Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile, en Encuentro de Investigación Conferencia "Desarrollo Económico e Inversión en Investigación Científica: los retos para Chile".

(Transcripción)

Desde luego es un agrado estar acá como Rector de la Universidad y suscribir todo lo que ha dicho el doctor Allende. Pero este encuentro no puede ser una ocasión para salir dichosos de lo que estamos haciendo ni tampoco convertirse en una instancia de catarsis colectiva, que no aporte a lo que necesitamos revisar en la Universidad en esta materia.

Tenemos todos muchas esperanzas cifradas en esta reunión. Esperamos que sea una reunión que se pueda repetir más adelante para justamente ir evaluando los pasos que necesitamos dar. La Universidad enfrenta una serie de riesgos, tanto desde el punto de vista del diseño de sus políticas internas, como también desde el punto de vista de la política externa que se nos aplica, y en ese último contexto es muy importante que la Universidad tenga claridad acerca de su mapa de ruta, especialmente, en un campo como éste que es el que nos diferencia sustancialmente del resto del sistema y que tenemos, por tanto, que privilegiar.

Pero naturalmente es más grato ser invitado a esta reunión como un investigador de la Universidad y, por lo tanto, la presentación que voy a hacer tiene mucho que ver con mi perspectiva disciplinaria. Yo voy a mirar el problema de la investigación y de la política de investigación nacional desde el punto de vista económico, en la tesis de que el país no está haciendo lo que tiene que hacer en materia de financiamiento y de política de investigación y desarrollo. Y en segundo lugar, a partir de esto voy a mirar los problemas que enfrenta la Universidad de Chile, particularmente, en ese contexto. Habrá un paper detrás de estas líneas que yo voy a mostrar acá en esta presentación que será distribuido en la oportunidad en que se distribuya el material correspondiente.

Le he denominado el reto del desarrollo nacional y la inversión en investigación y desarrollo; y lo he llamado desarrollo nacional por dos razones con mucha claridad. La primera, es que esa debe ser para una Universidad como ésta la perspectiva, la perspectiva nacional, la perspectiva de las problemáticas del país; esa es en definitiva la razón por la cual fuimos creados como Institución, y todavía tenemos grandes responsabilidades en un campo que no está siendo abordado precisamente del todo bien, que son los problemas nacionales y la perspectiva de desarrollo. ¿Por qué digo que esa perspectiva de desarrollo es la que debe estar detrás de todo el diseño de una política nacional de investigación, y también de Educación Superior? Creo que es un reto que el país no está enfrentando adecuadamente. Finalmente hablo de inversión, porque yo creo que se ha acostumbrado a hablar del gasto en investigación y desarrollo, cuando desde el punto de vista económico y técnico el gasto se produce en algo que se gasta y desaparece. La investigación tiene efectos multiplicativos. Por lo tanto, lo apropiado es hablar de inversión y, en consecuencia, creo que lo apropiado cuando se habla de poner más recursos en Conicyt, o de poner más recursos en las universidades, es pensar no tanto en cuánto me cuesta en el presupuesto actual, sino más bien en cuánto me produce en términos de producto venidero del país. Creo que ese es un cambio en la perspectiva de nuestras autoridades económicas que es conveniente y necesario.

Quiero partir por definir un concepto integral de desarrollo. Creo que hay cuatro elementos que son muy importantes de mantener en vista. Desde luego, para que haya desarrollo tiene que haber crecimiento, y esa es la discusión a la cual estamos acostumbrados: si el crecimiento va a ser cuatro, va a ser seis, cuánto ha sido en los últimos 10 años, en los últimos 30 años, y está bien, porque uno de los elementos del desarrollo económico es la necesidad de tener un crecimiento suficiente, sostenido y sustentable. Sin embargo, hay otros tres elementos que son muy importantes también, y eso nos acerca al tema de política en el área educacional y de investigación. Necesitamos indicadores humanos aceptables. De una gran diversidad de indicadores, las Naciones Unidas han hecho un gran esfuerzo para tratar de integrarlos en un índice de desarrollo humano, pero ese es un aspecto que es innegablemente inseparable del concepto de desarrollo.

En segundo lugar, necesitamos una distribución del ingreso aceptable. Ahora, qué es aceptable. Evidentemente, podemos discutir muchos días respecto al concepto de aceptabilidad de la distribución del ingreso, pero al menos los conceptos comparativos a los cuales yo me voy a referir hablan de que, en el caso nuestro, no estamos precisamente trabajando con una distribución aceptable ni mucho menos.

Finalmente, un tercer aspecto que es muy importante, el desarrollo implica un grupo humano con valores y cultura de una sociedad desarrollada. Es decir, una sociedad que tiene 10 mil dólares de ingreso per capita no es por definición una sociedad desarrollada, si no cuenta además con estos elementos; particularmente, los últimos, que son los elementos claves de convivencia.

Ahora Chile ha tenido una evolución del ingreso per capita que es muy interesante, estos son dólares constantes: el año 78 el país tenía algo así como 1400 o 1500 dólares per capita; si esto lo extendemos hacia atrás no es sustancialmente distinto de nuestra historia pasada y evidentemente que el país ha tenido una evolución que nos ha dejado muy satisfechos: hemos llegado a alcanzar poco más de 5000 dólares per capita, y actualmente nos mantenemos en un estimado de unos 4700 dólares per capita. Titulares en los periódicos: "ya lo hicimos", "somos un jaguar". Un país con niveles de ingreso que cuando uno los pone en poder adquisitivo internacional evidentemente nos pone por encima de muchos otros países latinoamericanos, y la verdad que eso nos ha permitido en cierta manera dormirnos en los laureles.

