Palabras del Rector de la Universidad de Chile, profesor Luis A. Riveros con motivo de la Inauguración del Seminario sobre la Educación Chile-Quebec .

El mundo camina hacia una creciente integración. Esa es una realidad que ya no admite discusión alguna, como lo era en los comienzos de este proceso en la década de los '80. Despertada por las fuerzas económicas y las condiciones expuestas por la ocurrencia del libre comercio, la expansión de una era de globalización ocurrió con extrema rapidez. En el ámbito de las iniciativas comerciales, y le acompañó una poderosa expansión financiera internacional que, a diferencia de la ocurrencia de un intercambio en el marco del financiamiento de proyectos locales, ha tenido lugar en el contexto de iniciativas internacionales y en el marco de una más plena integración a nivel de las instituciones financieras, hoy transnacionalizadas. Marcada por la caída de los llamados socialismos reales, y en función de un creciente cambio técnico y comunicacional, la integración acelerada pasó a llamarse definitivamente proceso de globalización.

Hoy los países aspiran menos a consorcios de negocios cerrados, sino a organizaciones de comercio real y financiero que diversifiquen sus beneficios y la expansión de las transacciones de exportación. La regionalización ha constituido la base de un proceso de mayor envergadura como es la globalización, como lo ha hecho Chile al suscribir convenios de libre comercio con distintos países y agrupaciones de ellos en orden a minimizar los riesgos de la concentración de la cartera de proyectos comerciales y financieros. Pero más allá de todo esto, que marca un proceso de transnacionalización en el ámbito de la inversión y la producción, está ocurriendo una creciente integración a nivel de los aspectos políticos, culturales, sociales, etc. a nivel de los países, proceso que ha sido sostenido en forma fundamental por la notable expansión y mejoramiento de los medios comunicacionales.

La integración en aspectos que van más allá de los fenómenos estrictamente económicos, se ligan a dos factores. Por una parte, la generalización de la Democracia Representativa como forma común y creciente de la organización política aceptada y promovida internacionalmente. A pesar de existir todavía graves imperfecciones, la marcha del mundo hacia este sistema ha permitido una base común para una integración más generalizada. Por otra parte, ha prevalecido una gran expansión y generalización de los mecanismos asignadores del mercado. En realidad en distintos grados, los mecanismos de mercado han inundado muchas áreas del quehacer de la sociedad, y posibilitado -por esa vía- una mayor internacionalización de las relaciones en todos los ámbitos. En particular, la existencia de este mecanismo en forma relativamente sostenible en países del tercer mundo, ha servido de base para una mayor participación de la empresa privada del mundo industrial en nuevas inversiones y aventuras conjuntas, con lo cual se ha reforzado la comunicación a nivel cultural, político y social entre los distintos países.

La presencia fuerte del Estado en distintos ámbitos, incluyendo a la Educación, la Cultura, las Comunicaciones, etc. hacía difícil la conexión internacional en forma interactiva. El modelaje de las instituciones era muy dependiente de la particular estructura estatal, de los instrumentos de intervención, de la cultura específica existente en materia de política pública. En el campo latinoamericano la colaboración universitaria fue escasa a nivel de las corporaciones como un conjunto, debido a la muy diversa institucionalidad de gestión de los sistemas, altamente dependiente de diversos mecanismos, instrumentos y estructuras. Es por esa razón también que, en la medida en que se genera una base funcional más común, como es la operatoria de algunos mecanismos de mercado y una reducción sistemática del aparato intervencionista estatal, la relación, la comparación, la búsqueda de áreas de complementación, surge de una manera más natural. El Sistema Educacional, y el Universitario en particular, empiezan a entenderse como parte de un todo a nivel global.Existen otros elementos que explican este cambio a un mundo de mayor internacionalización de las Universidades. Prevalece la común mirada hacia el norte, hacia los países industriales. La colaboración con ellos ha facilitado, singularmente, el desarrollo de mayor colaboración a nivel local, puesto que se han podido apreciar los terrenos en que una colaboración puede francamente incrementar la capacidad de creación y diseminación de conocimiento. Existen las Escuelas de pensamiento que se van creando sobre la base de la formación compartida en Universidades del mundo desarrollado, dando lugar a generaciones de académicos que se buscan entre países, y conforman la base de una activa internacionalización.

El otro factor que prevalece en la mayor colaboración que apreciamos hoy en el ámbito universitario, se refiere a los avances comunicacionales. Sabemos acerca de la existencia de cada una de las instituciones con relativo grado de modernidad, se sabe donde están y que hacen. La red ha acercado en forma decisiva la información a quien la busca, para saber en que colaborar, de donde aprender. En segundo término, podemos hoy comunicarnos activamente, intercambiar experiencias, provocar investigación compartida y complementada, escribir cosas conjuntamente, formar equipos remotos, crear una mayor demanda por medios tecnológicos para acelerar y mejorar esta capacidad, como esperamos que sea Internet en el futuro. En tercer lugar, viajar es hoy más barato y rápido que antaño, y nuestra colaboración no puede detenerse o posponerse en base a estas consideraciones. Los equipos internacionales son favorecidos en los proyectos, por la mayor transversalidad que pueden construir desde el punto de vista disciplinario, regional, etc.

Todos esos factores han conducido a una mayor y creciente colaboración. Pero otro elemento decisivo ha sido la transversalidad de los temas, que investigados en términos de experiencia de países o del contraste de países, entrega visiones poderosas en términos de la generalización y capacidad de modelamiento. Ello favorece el intercambio físico, la docencia cruzada y compartida, los estudios en el exterior y actividades que hacen que la relación sea menos vertical y dependiente que el típico intercambio de becarios subdesarrollados llevando a cabo estudios de posgrado en el mundo industrial.

