Discurso del Rector Profesor Luis Riveros en Ceremonia de Asunción de los Decanos de las Facultades de Cs. Agronómicas y Forestales, Profesores Mario Silva y Guillermo Julio, respectivamente.

Señor decano de la Facultad de Ciencias Agronómicas, Señor decano de la Facultad de Ciencias Forestales, señores decanos de otras facultades, señor ex rector de la Universidad de Chile, profesor Ruy Barbosa, señor director del Hospital José Joaquín Aguirre, autoridades universitarias, académicas, ex decanos y ex directores, invitados especiales, estimados profesores, representantes de los estudiantes y de los funcionarios de estas facultades.

Es grato estar por varias razones en esta ceremonia. En primer lugar, porque consolida un proceso de creación de una nueva facultad que en realidad rescata una tradición de la Universidad. Es lo nuevo que surge a partir de lo bueno que era antiguo y por lo tanto proyecta una opción, una organización de trabajo que promete un desarrollo positivo para la Universidad de Chile.

En segundo lugar, porque consolida un proceso en que dos decanos han sido ratificados por sus pares y que llevarán adelante una tarea que es representativa de nuestras ambiciones, de nuestros proyectos, de nuestras ideas, de nuestros sueños como miembros de la comunidad académica.

Y en tercer lugar, porque estas son facultades que están en el centro de un área que es vital para Chile y que por lo tanto origina preguntas, inquietudes y propuestas, que son básicas para el país. Y como nuestra Universidad debe tener como objetivo los problemas de país, en estas facultades se ha desarrollado un trabajo que está al centro de nuestra propuesta universitaria; vincularnos a los temas de país y es muy grato escuchar los discursos de ambos decanos en ese compromiso de sentirnos identificados con esos objetivos que son importantes para la nación, para su desarrollo, para los retos futuros y que están muchos de ellos ya presentes.

Creo que es bueno en esta oportunidad pensar en dos apreciaciones. Una, la óptica de la Universidad y otra en la perspectiva de las facultades, dónde están nuestros retos. Creo que desde el punto de vista de la Universidad de Chile, la institución enfrenta retos cruciales el día de hoy.. Lo estoy diciendo porque mirando cualquier tipo de indicador de la Universidad, esta es una Casa de Estudios que ha entrado a una crisis significativa desde hace años de la cual hemos sido incapaces de salir y de la que necesitamos salir si es que creemos todavía que Chile necesita una Universidad como esta, su Universidad de Chile.

Es una crisis que se ha derivado de las políticas externas, del continuo hostigamiento contra la Universidad de Chile, de la hostilidad mostrada a través de todo tipo de reglamentaciones, de todo tipo de intervenciones que antes eran absolutamente descubiertas y justificadas al amparo de un gobierno enemigo de la Universidad y que hoy día son encubiertamente sustentadas por las mismas personas, con iguales creencias respecto de la Universidad de Chile y de su misión.

La Universidad de Chile es por definición una Universidad humanista, es una Universidad preocupada de los temas de país, es una Universidad estatal y pública, y es una Universidad laica. Eso a sectores de nuestro país no le gusta, no lo comparte. La búsqueda de la verdad, que se realiza en la investigación de esta Universidad, es rechazada por algunos sectores y creen que lo que debe ser una Universidad es algo distinto de lo que es ésta.

Piensan que una Universidad es una institución donde se forman profesionales. Creemos que la Universidad debe formar profesionales como resultado de un proceso de creación y de investigación, que nos interesa formar profesionales líderes en sus respectivos campos, y por tanto, queremos formar profesionales creativos y no repetitivos del conocimiento existente. Hay quienes no comparten eso y hay quienes creen que el problema universitario chileno está resuelto por la vía de las nuevas universidades privadas. Lo malo es que se ha diseñado toda una regulación o una práctica de políticas destinada a incentivar a esos sectores y a proteger ese tipo de políticas. Cada día que aparece un nuevo instrumento, ese nuevo instrumento representa una limitante para la Universidad de Chile. Por eso, digo, antes era una batalla muy abierta, hoy día es una batalla bastante más encubierta, pero en definitiva son los mismos síntomas y quizás los mismos guerreros.