Sin embargo, el problema es que con el actual ingreso per capita de 4700 dólares por chileno anuales y suponiendo que vamos a crecer a un promedio equivalente a 5,2% per capita al año (Noto que esta es una tasa de crecimiento anual de 7%, a lo cual hay que descontarle el 1,8% más o menos de crecimiento anual de nuestra población) podríamos alcanzar el piso del mundo industrial (y hago notar aquí también que el piso del mundo industrial lo vamos a asociar a un país como España, que hoy día tiene 14.000 dólares per capita mientras el promedio del mundo industrial está arriba de 20.000), pero eso lo vamos a alcanzar a esa tasa de crecimiento aproximadamente el año 2021. Y si tenemos la mala suerte de crecer no al 7% sino que al 6%; es decir, a un per capita de un 4,2% ello va a ocurrir el año 2026. Es decir, estamos más o menos a un cuarto de siglo de que ocurra a esas tasas de crecimiento, y solamente considerando el ingreso per capita, porque desarrollo es algo más que puro crecimiento, alcanzar el piso del mundo industrial. Creo que esa es una visión realista. Éste es un tema que se discutirá en el taller de coyuntura que se presenta en dos semanas más en la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas donde se plantea qué es esta discusión de que en 5 años más o en 10 años más alcanzamos el mundo industrial. La verdad es que estamos muy lejos del mundo industrial y tenemos que prepararnos para un esfuerzo colectivo, social, intergeneracional; que es muy distinto de 10 años más y ese esfuerzo evidentemente que requiere una cantidad de inversiones que el país hoy día no está haciendo. O sea, que ese es un trabajo lento, es sólo para las generaciones venideras, disfrutarán de ella nuestros nietos a lo mejor y, por lo tanto, es un tema de índole sociopolítico y no económico, y esto creo que le da una perspectiva mucho más interesante y enriquecedora a las dimensiones de política económica en general, pero en particular a la política que tiene que ver con investigación y educación.

Yo quiero aquí citar a un economista de esta Universidad, a don Aníbal Pinto, quien escribió una obra muy importante cuya tesis fundamental es el porqué la experiencia de crecimiento económico a finales del siglo XIX en Chile se frustró. Chile a finales del siglo XIX tuvo una experiencia económica muy parecida a la actual: altas tasas de crecimiento, desarrollo de negocios, apertura de la economía, todas estas cosas que hoy día vemos se experimentaron a fines del siglo XIX, y algo pasó. Algo pasó que durante 20 ó 30 años el país se vino abajo, y nunca más durante el resto del siglo XX alcanzamos esos niveles, esas perspectivas de crecimiento y de desarrollo. Cuando uno hojea los diarios de fines del siglo XIX los podría trasladar a los titulares de muchos periódicos de nuestros días, en que el país lo ha hecho fantástico y poco queda más que hacer para mostrarnos ante el resto del mundo como una economía realmente desarrollada.

Él sostiene que hubo y prevaleció un desequilibrio muy importante entre un alto desarrollo en lo social y político y un escaso desarrollo en lo económico; que llevó a una contradicción, a acrecientes conflictos y, por lo tanto, en este último cuarto del siglo XIX, al estancamiento y al fracaso, a pesar de todos los buenos resultados previos. Es decir, aquí hubo un desbalance muy importante entre estos dos aspectos, yo diría, inseparables de la vida en sociedad, que es el aspecto social y político y el aspecto del desarrollo en lo económico. Y lo que muchos economistas hoy día sostienen, es que la actual dinámica económica está en desequilibrio con relación a la sostenibilidad productiva y los rezagos que existen en los aspectos social y político. Es decir, tenemos presente acá un desbalance del tipo aquel existente a fines del siglo XIX. Hoy día tenemos una economía que se desarrolla muy fuertemente con un gran potencial; pero sin embargo, hay grandes rezagos en los temas políticos y sociales, y evidentemente estamos camino a una nueva frustración secular en el proceso de desarrollo. Entonces la implicancia de política es que tenemos que actuar frente a estos rezagos en los aspectos sociales y políticos y hay muchas razones para una política activa, una política creativa en el área de educación y de investigación.

Creo que es conveniente mostrar estas cifras, aunque ese color rojo que es tan bonito no se aprecia muy bien, pero son cifras de distribución del ingreso según país. Este es un promedio del 1981 al 1993. Esta última columna indica la relación existente entre el 20% más rico y el 20% más pobre para un conjunto de países que no se alcanzan a apreciar muy bien, pero en general esto de acá arriba son países del Sudeste Asiático, países a los cuales queremos parecernos y muchas veces decimos que nuestra experiencia es muy parecida a la de Corea, a la de Singapur y lo citamos. Los indicadores redistributivos de estos países indican que en promedio, probablemente, la diferencia entre los más pobres y los más ricos por así decirlo está de 1 a 9. Países como Corea tienen diferencia de 8,7. Bueno, Chile tiene una diferencia en este minuto de 18,3. Es decir, Chile es uno de los países estructuralmente más desiguales del mundo. De acuerdo a estas estadísticas, el único país que yo pude encontrar con una distribución del ingreso peor que la chilena es el caso del Brasil, pero en Latinoamérica no hay otro; por lo menos aquellos países que tienen estadísticas que podemos comparar. Nótese, aquí está el ingreso per capita en dólares constantes, o sea, en dólares comparados a nivel internacional. Chile tiene 8900 por ahí por el año 93 en término de poder adquisitivo internacional, lo que es bastante comparable digamos a muchos de estos países que están acá. O sea, este un país que tiene un nivel de desarrollo desde el punto de vista del ingreso per capita bastante aceptable, pero también una estructura distributiva bastante inaceptable. Y eso de nuevo tiene que ver con este problema que yo decía que hay una contradicción entre esta velocidad de crecimiento, expansión económica y la realidad social, la realidad política en la cual estamos. Yo creo que este es un sistema que requiere acciones de política, particularmente, en lo que tiene que ver con políticas sociales y, específicamente, con el campo de la educación.

