Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile en, Ceremonia de Presentación del libro "Encuentro Sobre Investigación y Creación. Universidad de Chile, 2000".

(Transcripción)

Esta es una ceremonia francamente muy grata, ya que aquí se cumple una etapa de algo que habíamos programado, y en la Universidad siempre es importante cumplir mirando hacia adelante y hacia atrás.

El libro que tan bien ha comentado el Decano Núñez, resume una discusión, un diagnóstico sobre la materia de investigación en el cual nos concentramos en el Primer Encuentro de Investigación de la Universidad de Chile, y creo que ahora es importante mirar hacia delante. Por una parte, en lo que somos capaces de hacer para desarrollar la tarea de investigación de la Vicerrectoría, y sobre todo, en la tarea de desarrollo que debe estar vinculado esencialmente a ello. Pero además, también con el objeto de poder enriquecer la mirada a nuestros resultados, que es un tema que hoy día preocupa centralmente al Consejo Universitario en su programa de trabajo.

¿Qué significa eso? Significa que como Universidad tenemos que ser capaces de evaluarnos periódicamente: en dónde estamos, determinar qué caminos, qué instrumentos son los que tenemos que mejorar o diseñar para alcanzar los objetivos.

Leí mi cuenta anual el lunes pasado ante los directores, los decanos y los vicedecanos de la Universidad, y revisé para su elaboración todos los indicadores que pude respecto a resultados concretos. En dicha revisión, los resultados de investigación me dejaron francamente impresionado, porque al contrario de lo que algunos dicen, que esta Universidad vive en el desánimo y en las penurias permanentes, uno cuando mira lo que hemos sido capaces de hacer en Fondecyt, en Fondef, lo que tenemos en publicaciones ISI en los últimos tres años, las metas que hemos alcanzado en los proyectos Mecesup: uno realmente no sólo llega al convencimiento de que seguimos a la cabeza del sistema, sino que como muy bien lo indican esas cifras, nos estamos alejando del sistema. Ese es claramente el caso de Fondecyt y de Fondef, respecto de las otras dos universidades complejas: la Católica y la de Concepción. Entonces son resultados halagadores, que se une al mejoramiento sustantivo en los puntajes de ingreso a la Universidad a partir del año 98, que nos coloca ahora en una posición mucho mejor respecto de todo el sistema. Ya que además, cuando uno mira todos los indicadores que hemos conseguido en materia de doctorado, tanto en el número de programas vigentes, como en las becas para los programas y sus matrículas: de nuevo la conclusión es que estamos liderando el sistema con mucha claridad. Si uno mira cuantos nuevos programas de doctorado se han creado, ésta ha sido la Universidad que en los últimos dos años ha creado más programas de doctorados, en áreas tan disímiles como astronomía, derecho, economía y filosofía. Por tanto, aquí hay una dinámica, y es bueno que nosotros, que tenemos tanto esa tendencia en la Universidad a la depresión, demos una mirada positiva a lo que hemos sido capaces de lograr. Pero una mirada positiva, no significa, queridos colegas, una mirada conformista. Tenemos mucho que avanzar en materia de investigación y ahí están los lineamientos estratégicos que ha planteado el Consejo Universitario. Debemos fortalecer la investigación y el postgrado, porque esas son las áreas en que tenemos ventajas comparativas respecto del sistema, y como producto de eso, necesitamos también fortalecer el pregrado y hacer un cambio en lo que estamos trabajando. Pero creo que aquí hay un reto, el de fijarnos metas, de saber qué es lo que tenemos que seguir haciendo y qué es lo que tenemos que postular al sistema para mejorar el financiamiento de la investigación.

