Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile en, Ceremonia de Inauguración de la Escuela de Verano 2001.

(Transcripción)

Quiero manifestar el orgullo para esta Institución de tener en este podium a dos colosos de la literatura chilena y que tienen su lugar no sólo en el intelecto, sino más que nada en el corazón de esta Universidad. Francisco Coloane significa para esta Universidad mucho, por lo que ha representado para la educación chilena. Creo que los niños y jóvenes que no han leído a Coloane han perdido una parte importante de su niñez y de su juventud. Y Volodia, que es parte de esta Casa y que siempre nos ha distinguido con su creación maravillosa, imprimiendo sueños y marcando rumbos: haciéndonos sentir viejos. Es el Volodia que hemos escuchado hoy día, con la brillantez de su prosa, que debo por tanto agradecer, porque él ha hecho a nombre de la Universidad de Chile este homenaje tan sentido y tan debido a Francisco Coloane.

También la presencia acá de este joven artista, Jorge Artus, que nos enseña a enfrentar la adversidad y a construir vida con su arte y su esfuerzo. A construir vida en un mensaje que es tan importante en los días en que hemos escuchado solamente hablar de muerte. A construir nuevas cosas que están hoy día allá afuera, pero están más que nada en su mente, en su espíritu, y que por lo mismo, es tan parte de esta Casa.

Creo que no ha habido hace muchos años un acto inaugural de una Escuela de Verano tan significativo como éste y en días importantes, porque son los días en que aún prevalece con fuerza un sistema de financiamiento de las universidades que es irracional, injusto y es impertinente con la labor esencial de una institución universitaria. La esencia de la Universidad, su ser, es el humanismo, y las universidades no pueden seguir sabiendo el precio de todo, pero el valor de nada. Las universidades necesitan un sistema que permita que construyan su fundamento sobre la base de lo que deben a la sociedad, y no meramente como empresas eficientes y productoras, pero que en definitiva coartan el intelecto y desata una contradicción estruendosa entre el espíritu que necesita desarrollarse para que la Universidad lleve humanismo a la sociedad.

El país necesita pensar de nuevo estos temas y cuando hemos dicho con nuestra Escuela, volver al humanismo, eso significa volver a tener en este país una educación pública razonable, para nuestros jóvenes y para la clase media chilena que está excluida de las universidades. Volver al humanismo no es sólo una declaración retórica, sino una declaración que hemos creído práctica en los momentos de los debates prácticos y de la política pragmática. Pero así tal como eso, un tema central es cómo financiar a la educación chilena para permitir igualdad de oportunidades, pero más aún, igualdad de condiciones.

En los días en que se dice que el país no puede seguir mirando hacia atrás, recordando sus quebrantos y sus dolores. El país necesita mirar hacia adelante, pero mirar hacia adelante también significa no sólo poner un elemento de justicia a lo que necesita tener justicia sino tener una educación que le permita de nuevo entregar a los jóvenes la potencialidad de imaginar, de soñar y de creer.

Es por eso que, nos sentimos tan halagados con estas presencias y la de tantos otros aquí esta mañana, ya que para la Universidad de Chile el sentir que lo que estamos diciendo, es entendido también por la sociedad chilena y nos promete en un futuro un cambio a esta Institución, la cual fue soñada por sus creadores y por la Patria, la Patria que tenemos que construir también a partir de nuestro trabajo universitario.

Muchas gracias por su presencia acá esta mañana.

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