando mañana tendrá una reunión similar con respecto a la reforma del postgrado. Esas cosas están ocurriendo, y debemos observarla en la perspectiva del tiempo. Hoy ocurren esas cosas porque se han creado las condiciones para que podamos trabajar todos en el contexto de una sola Universidad, y no de las distintas Universidades que podrían conformar las distintas unidades. Se ha avanzado en materia académica, porque hemos logrado cambiar el reglamento de la carrera académica para ofrecer más oportunidades y reconocer efectivamente la diversidad que existe en la institución, pero al mismo tiempo para ser más exigentes, fortaleciendo la autoevaluación institucional. Hemos logrado avanzar en muchos campos, y la verdad es que hoy día uno mira a la Universidad como un gran y sublime vehículo en movimiento.
Estoy dispuesto a discutir, sin ninguna duda, respecto de la dirección del movimiento y respecto también a la velocidad del movimiento. Tengo perfecta claridad sobre cuáles son nuestros retos y cuáles son nuestras limitaciones. Pero también tengo perfecta claridad respecto cuáles son los logros que están ahí en números: hay cuentas impresas del Rector en donde están los resultados académicos de la institución, que son los que finalmente nos interesan. Somos los primeros en investigación, y ahí está claramente reflejado en esos indicadores; somos los primeros en postgrado, y ahí está reflejado en los indicadores; y hemos constituido lineamientos de desarrollo estratégico en largas conversaciones con el Consejo Universitario y en las Facultades para decir, justamente, que ésta debe ser una Universidad que debe enfatizar su trabajo en investigación y en postgrado. Pero sin dejar de lado los pregrados, y es por eso que queremos una reforma profunda en lo que estamos haciendo en formación profesional y construir más y más excelentes académicos. Solamente hoy día me llega el resultado de las postulaciones de este año a la Universidad de Chile. En las cuentas anteriores se reportó que el puntaje promedio en la P.A.A. para ingresos a la Universidad de Chile se estrechó respecto de la competencia, a poco más de 9 puntos en el año 2001. Este año, producto del trabajo de la Universidad, no sólo la Universidad de Chile tiene más del 60% de los primeros puntajes de los colegios municipalizados postulando a esta institución en primera preferencia, sino que por primera vez sobre pasamos los 700 puntos como puntaje promedio de ingreso a la institución y la diferencia que hay con respecto a la competencia se ha reducido de los 9 a poco más de 4 puntos. En esta gestión la diferencia se ha reducido de 18 a 4 puntos. Creo que eso es un logro de todos y tiene que ver con la calidad de lo que estamos haciendo en nuestra formación de pregrado, cuestión que tenemos que profundizar hacia el futuro. Esos son los resultados e invito a que discutamos y miremos los números sobre esta gestión y lo que se ha hecho en sus distintos ámbitos. Y sobre eso también estoy dispuesto a tener discusiones respecto si es lo relevante de mirar o no y también estoy dispuesto a discutir, como lo he hecho permanentemente, respecto a la situación de las unidades más desventajadas de la Universidad. Claro, es fácil decir que hay que fabricar el éxito cuando venimos de Facultades que pueden generar sus propios ingresos en un medio que es tan liberal como este para poder hacerlo. Pero es mucho más difícil en aquéllas donde el trabajo académico no tiene esas remuneraciones de mercado, y respecto de las cuales tenemos que crear los instrumentos para poder igualar y para poder desarrollar a la Universidad con homogeneidad. También estoy dispuesto a discutir sobre eso, y dispuesto a poner la firma a todo lo que hemos hecho en esa dirección, tal y como la creación de un fondo de repartición para poder hacer inversiones en la Facultades más desventajadas.
La Universidad hay que mirarla desde arriba. La Universidad no puede ser mirada solamente desde cada una de sus islas. Es muy importante entender que aquí trabajamos para Arte y para Ingeniería, trabajamos para la Química, la Biología y la Economía, para el Derecho, para las Humanidades, para las Ciencias Sociales tal y como para las Ciencias Exactas, las Agronómicas y las Forestales. Esta es una Universidad que tiene toda esas dimensiones y hay que protegerlas a todas. Aquí en esta Universidad no puede prevalecer la ley del más fuerte. Aquí en esta Universidad debe prevalecer la ley del más competente y es por eso que estamos incentivando el desarrollo de la autoevaluación institucional para poder efectivamente corregir los muchos problemas que tenemos en las distintas unidades de la institución.
