Discurso del Prof. Luis A. Riveros, Rector de la Universidad de Chile en, Ceremonia de Inauguración del Seminario de Desarrollo Local.

(Transcripción)

La Universidad es un centro de reflexión, y cuando se trató de promover un modelo de universidad en que ellas pasaban a ser meramente centros de instrucción, el país perdió mucho. Perdió mucho porque la sociedad necesita un cerebro que proyecte los problemas y que al mismo tiempo constituya un espacio para debatirlos; y la Universidad por su jerarquía, por su posición en la sociedad y ésta, particularmente por su misión nacional, deben promover los temas nuevos, pensar los temas que importan no para el Chile contingente, sino para el Chile del mañana y proveer un espacio en donde podamos provocar diversidad en el contraste de las ideas. Son cosas como desaparecidas de nuestra sociedad y son cosas que de alguna manera van debilitando el alma de las instituciones cuando ellas se transforman en meras repetidoras del conocimiento y cuando no son capaces, por lo tanto, de provocar temas nuevos y temas distintos como éste, que es un tema natural, es un tema importante, pero es un tema, como muy bien lo ha dicho el señor Alcalde, como que se salió de la agenda.

Aquí probablemente, una manera de decirlo, ganaron los hombres en este individualismo creciente, pero ha perdido el género humano y obviamente ese es un problema en una sociedad que quiere reponer temas que tienen que ver con su propia sustentabilidad y, por lo tanto, el volver a pensar en las organizaciones de la comunidad donde se debatan sus problemas, donde se intermedie la información para abordar esos problemas, evidentemente que es un tema que tiene que ver con nuestro proyecto de país. Con un proyecto de país que no se construye, como en el pasado y no debiera hacerse, a partir de un conjunto de iluminados o de una organización estatal de superestructura en donde se decide cuales son los lineamientos. El cambio hoy día es tan dinámico, la velocidad de lo que está ocurriendo con nuestros sistemas de comunicación, con nuestros sistemas tecnológicos, con las cosas que ocurren en el mundo real productivo son tan fuertes, que hacen que ese modelo sea inviable y surge, por lo tanto, como un modelo opcional, este modelo individualista que centra en las personas exclusivamente las decisiones respecto al conjunto por medio de democracias formales que muchas veces funcionan sólo de esa manera. Pero pensemos en un tema que tiene que ver con el país que soñamos. Nosotros decimos que queremos que Chile de un salto al desarrollo económico y hay muchos quienes han hecho cálculos y estimaciones, respecto a qué es lo que tenemos que hacer para que ese salto ocurra en el tiempo, y todos coinciden en números cercanos a los 20 ó 30 años para que Chile pueda hacer eso, dependiendo de las oportunidades que nos den nuestros propios recursos de inversión.

Pero la pregunta en realidad es doble. En primer lugar, ¿es solamente el desarrollo económico que buscamos, el saltar de un ingreso per cápita de 4 mil 800 a 17 mil dólares y, por lo tanto, pensar que en 15, 20 ó 30 años podemos hacer aquello? La verdad es que todos quienes han escrito sobre estos temas de desarrollo no asocian necesariamente los niveles de ingreso a los niveles de desarrollo, porque cada vez está más el énfasis en el desarrollo humano, en la calidad de vida como ha mencionado don Gonzalo Duarte, en la posibilidad de que exista una comunidad más integrada, donde existan objetivos de comunidad compartidos, donde exista respeto por las personas, donde el concepto de seguridad no está garantizado solamente por el Estado, sino que por la propia comunidad organizada y donde la educación deje de ser un mero negocio para convertirse en un instrumento de socialización administrado y promovido por la propia comunidad. Es decir, las experiencias de desarrollo económico del mundo no enfatizan tanto el tema del ingreso per cápita, que es un tema evidentemente importante y central, pero qué sacamos con un ingreso per cápita en una sociedad deshumanizada y desorganizada y en que los objetivos se colocan superestructuralmente y la comunidad misma, la gente -como hoy día se dice- no tiene más participación que en la formalidades de ir cada cierto tiempo a elegir a quienes son los conductores.