Nosotros defendemos principios, que los hemos venido sustentando desde hace tiempo, necesitamos cambiar también la manera de defender nuestros principios. Necesitamos estar hoy más consientes de nuestras debilidades para superarlas, consientes de nuestras fortalezas para incentivarlas, consientes de nuestras debilidades para eliminarlas.

Creo que no va a haber Universidad de Chile si como comunidad no nos convencemos que somos la Universidad de Chile, si como comunidad no nos convencemos de la tarea que debemos cumplir ante el país. Y hay que reconocerlo. Somos una Universidad que ha envejecido, que nos hemos desgastado y una Universidad que probablemente no está haciendo el trabajo que hoy hay que hacer. Por eso es importante repensarnos y mirarnos con franqueza. No en la actitud del que quiere encontrar culpables o levantar dedos acusadores hacia un lado u otro. Es en la actitud de quienes creen que hay que reconstruir un plan de trabajo de la Universidad para superar esta situación.

El Proyecto de Ley Marco de Universidades Estatales representa para la Universidad de Chile su declaración de constituir una Universidad de la Región Metropolitana con las mismas reglas de universidades que no tienen 20 años de vida; con las mismas normativas de universidades que no tienen el nivel de excelencia académica de esta Universidad. Y preguntamos: ¿Es justo eso? La idea que prevalece es que una Universidad es por definición, por tener tal nombre, lo mismo que otra. Y una Universidad estatal por tener el mismo denominativo es lo mismo que otra. Pero además en este proyecto de ley ni siquiera se explícita qué es una Universidad Estatal; ni siquiera define cuál es la responsabilidad que tiene que tener el Estado para con las universidades que por nombre debieran ser del Estado. Ese proyecto de Ley que representa, así como está enviada y nosotros hemos luchado contra ella, otra limitante adicional a la Universidad de Chile, y que presenta algunas ventajas. Podremos cambiar nuestros estatutos, podremos sacarnos algunos de los pasos burocráticos, pero si eso significa privatizar más a la Universidad creo que no es un Proyecto de Ley que sea conveniente para la Universidad de Chile.

El proyecto MECE de la Educación Superior, otro ejemplo de cómo se practica la política. Contra la opinión del Consejo Universitario, fundada, discutida con el ministro de Educación se aprobó tal cual, íntegramente. ¿Qué solicitaba el Consejo Universitario? Que estudiásemos el tema de la organización del sistema. La organización del sistema tiene que ver con el Consejo de Rectores, con los criterios de financiamiento de las universidades privadas del Consejo de Rectores que algunos llaman públicas. Solicitamos que se cambiaran esos criterios para rediscutir lo que el Estado hace para concebir su política universitaria. No se nos entendió. Dijimos que queríamos un proceso de acreditación, pero un proceso de acreditación que fuese independiente de las autoridades de gobierno para evitar lo que sucede hoy día con el Sistema del Consejo Superior de Educación que está ligado al gobierno e implementa políticas que carecen de credibilidad precisamente por eso. Están absolutamente acotadas a las fluctuaciones políticas de corto plazo. No se nos escuchó.

Se nos dice que hay que competir. Estamos dispuestos a competir por los recursos y lo hemos hecho, pero se nos dice que la Universidad de Chile puede competir solamente hasta un 18 por ciento del total. Expresamos nuestro desacuerdo reiterado. Allí está el 18 por ciento del total. La pregunta es ¿qué se pretende con esto? Si no es seguir poniéndonos barreras para impedir nuestro desarrollo. Si creemos en un sistema competitivo, abierto entre universidades públicas y privadas, pues bien, que sea competitivo y abierto, pero de verdad, y que no sea favorecedor por la vía de reglamentaciones del sector que compite con nosotros porque clama de que es injusto que nosotros aspiremos a más. Es también injusto que tengamos más investigación, más doctorados, más programas de magister, más excelencia académica.