El desarrollo económico implica algunas tareas urgentes, sin ninguna duda. Si uno lee la discusión que ha habido sobre los programas económicos uno encuentra que hay tres elementos que cruzan a todos esos postulados y a esas discusiones. En primer lugar, el desarrollo hoy día implica integración. Integración económica a nivel internacional y tenemos que comparar nuestros estándares con el resto del mundo, eso es inescapable; por lo tanto, eso requiere mejores estándares productivos, sin ninguna duda. O sea, ya no podemos salirnos de esa realidad, no podemos hoy día volver a la realidad de los años 60. La realidad hoy día es una economía integrada. En consecuencia, nuestros estándares productivos tienen que tener como términos de referencia esa realidad mundial y, por lo tanto, eso requiere de hacer esfuerzos muy definidos en materia de investigación y de tecnología.

En segundo lugar, el desarrollo implica una mejor distribución y necesita mejorar el potencial de nuestros recursos humanos. Voy a indicar algo sobre los que nos preocupa de esto, pero quiero reseñar sobre este tema de la mejor distribución también, porque hay muchos economistas que piensan que la mejor distribución viene después del crecimiento. Entonces crecemos, y una vez que hayamos crecido lo suficiente, viene un derrame sobre los de más abajo y eso, por tanto, tiende a restaurar las cosas hacia el largo plazo. Pero en realidad hay pocos economistas ya en el mundo que piensen eso, porque ahora hay un tema de competencia por los recursos de inversión, hay un tema que tiene que ver con las expectativas, hay un tema que tiene que ver con la estabilidad social que hoy día es un elemento clave como medioambiente de inversión, y no hay estabilidad social en un país desigual. En consecuencia, la desigualdad se constituye en un mal antecedente, particularmente para la inversión y, por lo tanto, para el crecimiento. De manera que el tema de las mejoras distributivas hoy día no puede esperar respecto del tema del crecimiento; son elementos que tienen que ir juntos. Y desde luego el desarrollo implica una mejor calidad de vida y necesita participación, cultura y humanismo; esa es una cuestión también evidente.

Finalmente, y como consecuencia, el desarrollo implica mejorar educación e investigación, porque si uno piensa los elementos que cruzan estos tres conceptos de integración, de mejor distribución y de mejor calidad de vida; evidentemente ellos en gran medida se centran en políticas educacionales y de investigación. Creo que esa es la manera correcta de posicionar el tema hoy día, cuando sobre todo en política se discute que la educación es casi un resultado residual del ajuste de otros sectores y de otras políticas y cuando investigación se ve como un subsidio a cosas que nadie entiende qué significan.

La inversión en conocimiento es un bien social. Existe hoy día una sub-inversión en materia de conocimiento comparándonos con países de similar ingreso per capita. O sea, si hoy día comparamos, por ejemplo, nuestro ingreso per capita en términos de poder adquisitivo con el de Corea, evidentemente que estamos muy lejos de poner en el aparato de investigación y educación del país algo similar a lo que han puesto los coreanos en los últimos años por lo menos. Desde luego que lo que estamos actualmente gastando en investigación y desarrollo, que es aproximadamente un 0,6% del producto interno bruto, puede y debe aumentarse, no porque existan investigadores que necesitan recursos, que es la manera en que usualmente se discuten estos temas en las esferas de Gobierno o en el Parlamento, sino porque aquí hay un problema de objetivos y tareas de país que hay que abordar con esos señores que hacen investigación, para poder aplicarlas posteriormente a los procesos productivos de desarrollo social.

Y aquí hay un elemento muy clave que es que la investigación ejerce muchas externalidades. Aquí hay una cuestión importante del lenguaje económico. Los proyectos de inversión producen normalmente retorno, y los retornos son apropiables. Si yo invierto y pongo un quiosco de diarios acá afuera, evidentemente que es una inversión privada y yo recojo los eventuales frutos financieros y de otro tipo de mi inversión. Pero qué pasa con la inversión en investigación. Quién se apropia de los resultados de la investigación. Desde luego, hay todo un sistema de patentes que en Chile es bastante complejo, por decir lo menos. Pero así y todo, quién se apropia efectivamente cuando la investigación tiene resultados generales, derivados, aplicables en términos muy generales. Entonces, la verdad, es que la investigación se dice tiene grandes efectos sociales, externos a quien invierte en el proyecto. Aquí nadie invierte $100 en un proyecto de investigación esperando a los 3 años empezar a recoger los retornos de lo que ha hecho. Entonces, aquí hay un tema de tiempo y hay un tema de apropiabilidad, en consecuencia, hay un tema de externalidad y por ello en términos económicos el Estado debe envolverse en financiar investigación y eso es lo que hace el Estado en todas partes del mundo. Aquí sin embargo, se escuchan los argumentos, de por qué el Estado tiene que envolverse en estas cosas y por qué no con este maravilloso experimento de las universidades privadas no hacemos también que las universidades autofinancien su investigación, porque si es un buen negocio, evidentemente siempre habrá gente que esté dispuesta a invertir en tan buen negocio. Eso no tiene realmente sustento desde el punto de vista de los propios conceptos económicos. Aquí hay dos factores claves en el desarrollo, que es la formación de recursos humanos y, desde luego, lo que tiene que ver con el desarrollo cultural y la investigación científica y tecnológica.