Entonces creo que aquí hay un tema que es central, pero hay otro que es muy importante. Este mismo concepto de desarrollo global enfatiza los temas de promedios, pero es evidente que aquí tiene que haber un tema también de distribución y de acceso de todos a los beneficios de un desarrollo económico o de una situación económica mejor, porque eso tiene que ver con un aspecto que es fundamental, que son los temas sociales. Cuando nos dicen que Chile ha progresado tanto -y efectivamente así lo es- que es un país que se ha modernizado, que estamos con una serie de retos, que hemos cumplido una serie de etapas, que es un país que nos hemos posicionado bien en ciertos mercados de exportación, que hemos tenido, digamos ciertos éxitos en algunas materias; pero cuando uno mira los indicadores de distribución de ingreso, por ejemplo, que están entre los peores del mundo, la verdad que uno no puede concluir de que nos ha ido mejor. Eso evidentemente tiene que ver también con una serie de instancias de participación de la comunidad en términos del desarrollo local, porque creo que los grandes desequilibrios del país están en que el desarrollo global no tiene su contrapartida en el desarrollo local. Y cuando hay sectores que avanzan y progresan y se modernizan, hay otros que se estancan o retroceden y, por lo tanto, empieza a darse este fenómeno del cual ya somos habituales observadores de que el país en realidad son varios países y esa no es la respuesta que requiere este modelo de desarrollo global con el cual soñamos y al cual le proveemos todas nuestras ambiciones en términos de los objetivos de Estado, de los objetivos de país que todos abrazamos.

Entonces pienso que meditar sobre estos temas es extraordinariamente importante. Yo no considero esto una discusión ociosa, ni la vuelta tampoco a modelos en que hacían de la propia participación un objetivo en sí mismo, aquí lo importante, creo yo, es buscar los elementos de la asociabilidad, de la organización de la gente en el sentido de poder integrar a un modelo de país en el cual necesitan haber balances y progresos y, al mismo tiempo, una asociabilidad que sea capaz de intermediar información, porque hoy día las decisiones son cada vez más complejas, porque cuando se toman ya la información está cambiando y las condiciones están cambiando. En el pasado se producía una revolución tecnológica cada 200 años, hoy se produce una revolución tecnológica cada 4 años y mañana será una revolución tecnológica anual que cambie fundamentalmente todo y, por lo tanto, aquí hay un proceso de dinámica de información que tiene que ver con la toma de decisiones y, en consecuencia, este modelo de los conductores iluminados tiene necesariamente que pasar a ser un modelo de una comunidad organizada que participe en las decisiones de una manera informada y clara.

Por eso encuentro que la realización de este Seminario es tan importante, porque lo veo como un punto de partida para una reflexión que a lo mejor no tiene todas las respuestas a partir de este seminario obviamente, pero una reflexión que necesitamos tener como país y como sociedad para dejar el discurso más superficial y hueco de que la participación lo soluciona todo o de que la participación es simplemente la oportunidad que tenemos de ir a votar de vez en cuando para poder elegir a nuestras autoridades.

Creo que necesitamos reflexionar las formas para hoy día de una asociación comunitaria que permita promover desarrollo, mayor igualdad y el abordar las cosas que hoy día son nuestros problemas: el deterioro ambiental, el deterioro de nuestra educación y de nuestros sistemas de socialización, el deterioro de nuestros sistemas de relaciones como personas, el deterioro de nuestra sociedad como comunidad humana; el deterioro de tantas cosas que nunca se solucionarán con decisiones superestructurales, sino por la participación que debe promoverse para que estas cosas tengan su raíz en donde los problemas ocurren y donde deben solucionarse.

Yo me alegro por eso mucho por este Seminario, espero que sea el primero de muchos seminarios sobre esta materia, porque la considero muy fundamental, y del mismo modo, considero crucial el darle apoyo a los gobiernos locales en estas materias. Los gobiernos locales no pueden ser solamente, es mi modesta opinión, un organismo dedicado a administrar la basura y a tener algún tipo de responsabilidad en el área social, sino que deben ser los conductores de un proceso de integración del desarrollo a nivel de las localidades con el desarrollo nacional. Creo que en ese modelo hay que trabajar más, creo que el país todavía vive mucho en la idea de que el desarrollo es un tema de los empresarios, creo que el país necesita pensarse de una manera distinta en esta materia, no tengo yo las respuestas, espero que el Prof. Radrigán las empiece a dar con un programa activo, entusiasta, positivo y creativo respecto de este tipo de preguntas que a mí me parecen fundamentales.

Me siento muy orgulloso que las preguntas se hagan aquí en la Universidad de Chile, porque es aquí donde hay que hacerlas. Cuando a mi me dicen cuáles son los mejores estudiantes que llegan a la Universidad, mí respuesta siempre es, los mejores estudiantes son aquellos que traen las mejores preguntas, porque eso nos obliga a pensar. Yo me alegro mucho de que ustedes hayan traído a esta Casa estas grandes preguntas, porque nos obligan a pensar y nos obligarán a responderlas en algún minuto del tiempo.

Muchas gracias.

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