Quiero llamar la atención que nos estamos moviendo en un mundo hostil a la Universidad de Chile y eso no es nuevo. Quiero ratificarlo acá. Pero quiero ratificarlo en el sentido que no es sólo la lástima por nosotros mismos o por lo que está ocurriendo lo que día es importante. Es importante que nos repensemos para poder enfrentar ese escenario, que significa el decaimiento permanente de la Universidad en sus programas de trabajo. No queremos ese escenario. La autoridad política no nos escucha en el gobierno y en el parlamento. Hay otros equilibrios que se buscan. Tendremos que ir al país y decirle como Universidad qué es lo que queremos, qué política es la que buscamos y este año que habrá un debate sobre estos temas deberemos ser muy claros y transparentes como universidad de qué es lo que queremos para la política universitaria del país.

Esta es la Universidad de Chile. La Universidad de Chile siempre tuvo la responsabilidad de pensar en la política educacional para Chile. Por eso hemos dichos que queremos retomar el liderazgo en el mundo de la educación pública y la educación estatal universitaria porque ese es el rol que nos corresponde y tenemos que asumir el rol señalado. Pero para eso es necesario buscar las instancias internas que sean correspondientes a este compromiso, a esta tarea, a esta lucha que tenemos que dar. Si renunciamos a eso en medio de nuestras disensiones internas o de mantener una especie de estado de letargo respecto a estos asuntos de política pública, creo que estamos renunciando al futuro de la Universidad de Chile. Vamos a seguir proponiendo y llevando adelante la discusión de nuestros problemas para organizarnos mejor, para hacerlo mejor, para responder frente a un escenario que no es el más propicio.

Nuestro Referéndum Universitario de hace un año debatió una serie de tareas y de problemas que tienen que ver con la política externa. Pues bien, vean ustedes lo que hemos acordado y vean ustedes la lógica con la cual funciona la política pública. En qué medida podemos seguir pensando, diría fantasiosamente, cuando en realidad la respuesta de la política pública es distinta porque obedece a lógicas que son pensadas interiormente. Entonces, sin renunciar a aquello, tenemos que cambiar nuestros estilos de trabajo y ese es un rol importante, una tarea importante que hoy tiene que estar en manos de los decanos porque deben ser los líderes de la construcción de esa actitud de la comunidad académica y de la comunidad universitaria. Una actitud de trabajo, pero por sobre eso, una actitud de compromiso con la Universidad, con la identificación de esta Universidad en sus tareas.

En estas facultades creo se deposita gran parte de estas interrogantes. Muchas veces los periodistas me han preguntado qué es lo que justifica hoy día a la Universidad de Chile. Hay autoridades que me han preguntado por qué no vendemos cuatro o cinco activos para poder arreglar parte de nuestros problemas. Es decir, hay una percepción que esta universidad forma profesionales, hace clases, y eso como ya hemos aprendido con la experiencia reciente puede hacerse arrendando una casa grande por el llamado centro cívico de Santiago y vender obviamente todo nuestro patrimonio histórico como Universidad. Es que no se entiende que nuestras universidades -y la nuestra en particular- deben realizar trabajos de investigación porque esa es la esencia de un ente universitario. Muchos empresarios me han dicho que esta investigación se puede comprar. Yo creo que están completamente equivocados, pero tenemos que demostrar que eso no es así.