Qué progreso hemos hecho en educación. No cabe ninguna duda que hemos aumentado cobertura, y el ejemplo más claro es la Educación Superior y, específicamente, la educación universitaria. Pero la pregunta de verdad y de fondo que no contestamos es realmente qué es lo que está sucediendo con la calidad. Aquí hay programas de mejoramiento de la calidad que no han tocado el tema de calidad y menos el de equidad. Hay dudas sobre la calidad. Si uno se refiere solamente a los resultados de las últimas pruebas de Simce de la educación básica, en realidad uno cuestiona todos los esfuerzos que se han hecho para incrementar calidad; y si uno piensa en calidad de la Educación Superior, la respuesta es que no tenemos ni siquiera idea de qué es lo que está sucediendo con la calidad hoy día, de la formación universitaria tan generalizada y tan amplia que existe. No hay ni siquiera un proyecto definido sobre tema de acreditación, particularmente, con ese experimento.

Pero hay otra cosa que es muy preocupante, y que proviene de un estudio que realizó este año hace cuatro o cinco meses atrás la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas en que muestra que hay un 53% de analfabetos funcionales en nuestra fuerza de trabajo. Es decir un 53% de los chilenos no sabemos realmente qué es lo que estamos leyendo, no podemos entender aquello que sí podemos descifrar desde el punto de vista del léxico. Y la pregunta es qué condiciones tiene este país para atraer inversión, particularmente, cuando la inversión que ha de venir tiene ya que dedicarse a algunas industrias elaboradoras tanto en la parte alta o baja de los proyectos, y la verdad es que esto tiene mucho que ver con lo que ha ocurrido con nuestro sistema educacional y las grandes debilidades que hoy día tiene. Si uno piensa en la capacitación, la verdad es que la capacitación no alcanza a más de 10% de la fuerza de trabajo que es la que está concentrada en las empresas elegibles para los subsidios de capacitación y hay áreas económicas claves que están excluidas. Por ejemplo, las medianas y pequeñas empresas normalmente están excluidas de los programas de capacitación. Entonces es verdad que los progresos en educación hoy día son bastantes preocupantes. Esta estadística a mí me parece extraordinariamente reveladora. Si uno compara entre el año 73 y el 90, hay países como Japón o como Corea que han dado saltos importantísimos en términos de la cobertura. Nuestro país tampoco ha dado saltos importantes por lo menos desde el año 90. Desde luego al año 98 ha habido algunos saltos importantes en término de cobertura por cada 100 habitantes, pero cuando uno mira estos números es muy dramático darse cuenta de que el país ha estado perdiendo 20 años y quizás 30 años en términos de una inversión que es sustantiva para el desarrollo nacional. Y si uno mira otros indicadores cuantitativos, como los científicos por cada mil habitantes, en Chile no alcanza a más de 1,2 y en el mundo industrial promedio es de 4,6. Esta es una estadística que le he copiado al Dr. Allende; se lo escuché el otro día: nosotros producimos 60 doctorados al año, la Universidad de Sao Paulo está produciendo mil 400, y la población de 18 a 24 años en Educación Superior (estadísticas del año 95) evidentemente que nos pone muy por debajo incluso de países de la misma región latinoamericana. Es decir, aquí tenemos un problema serio en materia de educación, de eso no cabe ninguna duda, hay miles de otras cosas a que nos podemos referir que tienen que ver con la calidad del sistema, con los recursos que efectivamente se están poniendo y con la ausencia de una política estructurada y clara con objetivos de país en términos de su desarrollo.

Ahora tenemos el caso de investigación y desarrollo. El Presidente nos ha dicho que los recursos crecerán en los próximos 5 años de 0,6 a 1,2% del producto interno bruto, que es un anuncio muy bienvenido, naturalmente, pero no hay que dejar de pensar de que este incremento en 5 años nos coloca solamente a medio camino, porque estamos pensando entrar en competencia con países que están en promedio, aproximadamente, en 2,6% del producto interno bruto en inversión en investigación y desarrollo. Desde luego que hay una etapa previa de observar, aprender y aplicar que debe cumplirse, y que nosotros casi la hemos saltado. Un grupo de académicos de la Universidad elaboró una serie de ideas sobre el tema del desarrollo tecnológico que se le entregó al Presidente justamente con motivo de su viaje que se inicia hoy día al Silicon Valley. Pero esta experiencia de observar, aprender y aplicar requiere poner recursos en ese proceso y eso requiere poner recursos no sólo en visiones tecnológicas, sino también en gente de acá que vaya a estudiar al resto del mundo. Y no estamos haciendo ese esfuerzo, que es un esfuerzo todavía muy limitado en esta primera etapa, la etapa previa, porque naturalmente si hoy día con una varita mágica alguien nos colocara el 2,6% del PIB en investigación no hallaríamos qué hacer con los recursos. La verdad es que necesitamos infraestructura, necesitamos los recursos humanos, esos no están allí, se desarrollan con tiempo, entonces evidentemente gran parte de esos recursos tienen que ir a esta etapa previa y esta etapa previa creo que no se está cumpliendo todavía adecuadamente. El país no puede llegar al 2010 con un 1,2% gastándose en investigación y desarrollo, sino que con un 1,8 en investigación y desarrollo, lo cual significa que a partir del 2005 ó 2006 se tiene que sostener el esfuerzo de un incremento anual de recursos en un área que es tan importante para la creación de conocimiento, para las exportaciones, para el proceso de inversión, para la formación de recursos humanos, etc., todas esas cosas que nosotros conocemos.

Esta política de expansión de los recursos en inversión y desarrollo -y desgraciadamente no está Eric Goles que justamente ayer viajó con la comitiva del Presidente- yo creo que plantea varias preguntas respecto al cómo vamos a hacer esto. O sea aquí hay una decisión política de aumentar los recursos y eso significará; bueno, no lo estamos viendo muy claro para el 2001, pero significará a partir del 2002 un incremento notorio de los recursos en investigación y desarrollo de Conicyt -suponemos- y las universidades -suponemos- pero todavía no está claro cómo este sistema va a operar. Hay una decisión política, pero hay varias decisiones políticas que muchas veces no son escuchadas apropiadamente en las reparticiones específicas del Gobierno.