Pero también hay quienes han dicho que otro problema que hay es probablemente que este Rector se pelea mucho con las autoridades, y que eventualmente no parecería ser bueno que el Rector critique la visión que se tiene sobre educación superior, o sobre política pública en general. Por el contrario, creo que de esta institución deben surgir posiciones respecto a política pública. He incentivado eso en todos los ámbitos: por eso hay una fuerte Escuela de Salud Pública, estamos fortaleciendo una Escuela de Gobierno y Gestión Pública, queremos fortalecer la Ciencia Política en la Universidad, porque creemos que la Universidad debe tener una visión respecto de los temas nacionales. Y qué importa si a alguien no le gusta la visión de la Universidad; es nuestra visión después de todo. Y respecto del problema educacional, hemos sido críticos y yo he sido particularmente crítico de la forma como se hace "política" de Educación Superior; creo que no hay política de Educación Superior y lo he repetido aquí y en muchas partes sistemáticamente, y a mí no me importa que exista molestia con el Rector de la Universidad de Chile porque sus opiniones puedan parecer disonantes. A mí me parecen legítimas, me parecen que son compartidas por la comunidad académica, me parece que es la misión de esta Universidad, ser crítica, porque si hay cosas que no funcionan, esta Universidad debe levantar su mano y debe sugerir las correcciones, debe acusar las imperfecciones que necesitan develarse.
Por lo tanto, no quiero bajarme de este vehículo en movimiento que es nuestra Universidad. Desde luego, y lo he dicho muchas veces, no me voy a ir de Rector de esta institución a pedir que me den algún regalo, o que me den por ahí algún otro incentivo para que me mantenga fuera del sistema; yo vuelvo en cualquier caso a mi Facultad. Pero si hay que seguir trabajando para encabezar lo que se ha estado haciendo y si no hay, como yo creo, proyectos viables que efectivamente encaminen a la institución a donde yo creo que hay que encaminarla, por cierto que estoy dispuesto a seguir siendo el Rector de la Universidad de Chile.
Lo hago y lo digo como todos los actos en mi vida; sin arrogancias. Estoy dispuesto a discutir sobre mis hechos y mis propuestas. Creo que es muy importante que la Universidad ponga atención sobre esos debates. Es muy importante que tengamos un debate sobre la velocidad y sobre la dirección de este gran vehículo en movimiento. Es muy importante que ese debate sea transparente y que no tenga lugar en reuniones privadas ni por el correo electrónico, sino que aquí frente a los académicos de esta institución, donde todos podamos opinar. Es muy importante que tengamos debates sobre el nuevo estatuto de la Universidad que acaba de terminarse en su redacción final hace unos pocos días. Es muy importante que tengamos debate sobre todas las políticas de integración, de reforma del pregrado, de cambio en los postgrado, de las políticas de investigación que se han estado llevando a cabo. Es muy importante que tengamos debates sobre inversión y políticas de desarrollo, sobre todo de desarrollo académico. Es muy importante que tengamos debate acerca de la posición que esta institución tiene que tener respecto de la política pública. Pero creo que aún más importante que todo eso, es que el debate debe ser con respeto al estamento académico y a toda la comunidad universitaria, el debate deber ser de principios y de ideas, el debate deber ser de propuestas. En torno a eso estoy dispuesto a cualquier debate. No estoy disponible para comentarios pequeños y destructivos, no estoy disponible para cuentos; no estoy disponible para historietas. Soy y seguiré siendo el Rector de la Universidad de Chile, porque estoy dispuesto a discutir sobre las ideas respecto de esta institución. Y si alguien tiene mejores ideas, si alguien me puede mostrar mejores hechos, estoy dispuesto incluso a hacerme un lado y a facilitar, como Fernando Valenzuela lo ha hecho ahora conmigo, el sitial que corresponde ahí en el sillón de Bello.
Creo que tenemos una gran responsabilidad como Universidad. Hemos sido tan críticos respecto de cómo estas cosas ocurren en el país. Hemos sido tan críticos en seminarios que han tenido lugar en este mismo espacio respecto a la falta de debate en el país, a la falta de ideas, al poco respeto por la ciudadanía. He escuchado a mis colegas de todas las disciplinas quejarse sistemáticamente acerca de estos graves problemas de nuestra sociedad actual. Creo que hoy día nosotros tenemos que darle un ejemplo también al país, el ejemplo que otorga una Universidad que renueva a sus autoridades con debate, con respeto, con propuestas, con ideas que están vinculadas justamente al cariño que todos tenemos que sentir por la institución.
A eso los llamo a todos. Creo que la Universidad enfrenta momentos cruciales y enfrenta problemas cruciales. Quién ha dicho, quién ha prometido que se terminarán todos los problemas y que no existirán nunca más dificultades. La cuestión está en enfrentar los problemas en la forma que corresponde a una Universidad: con respeto, con ideas, con poder de convencer, y con profundo cariño por la institución. Creo que hoy día le podemos dar un ejemplo justamente sobre aquello que tanto criticamos respecto del país: tengamos un debate, un debate de verdad, un debate con buenas ideas. Estoy dispuesto a defender lo que mencioné en mi última cuenta: 13 áreas de acción de la rectoría, con más de 42 medidas específicas para atacar distintos problemas que no los han resuelto todos ciertamente. Pero aquí está el vehículo en marcha. Yo en ese vehículo estoy dispuesto no solo a subirme, sino que invitar a todos a que se suban porque como es ya indudable: la Universidad es de todos.
Por una gran Universidad de Chile, para Chile!!
Muchas gracias.