Piensen ustedes lo que ocurre con el desarrollo económico del país. Nos dicen que si el país crece lo que venía creciendo antes de esta crisis, podría alcanzar niveles de ingreso per capita similares a las de un país hoy de entrada al mundo industrial, por el año 2024. Se puede pensar en otros indicadores de desarrollo que podrían cuestionar esa meta, pero aceptémolos por el momento. Significa un cuarto de siglo más. Y la pregunta es ¿cómo vamos a hacer eso?, ¿con qué tipo de industrias? Porque estamos de acuerdo de que no podemos seguir embalando manzanas para conseguir el desarrollo económico, ni cortando árboles y transformándolos en astillas de madera. Tenemos que hacer cosas distintas, aumentar la productividad, crear nuevas industrias y nuevas estrategias de desarrollo industrial. ¿Dónde está la investigación para eso? ¿se la vamos a comprar a Taiwan, a Estados Unidos o a Canadá? Creo que la investigación tiene que hacerse en el país . Por eso propongo que estas facultades se aboquen a ese tema, el tema de la investigación académica de excelencia para el desarrollo del país de los próximos 25 años. Creo que ese es un gran desafío.

¿Qué vamos a conseguir con el sector forestal?, ¿qué vamos a planificar con toda nuestra potencialidad en el sector agrícola y en el sector ganadero?, ¿son realmente sectores que ameritan inversión importante para los próximos 25 años?, y si es así, ¿dónde?. Creo que esa es una pregunta fundamental que tenemos que empezar a mostrar al país porque esta Universidad debe preocuparse de esos problemas y no sólo porque vamos a encontrar a dos o tres que nos financien las investigaciones, que son las lógicas con las cuales nos hemos acostumbrado a funcionar. Si nos dicen que éste va a ser un país en vías de desarrollo concreto en 25 años más, creo que la Universidad debiera preguntarse cómo se construye aquello, cuánto cuesta, quién lo paga, cuáles son las opciones desde el punto de vista tecnológico.

De manera que veo un gran camino para nuestras facultades porque están, como decía al iniciar mis palabras, en el centro de un área que es vital para el país, no marginal. Y están en el centro de otra cosa más: de la necesidad de formar líderes, no sólo profesionales porque hoy día sabemos que competimos con muchos que forman ingenieros de todo tipo, pero no forman el ingeniero que tenemos la obligación de formar en esta Universidad. Como expresaba el decano, profesor Silva, imbuidos, además, de su responsabilidad social, profesionales humanistas, capaces de entender la realidad más allá de sus problemas propiamente técnicos, esencialmente operativos. Formar líderes requiere mejorar nosotros mismos, estimados colegas profesores, trasformarnos, crecer nosotros y hacer crecer nuestros cuerpos académicos en calidad. La excelencia académica es un tema central y prioritario.

Eso es lo que nos va a permitir ganar en definitiva y lo que nos ha permitido sobrevivir hasta ahora en buenas condiciones como Universidad a pesar de ese escenario negativo. Por lo tanto, el tema de la excelencia académica, del trabajo de investigación, de la formación de líderes y de insertarnos en la realidad agrícola, forestal, ganadera que es tan importante para Chile, tan tradicional y tan importante para la Universidad de Chile, se transforman en las tareas que visualizó para estas dos facultades. Una nueva que rescata lo bueno de lo antiguo y la otra que no separadamente sigue su camino. En esto creo que también es importante reseñar que estas facultades se han separado pero no se han divorciado. Los que vivimos en Chile sabemos la diferencia, pero creo que significa que en realidad continúan con un vínculo fuerte de trabajo, como debe ser. En la Universidad tenemos que acostumbrarnos a trabajar juntos, a hacer estrategias comunes, compartidas y creo que estas dos facultades pueden darnos un buen ejemplo al resto de la Universidad de cómo trabajar mancomunadamente, de cómo optimizar el uso de nuestros académicos, de cómo hacerlo mejor en un proyecto estratégico interdisciplinario que potencie lo bueno de la Institución.

Quiero felicitar a los dos decanos, buenos decanos y excelentes amigos y les auguro lo mejor. Creo que vamos a trabajar fuerte, con muchas ganas por reconstituir esa Universidad con la que soñamos, esa Universidad que tenemos que comprometer a los jóvenes de Chile, esa Universidad que se fundó para servir a Chile. No la que otros quieren. La Universidad que se imaginó para potenciar a Chile con la cual estamos comprometidos y con la cual vamos a ganar.

Compartir:
https://uchile.cl/u6146
Copiar