Desde luego aquella escasez de recursos humanos para hacer frente a ese incremento anunciado, y eso tiene que ver con doctorados, con programas de graduados y con toda una infraestructura de recursos que creo tenemos que preparar para eso. Ahora, hay una pregunta. El Dr. Allende el otro día en el Consejo de Rectores tuvo una discusión respecto a este tema: ¿será todo concursable? Bueno, si es concursable, que sea concursable. Pero estos sistemas concursables, que muchas veces no son tales, evidentemente crean más bien un manto de duda y de sombra sobre sistemas, una caja negra. Entonces la pregunta es ¿vamos a favorecer en realidad un sistema de asignación de recursos directo por convenio de desempeño con las instituciones de Educación Superior, combinados con un sistema transparente y concursable de recursos? pero la pregunta es si vamos a hacer todo concursable. El modelo Matthey de la realidad chilena hagamos un concurso para ver quienes quieren tener observatorios astronómicos, o quienes quieren hacer geofísica. Creo que la concursabilidad hay que desarrollarla, pero también hay que limitarla y hay que hacer apuestas en torno a lo que se busca de aquellos recursos que ya tenemos en el sistema. Y creo que, además, y esto es muy importante, hay que potenciar las alianzas estratégicas entre instituciones que en realidad compiten, pero finalmente compiten en desmedro del país. O sea, un país que muchas veces no tiene cabida para tener dos grupos importantes en un área determinada y disciplinaria y que hoy día compiten, y gana uno en medio de una gran cantidad de acusaciones y de sospechas, pero finalmente es el país el que pierde, porque hay otro que se despotencia y se desventaja. Yo creo que el sistema debiera provocar mayor posibilidades de alianzas para poder realizar trabajos combinados en distintas instituciones.

Pero creo que los concursos tienen que ser concursos. Entonces, no tiene sentido pensar que vamos a hacer unos 11 fondos concursables distintos, uno para la primera región, otro para la segunda región, otro para la región metropolitana, porque la verdad es que eso no optimiza el uso de los recursos escasos en una materia que es tan delicada como ésta. Es natural que exista desde el punto de vista de muchas instituciones el deseo de tener programas de doctorados, y también el deseo de tener institutos de investigación muy sofisticados, pero la verdad es que el país no puede apostar a tener desarrollo paralelo de 15 ó de 25 instituciones haciendo investigación en paralelo en un área disciplinaria. Creo que aquí el Estado tiene que tener una política muy definida respecto a cómo hacer las apuestas y creo, incluso, cuando hay acusaciones de intereses de grupos, entre los cuales por supuesto se lee entre paréntesis Universidad de Chile, lo que hay en definitiva es poca transparencia para indicar que muchas veces el Estado debe apostar, y si el Estado apuesta en esta Universidad de alguna manera y tenemos que dar cuenta de esa apuesta, naturalmente a mí me parece una legítima decisión política. Y en aquellas otras cosas en que no apueste, evidentemente habrá que concursar y ojalá tanto en las apuestas como en los concursos podamos potenciar más alianzas estratégicas, que creo que nosotros debemos abrirnos mucho más a ese tipo de organización e iniciativas.

Lo tercero. Otra pregunta: ¿será todo evaluable por resultado? porque no olvidemos que actualmente muchos recursos de investigación y desarrollo no pasan por ninguna evaluación; van directamente a algunas instituciones del Estado y nadie pregunta y yo creo que es muy importante preguntar, sobre todo en la perspectiva de poder optimizar el uso de los recursos.

Finalmente, hay una cuarta pregunta que es muy importante con el desarrollo de esta política: ¿qué vamos a hacer con las humanidades y las ciencias sociales? ¿les vamos a pasar los mismos formularios como se hace actualmente con los físicos o a los biólogos? ¿o vamos a crear un área aparte, o los vamos a hacer competir de alguna manera, o vamos a provocar más bien una integración interdisciplinaria en la medida de lo posible? Hay mucho espacio para eso. Creo que esa es una pregunta importante que no se ha resuelto. Yo conozco la opinión del Presidente de Conicyt, pero evidentemente es todavía su opinión. Falta una política clara, una política transparente, una política que nos informe cómo va a ocurrir esto en los próximos 5 años, porque hasta ahora sabemos que va a haber un incremento de recursos, pero la pregunta más importante es cómo va a ocurrir aquello. Creo que eso es importante tal y como en relación a todo lo que es política de desarrollo de Educación Superior.