Merece una nota final la Educación a Distancia, facilitada por los mecanismos que hoy tenemos a nuestra disposición tecnológicamente. Esto lleva la sala de clases a cualquier lugar del mundo; podemos integrarnos directa e interactivamente. La eficiencia aumenta en forma acelerada, ya que el tiempo académico puede ser compartido por muchos más usuarios. La telemedicina acorta las distancias, acelera los tratamientos y colabora fundamentalmente con el tema de los segundos diagnósticos.

Varias ventajas representa esta progresiva internacionalización de las Universidades. Mejora la disponibilidad de recursos, acelera la formación de académicos de buen nivel, eleva la calidad de la investigación, familiariza a las instituciones con los temas y desarrollos más de punta. Pero la misma representa varios retos que es necesario mencionar. El primero, en mi opinión, es que resulta difícil en un contexto tan internacionalizado, el poder instaurar los temas nacionales o las prioridades temáticas de país en la agenda de investigación. Cuando la proposición del mal de alzheimer, por ejemplo, ocupa un lugar de preponderancia a nivel del mundo científico internacional, constituye el tema preferido y de punta a nivel de las instituciones de investigación, y se trata al mismo tiempo de uno de las tesis preferidas en publicaciones clasificadas, es difícil instaurar materias de relevancia local en la agenda, al menos en la que resulta relevante como lo es la de los científicos nacionales a nivel de las relaciones internacionales. El aparato de investigación que promueve el Estado debe hacer un esfuerzo por reponer los incentivos de investigación hacia temas de país, a las prioridades que interesa desarrollar. En nuestro país, por ejemplo, se trata de cuestiones como la pediculosis, el desarrollo de nuevas especies de exportación, el mejoramiento de la producción pesquera, etc.

Un segundo desafío, no menor, es la necesidad de mantener las formaciones a nivel competitivo desde el punto de vista internacional. Nuestras Universidades compiten con aquellas del mundo en un sistema plenamente integrado y competitivo como el que tendremos en poco tiempo. Por otra parte, se necesita tener un recurso humano calificado a nivel nacional, que sea capaz de atraer, como una ventaja comparativa, la inversión que tanto demanda el crecimiento, y que es hoy el componente internacional en forma importante. Surge con esto lleva al tema de la convalidación de profesiones y especialidades a través de países, una situación que progresivamente constituye aspecto de tratamiento específico en las discusiones en nuestra región a la luz del libre intercambio. Acreditación y autoevaluación institucional son progresivamente los procedimientos que invadirán el quehacer universitario para enfrentar el reto de la mayor homogenización de la docencia.

¿A que ha llevado este proceso? En el pasado Chile acogió a muchos extranjeros en esta Universidad, particularmente latinoamericanos. La internacionalización se refería, más bien, a un contacto unilateral, en el ámbito de la provisión de servicios. Lo mismo ocurría con nuestro frecuente envío de estudiantes graduados al exterior, que permitió el desarrollo de una base académica sólida y creciente. Esto fue especialmente notable con el surgimiento y desempeño del plan Chile-California, pero también muchos otros de cobertura más específica en término de áreas de trabajo. Se trató de una internacionalización que podría denominarse una colaboración internacional, puramente, pero que como primera etapa fue decisiva para hacer madurar el proyecto académico de esta Universidad.

Fue esta una etapa de gran dependencia de Estado Unidos de América y Europa.

Hoy prevalece una mayor integración colaborativa con esos países, en un sentido más amplio y profundo. A ello han colaborado los nacionales chilenos que han permanecido en Universidades extranjeras, y han provisto el medio de comunicación para el desarrollo de una alianza de trabajo. Ello ha permitido investigación compartida, como es el caso de Astronomía, Biología, Matemáticas, Economía, y muchas otras áreas. La integración amplia ha incentivado el desempeño de acuerdos globales de colaboración muy activos, como los que sostenemos con el CNR de Francia, el Consejo de Rectores de Alemania, la Washington State University (WSU) y la Universidad de Alberta en Canadá entre otros.

Otro aspecto destacable es la expansión hacia otras áreas del mundo, como ocurre con Asia Pacífico (especialmente en el contexto de las 32 Universidades de APRU), o la pertenencia a la Organización Universitaria Internacional, o la colaboración con Universidades y Centros Japoneses o del Sudeste Asiático para el desarrollo de investigación aplicada en áreas de extrema relevancia.

Aun otro: Desarrollo de Programas Internacionales Conjunto, Doctorado en Economía; Programas con Universidades Argentinas y Brasileñas.

Podemos afirmar que el proceso de internacionalización continuará en el ámbito universitario, en la misma medida en que se profundice el fenómeno de globalización y de integración económica. No existe forma que instituciones de cierto nivel de complejidad, y que aspiran a formar profesionales para el liderazgo en los distintos ámbitos, puedan sustraerse a este reto de primera magnitud. Lo que hoy ocurre en nuestros centros de mayor relieve, es una progresiva adaptación al mundo plenamente integrado hacia donde caminamos, lo que adquiere la forma de investigación internacionalizada, manejo de incentivos para privilegiar los temas de interés nacional, acreditación y autoevaluación del pregrado y de los posgrados, programas a nivel internacional, usualmente compartidos entre países con doble titulación. Todo esto está cambiando nuestro rostro, nos obliga diariamente a mirar hacia el resto del mundo, nos obliga a estar donde ocurren muchas cosas nuevas que nos interesa aprender, y donde podemos competir. Se trata de un nuevo estilo universitario, que es la demanda de calidad que representan los días actuales.

Esta Universidad está dispuesta a seguir abriendo espacios de colaboración activa, en la dirección de una efectiva internacionalización universitaria, contexto en el cual esta reunión debe cumplir un rol de primer nivel.

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