Sabemos que el Presidente de la República ha hecho un compromiso respecto a doblar el porcentaje que se dedica a investigación de un 0,7 a un 1,4 eventualmente en producto interno bruto. Eso es una gran cantidad de recurso, y por cierto, eso es todavía insuficiente respecto de la realidad del mundo. Pero entonces las preguntas son: ¿qué nos gustaría a nosotros que se haga?, ¿con qué tipo de instrumentos deberíamos emplear esos nuevos recursos?, ¿a qué tipo de programas deberíamos dar énfasis a nivel de país?

Creo que la Universidad de Chile debe tener un planteamiento específico, ya que no es suficiente decir, necesitamos más recursos para investigar. La pregunta es, ¿qué es lo que tenemos que hacer específicamente?, ¿en qué programas?, ¿en qué áreas?, ¿qué resultados tenemos que buscar como país? Y lo segundo, es que tenemos que ser un poco más específicos en lo interno. Es muy importante mirar a todas las unidades académicas en torno de lo que han sido y son capaces de hacer y de lograr en términos de docencia y de investigación. Pero ahí la pregunta es, ¿cómo se enriquecen esos indicadores para que los podamos aplicar en toda la Universidad? Porque naturalmente indicadores como publicaciones ISI, no podemos generalizarlos a toda la Institución. Tenemos entonces que pensar una forma de poder enriquecer este tipo de indicadores para el diagnóstico y para la planeación estratégica en la Universidad. Creo que eso amerita nuevas reuniones del tipo que hemos tenido, pero ya con una agenda definida respecto a buscar propuestas sobre política nacional de investigación y la manera de evaluar el trabajo interno de las distintas unidades.

Otra de las sorpresas que me llevé en la preparación de la cuenta anual fue a partir de la pregunta, ¿cuántos proyectos de tipo nacional y de impacto regional tiene esta Institución? He hicimos un barrido por las facultades y los institutos, y si bien, no tuvimos pleno éxito en la recolección de la información que necesitábamos, llegamos a la contabilización de 517 proyectos de impacto nacional y de impacto regional, con una diversidad temática, francamente espectacular. Ese es un resultado fundamental que tenemos que mostrar al país, ya que cuando veo a los investigadores que están en el norte, en el sur, en la Antártica, en Curacaví, o en la Isla de Pascua, eso habla de una Universidad que tiene que tener un financiamiento distinto al criterio plano, chato y limitado que impone el actual esquema de financiamiento universitario. Esa es una discusión que hemos tratado de poner en la política pública y todavía no somos exitosos en esa materia, pero creo que en la medida que mostremos resultados e indicadores, eso evidentemente cambiará los parámetros de la discusión. Por eso considero que tenemos que organizar una nueva reunión sobre esta materia, pero ahora poner una agenda definida con estos elementos que nos permita volver a empujar el tema de la política pública en educación superior e investigación, porque con la política actual consuetudinaria no estamos satisfechos y quedamos en desventaja, sobre todo cuando se asume que competimos con todo el resto del sistema.