Pasemos a la Universidad de Chile. Yo quiero examinar en términos muy generales los resultados. Creo que, como el Dr. Allende decía, esto se puede transformar en una fiesta de alabanza entre nosotros, seguimos siendo la primera Universidad en investigación, los que más contribuimos al conocimiento, contribuimos al conocimiento generado en Latinoamérica en un porcentaje muy importante, todo eso, bien. Creo que seguimos siendo los primeros en Fondecyt y eso debe alegrarnos evidentemente, pero las tendencias que ahí están ocurriendo son preocupantes aparte que nos preocupa el sistema propiamente dicho. Nuestro éxito en los Milenios y en los Fondap se ha visto disminuido respecto del potencial, y aquí hago alusión a la poca transparencia que muchas veces se alude o se acusa y todos sabemos que probablemente esas cosas son muy fáciles de denunciar, pero muy difíciles de probar. Pero cuando nos dicen que en realidad nos ganamos un instituto y deberíamos haber ganado 2 institutos Milenios, la verdad de lo que ahí ocurre es que hay falta de transparencia en el sistema. Creo que la gran lección, particularmente de los procesos de los Milenios, ha sido el hecho que deberemos en el futuro instaurar mecanismos más transparentes de información y de resolución de este tipo de concursos. Sin embargo, hemos tenido éxito en ambos y, desde luego, en el sistema de los Fondap, que probablemente va a ser el tipo de estrategia que se utilizará para incrementar recursos hacia el futuro, especialmente en la perspectiva multidisciplinaria y regional. Hemos mejorado en los concursos Mecesup, pero creo que aún tenemos una gran debilidad, por lo que necesitamos invertir más en los proyectos, invertir más recursos, más tiempo, más preparación: esa es la gran lección. Creo que la mejora que se experimentó este año, tiene mucho que ver con eso. Creo que hay áreas que están más rezagadas y, por lo tanto, la gran lección es que tenemos que poner todavía más énfasis en aquellas áreas más rezagadas para que el éxito en los programas Mecesup no nos concentre los recursos solamente en algunas áreas o polos de desarrollo de la Universidad. En Fondef con algunas cifras que muestro ahora estamos repuntando después de haber tenido un pequeño bajón. Aquí está la lista: básicamente, los Fondap están en modelación matemática y ciencia de los materiales, en los Milenios tenemos 1 de tres institutos, en el área de biología, y tenemos 2 de 5 núcleos. O sea, estos resultados son bastante satisfactorios, sobre todo porque proveen recursos para hacer investigación más institucionalizada, en el caso de los Milenios se ha hecho un buen trabajo en esa dirección para institucionalizarlo; y en segundo lugar, porque se trata de recursos de más largo plazo.

En el Mecesup del año 99 nosotros obtuvimos 7,6% de los recursos en pregrado y en el 2000 8,8 en el pregrado. Sí hubo una mejora, pero yo diría una mejora limitada, pero sin embargo, el gran salto lo dimos en posgrado. Creo que eso ha sido más importante y creo que para el próximo año la gran lección es que tenemos que invertir más recursos en preparar bien y mejores proyectos de pregrado, porque las ideas naturalmente están, pero sistematizarlas y organizarlas en términos de los lineamientos de la Universidad es muy importante.

Y en los Fondef, aquí están los datos del año 92 al 99. Aquí habíamos venido experimentando una caída que se notó mucho el año 98, pero ha habido un salto importante y esperamos que los resultados del concurso 2000 nos pongan de nuevo en un porcentaje de monto y de proyecto relevante, es un área muy importante para la Universidad.

Esta transparencia es per se bastante confusa por los colores y por los tamaños, pero en definitiva tenemos los proyectos aprobados en número y monto en el caso de los Fondecyt y aquí la tendencia que se muestra es una tendencia porcentual bastante interesante. Yo diría, claro, si uno mira los montos, no es una tendencia muy preocupante, pero si uno mira el número de proyectos sí es una tendencia preocupante, o sea tenemos cada vez menos investigadores con proyectos Fondecyt, pero en promedio más ricos. Desde luego, seguimos siendo la Institución más importante desde el punto de vista del sistema, a niveles individuales. Creo que hay algunas tendencias en términos del número de proyectos que somos capaces de absorber y de ganar en Fondecyt que es muy importante estudiar con cuidado.

Aquí tenemos las relaciones entre los proyectos aprobados y concursados por universidades no estatales, en realidad son universidades del Consejo de Rectores, estos son los proyectos concursados y los proyectos aprobados. O sea, la Universidad siempre ha estado aproximadamente en un tercio y ha repuntado un poquito en el último concurso. Pero creo que ese tercio ha venido decayendo, es decir presentamos un número de proyectos, pero las tasas de aprobación en realidad por lo menos no han crecido y creo que es muy importante preocuparnos de eso, desde luego Fondecyt es solamente una dimensión de todo lo que hacemos en investigación, pero muy representativa, porque es un sistema bastante abierto y creo que la evolución que ha tenido levanta algunas preocupaciones que es importante atender: la concentración en menos investigadores y, en segundo lugar, una tasa de rechazo de proyectos, por así decirlo, que es levemente creciente o ha sido levemente creciente.

Aquí están los datos del Fondecyt 2000. El porcentaje de aprobación de la Universidad fue 38%, eso significó una pequeña alza también respecto de una tendencia declinante que había venido ocurriendo antes pero todavía la tasa de aprobación de 38% no nos puede dejar tranquilos, sobre todo cuando hay otras universidades que tienen porcentajes arriba del 40% en aprobación. Yo creo que ahí hay bastante que hacer, naturalmente que todos sabemos que los Fondecyt no son proyectos institucionales estrictamente, hemos ya discutido suficientemente sobre ese tema, esto va a recursos fuera, los recursos institucionales son muy pequeños, pero en fin, creo que es un indicador al menos de lo que está ocurriendo en el campo de la investigación, del cual tenemos que preocuparnos. O sea, puede indicar algunos vacíos en términos de nuestra organización que es necesario corregir, y si uno los mira desde el punto de vista de la concentración disciplinaria y uno mira los 15 proyectos de la Universidad de Chile uno encuentra medicina, ciencia, el Inta y por aquí aparece la Facultad de Arquitectura. O sea, hay una gran concentración disciplinaria que también es importante. Si uno mira los montos de primer año pasa lo mismo, sólo que aquí se agrega la Facultad de Ciencias Químicas y la de Ciencias Forestales, pero en general si ustedes ven hay una gran concentración. Ahora eso puede responder a una cierta especialización, es decir, por ponerlo de alguna manera, Ingeniería se concentra más en proyectos más grandes, porque Ingeniería es nuestra prime en el área de los Fondap y en el área de Fondecyt es Medicina el área de la ciencia de la salud, eso puede tener una buena explicación, pero no es realmente un modelo muy racional o no tiene, por lo tanto, una explicación muy racional. Creo que esto es una cosa a la cual también debemos ponerle alguna atención, o sea hay muchas facultades que están auto excluidas o excluidas por las reglas del juego. Además, yo sé que la Facultad de Filosofía no está en esto, porque está excluida por las reglas del juego simplemente y en gran medida pasa lo mismo con la Facultad de Ciencias Sociales.

Estas son las estadísticas de los concursos del año 96 al 2000. Las estadísticas anteriores llegaban hasta el año 97 y justamente lo que estaba indicando, la Universidad había venido experimentando esta caída, estamos hablando de los montos de primer año, el porcentaje de participación, había una recuperación del año 2000, pero aquí había una tendencia que, como yo decía, levanta algunas preguntas; esto evidentemente que puede ser sostenible y esperamos que sea sostenible, lo mismo que la relación entre proyectos concursados y proyectos aprobados, pero creo que es una estadística que debemos considerar.

Cuáles creo yo que son déficit verdaderos en la Universidad, desprendidos del análisis de estos temas. Número uno: el financiamiento de nuestros posgrados. Aquí hay un tema que de alguna manera va más allá de la Universidad, esto tiene que ver con el tema de los financiamientos de los posgrados, particularmente doctorados, en el país, pero evidentemente es uno de los factores limitantes. La Universidad está haciendo un esfuerzo en términos de multiplicar sus doctorados, hemos hecho un esfuerzo y se han acreditado los 22 doctorados que se presentaron en Conicyt, que están muy bien y muy bienvenidos, pero necesitamos mucho más de eso. Los lineamientos estratégicos de la Universidad dicen que tenemos que apostar más por los programas de posgrados, particularmente los doctorados, y desde luego investigación, porque ahí están las grandes ventajas de la Universidad y es ahí donde podemos encontrar los mecanismos para mantener con nosotros a los investigadores de más valor con lo cual estamos enfrentando un problema, porque la competencia externa es suficientemente importante, pero aquí hay un tema de financiamiento de posgrado y ese es un déficit importante.

Segundo. Están los recursos de inversión básica para la investigación compleja. Quién hace la inversión hoy día en laboratorios, en equipos sofisticados que se necesita posteriormente para ir a la etapa a la cual nos acostumbra hoy día la política: ir a la competencia. Entonces ahí hay un déficit importante en la Universidad y todos sabemos lo que es la situación financiera para abordar este tipo de temas, que es un tema recurrente y diario de nuestras debilidades. En esta materia, que no puede simplemente palearse con ventas de servicios o con donaciones, evidentemente aquí tiene que haber un compromiso mayor del Estado en financiamiento de esta inversión.

Tercero. Los investigadores jóvenes son cada vez más escasos en las instituciones. Eso es muy importante pensarlo y repensarlo, o sea, hay una serie de culpas que tienen que ver con la política en general. Tienen que ver con nuestro sistema de remuneraciones en general y muchas veces tienen que ver con nuestras políticas en lo específico. Entonces ese es un tema a abordar, pero creo que es preocupante el incremento en la edad promedio de nuestros académicos, que uno observa en las estadísticas de la Universidad; tiene que ver con una serie de fenómenos, incluyendo las debilidades, por decirlo de alguna manera, de los programas de retiro que existen, pero evidentemente que esto es algo que está causando dificultad y, por lo tanto, se convierte también en un mecanismo que impide un desarrollo adecuado en nuestros programas de doctorado.

Y desde luego nuestro gran problema es el de financiamiento -privado e incierto- particularmente, en el campo de la investigación, cuando uno concursa por cosas de un año, dos años y después no se sabe lo que va a pasar. Eso evidentemente que contradice el espíritu de nuestro mandato institucional, que es la investigación de tipo nacional. La Universidad de Chile vive en esa tensión permanente: nos dicen que somos una Universidad nacional y pública, nosotros creemos eso, esa es nuestra misión, pero el financiamiento es fundamentalmente privado, hay que ir a buscarlo por los donantes, hay que vender servicios, hay que hacer miles de cosas, entonces la pregunta es: bueno, qué es lo que hacemos entonces, y creo que hemos vivido ya muchos años en esa contradicción, que tiene mucho que ver con investigación, porque de repente entonces tenemos que tomar la decisión qué tipo de investigación hacemos. Hacemos investigación que podemos vender rápidamente en asociación con la empresa privada y que fundamentalmente es investigación acotada a temas específicos, o hacemos investigación para abordar los temas del país. Pero también es cierto que no están los recursos, y como el Presidente bien expresó el día del aniversario en esta misma sala, la sociedad chilena tiene que definir qué es lo que quiere de la Universidad de Chile, y creo que ahí hay un tema importante, es un tema grandemente político, pero es un tema en el cual tenemos que posicionarnos cada vez con mayor claridad, porque aquí hay una contradicción vital que evidentemente desfavorece al país, no sólo a la Universidad.

Qué es lo que estamos proponiendo para enfrentar esos problemas, que no son problemas que se resuelvan en un año, ni en dos, ni es cuestión de firmar un decreto o dos decretos. En primer lugar, necesitamos tener un plan para formación y desarrollo de académicos jóvenes. Eso es indispensable, en algunas facultades por cierto se han hecho algún tipo de programas en esta dirección, pero es necesario tener un programa duradero y consistente a nivel de la Institución. Necesitamos un programa que esté en la Institución por unos 5 años para que tenga resultados visibles. Esto no es una cosa que va a tener resultados en un año necesariamente, y esta idea de dedicar parte de los recursos presupuestarios a contratar académicos jóvenes para que las facultades reemplacen posteriormente a los profesores part time por estos investigadores jóvenes; creo que es algo que vale la pena considerar, cuidadosamente, y que va en la dirección correcta. Naturalmente que tiene que tener distintas versiones en los distintos organismos de la Universidad, pero creo que es la dirección correcta hacer política de reemplazo de part time por full time, y que estos profesores full time sean fundamentalmente investigadores jóvenes, que permitan consolidar por lo demás nuestro programa de doctorado.