Hemos finalizado un estudio que vamos a llevar al Consejo Universitario para su discusión en una semana o dos, respecto a la pregunta, ¿cuáles son las universidades complejas del país? Y hemos mirado de nuevo los indicadores aplicados a todo el sistema universitario, porque nosotros creemos que las universidades complejas, que son aquellas que hacen investigación y postgrado en diversidad disciplinaria, necesitan financiarse de una manera distinta a universidades que potencialmente pueden llegar a desarrollar ese tipo de especialización y, desde luego, de aquellas otras que son en su esencia entidades docentes. El Presidente de la República así lo sugirió en la inauguración del Año Académico de la Universidad Católica. En ese estudio es innegable que existen sólo tres universidades complejas; que son las universidades de Chile, Católica y de Concepción, y de esas tres sólo una, es universidad pública, estatal, con compromiso nacional per se, y en consecuencia hay un argumento de fondo, de peso, sólido, con números, que va justamente en apoyo al argumento de esta Universidad necesita una forma distinta de financiarse. Necesitamos enriquecer los instrumentos de financiamientos de las universidades. El aporte fiscal directo que se divide por porcentajes, que viene desde el año 80, no resiste más, y desgraciadamente la opinión del Presidente de la República no ha sido escuchada en el Ministerio de Educación. Necesitamos avanzar y empujar nosotros como Universidad respecto de estos cambios. No podemos quedarnos esperando sobre la base de lo que hoy día sigue operando de una manera perniciosa al desarrollo de la calidad del sistema de educación superior que está en deterioro. En consecuencia, tenemos una gran cantidad de responsabilidades, creo que volver a pensar sobre estos temas es muy importante y es una tarea que debemos asumir. A fines de este año tendremos una reunión para discutir sobre programas de doctorado y de postgrados en general para ver qué vamos a hacer con los otros programas de magíster y postítulos para ordenarlos un poco más, y poder privilegiar el uso de recursos en aquellas cosas que tenemos más ventajas comparativas en el sistema. Necesitamos, tal como lo hemos hecho en investigación y en pregrado, tener un conjunto de conclusiones que nos orienten para los próximos cinco años, una política que nos estimule un ordenamiento interno para poder desarrollarnos adecuadamente y poder corregir lo que estamos haciendo mal.

De manera que aprovecho la presentación de este libro con las conclusiones de nuestra reunión sobre investigación para dar este mensaje de optimismo. Creo que nos ha ido muy bien, ahí están los números, debemos sentirnos satisfechos por lo que han logrado nuestros investigadores, y los 100 mil millones deben seguir en el DID. Estamos pidiendo al Presidente de la República más recursos para fortalecer este mismo programa y particularmente para darle fortalecimiento a las humanidades, las artes y las ciencias sociales, que son siempre las más desaventajadas.

Con este mensaje de optimismo hay también poner la nota de qué es lo que tenemos que hacer para consolidarnos todavía mas. Sabemos que no estamos haciendo probablemente todo lo que tenemos que hacer en términos de lograr esos objetivos; veo a veces muchos académicos con demasiado tiempo. Me pregunto, ¿a cuántos papers equivalen una carta en el diario, declaraciones, o el envío de correos electrónicos y todo eso? Creo que tenemos que ser serios en esta Institución; aquí tenemos que responsabilizarnos por lo que decimos y por lo que hacemos, aquí es muy importante que, número uno, seamos capaces de demostrar lo que hacemos en nuestro trabajo académico, y en consecuencia debemos ponernos metas, plazos y obligaciones para corregir aquello que todavía no esta funcionando bien en la Universidad.

Como ya dije, la mirada es optimista, pero eso no significa que estamos en la cúspide y que tenemos que quedarnos tranquilos. Esta Institución esta llena de amenazas, pero esas amenazas tenemos que neutralizarlas y nuestras debilidades convertirlas en fortalezas: esa es la tarea. En investigación hay mucho que hacer queridos colegas, y contamos con ustedes, y sobretodo con nuestros investigadores más jóvenes, porque no sólo es producción sino que también es identificación y corazón con esta Universidad que necesita tanto de todos nosotros.

Les agradezco que hayan estado esta mañana, y que se lleven la tarea de cómo organizamos una agenda para discutir estos temas, de cómo mejorar, de cómo perfeccionar los indicadores y de cómo dar un insumo a la discusión pública sobre los temas de política en investigación científica y tecnológica, y al desarrollo de las parientes pobres que en todos estos años han sido las humanidades, las ciencias sociales y las artes.

¿Qué hacemos para todo eso? Esa es una pregunta que dejo lanzada y que tenemos que resolver como Universidad para llevarla a discusión a las instancias que correspondan. Sé que cuento en este sentido con el trabajo leal y abnegado de los académicos que así lo han hecho en este encuentro de investigación, en el encuentro del pregrado, y lo harán también en el encuentro de postgrado; porque estamos todos identificados con la tarea de llevar la Universidad adelante.

Muchas gracias.

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