Segundo, vincular más fuertemente la investigación con los posgrados. Creo que esto tiene que ver mucho con nuestra organización interna, pero también con la vocación de lo que estamos haciendo en los distintos organismos. De nuevo, esto tiene que tener muy distinta lectura en distintos organismos de la Universidad, aquí no hay un caso único, pero creo que esa es una dirección correcta. Ahora eso tiene mucho que ver con el hecho de que los organismos que reciben aporte fiscal directo, del que recibe la Universidad y que tienen que ver entonces con investigación, tienen que reportar resultados de investigación. Pero la verdad de las cosas es que en la Universidad hay organismos que hacen muy poca investigación y no les hemos preguntado qué hacen efectivamente. Muchos hacen docencia, muchos hacen gran cantidad de extensión, pero "investigación", la verdad que hoy día tenemos que tener una política para hacer preguntas de vuelta a los organismos, porque eso nos tiene que permitir reasignar recursos, desde aquellos que tienen énfasis en otras tareas de tipo universitario, pero no específicamente en investigación. De eso tenemos que aprender que tampoco esto es un decreto que se firma y que diga se hace tal cosa con algunos organismos y de qué manera esos recursos van a otros organismos, pero tenemos que aprender a tener un presupuesto más flexible, en términos de promover e incentivar la investigación.

Desde luego que necesitamos una organización que privilegie ese lazo de investigación y de posgrado, por eso a nivel central una de las preguntas que hay también para discusión acá es justamente la conveniencia de tener una Vicerrectoría de Investigación y que concentre posgrados como una manera de vincular ambas acciones. Eso de nuevo no es sólo crear un organismo, se trata de ver qué potencialidad efectiva eso tiene respecto a la organización actual a nivel central, y desde luego en los distintos organismos académicos. La Universidad tiene que tener una política de ahorro de recursos y transformar activos para financiar investigación. Creo que esa es la inspiración general. Aquí desde luego ha habido un compromiso de no vender o de transformar activos para pagar deuda o para tapar hoyos presupuestarios, sino para hacer inversión. Inversión que a su vez es importante porque tenemos debilidades fundamentales: es cuestión de recorrer los organismos universitarios no más, ir a las facultades, ir a los institutos y ver lo que está ocurriendo y los innumerables problemas que tenemos para hacer nuestro trabajo. Aquí hay listas dramáticas y podemos estar toda la mañana en eso sobre la situación real. Entonces aquí tiene que haber un programa de transformación de activo y de ahorro de recursos, independientemente del tema de la política del Estado que es evidentemente insuficiente, y seguirá siendo insuficiente en la medida que no haya una política definida, tanto en el desarrollo de la Educación Superior como en el aparato de investigación científica y tecnológica.

Los retos inmediatos. Desde luego necesitamos promover más trabajo interfacultad, interdisciplina, como decía el Dr. Allende, esa es una debilidad institucional muy importante. Y tenemos que examinarnos, porque eso es una tendencia que tampoco se soluciona con un decreto, es parte de la cultura. Probablemente en la Institución hay experiencias interesantes. En el Campus Sur, por ejemplo, de las tres Facultades y del Inta, de hacer un trabajo integrado, de promover ahora un doctorado integrado, de integrar más los postgrados de las carreras que allí se imparten, pero creo que tenemos que hacer mucho más de eso, eso es muy importante y, por lo tanto, ir en la dirección de aunar esfuerzos a nivel de campus es fundamental para poder también ahorrar recursos y dedicarlos al tema de la investigación.

Necesitamos promover más el trabajo de equipo integrado, porque tenemos una cultura que nos ha aislado mucho más, pero creo que los recursos vendrán justamente para equipos integrados en el futuro. Serán proyectos del tipo Fondap y, por lo tanto un gran reto es integrar equipo y promover trabajo interdisciplinario. Si no hacemos eso y no nos preparamos para eso evidentemente que nuestras perspectivas de éxito en este eventual incremento de recursos de los próximos años se verán disminuidas. Necesitamos como Institución priorizar las necesidades regionales y desde luego, por lo mismo, las nacionales. Tenemos que ir contra esa tendencia a que se nos perciba y muchas veces actuamos como una entidad metropolitana. Esta es una Universidad nacional, mucho más allá evidentemente de los conceptos de tener o no sedes regionales, pero creo que atacar problemas regionales, hacer alianzas con las universidades estatales, particularmente, en las regiones es muy importante. Eso ha estado funcionando en algunas áreas, en el área de Medicina, por ejemplo. Es importante atacar eso, porque es uno de los blancos que recurrentemente vuelve hacia la Universidad. Que una universidad de la región metropolitana, por lo tanto, los recursos de la región metropolitana se ven aumentados y pierde la región A ó B. Yo creo tenemos que ir también contra eso desde el punto de vista de priorizar ese tipo de tema. Y desde luego creo que aquí acelerar la creación y el mejoramiento de nuestros programas de doctorado es indispensable. Nos ha ido muy bien en ese campo, pero todavía necesitamos poner más enfoque en los doctorados que están poniendo en marcha varias facultades, pero también un esfuerzo de mejoramiento; varios de nuestros programas de doctorado son preocupantes desde el punto de vista de los recursos que estamos poniendo, desde el punto de vista del éxito académico que está teniendo, desde el punto de vista de la contribución real, hay que revisarlos y tenemos que estar dispuestos a cerrar programas de doctorados que no cumplan con los estándares mínimos de la Universidad, esto es muy importante, porque todo el mundo nos está viendo y evidentemente que nosotros tenemos que marcar mucho con el ejemplo para el resto del sistema.

Bueno, esas eran mis ideas... es propaganda institucional para todos ustedes.

Muchas gracias.

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