1.7 Las Perspectivas Futuras

Existe desconcierto ante el futuro. La comunidad universitaria busca un liderazgo que rescate las tradiciones más sentidas de la institución, y las albergue en un proyecto que, aunque no pueda dar solución inmediata a los problemas existentes, represente un norte necesario para llevar a cabo las acciones necesarias, la transformación que la Universidad de Chile precisa para cumplir cabalmente su rol nacional. Ese proyecto debe envolver tanto la necesidad de cambiar las actuales políticas de Estado, como las de transformar los estilos actuales de gestión y organización internas y ha de basarse en opciones creíbles, probadas en el liderazgo de respaldo. Tal propósito requiere, además, la participación activa de la comunidad, para propiciar los consensos necesarios en un esfuerzo institucional que no estará libre de costos, pero que constituye la única posibilidad de echar las bases de la institución que el país necesitará hacia fines de la próxima década.

Hacia fines del año 2010, Chile estará en medio de su tránsito hacia el desarrollo económico. Sin embargo, este objetivo será alcanzable sólo en la medida en que exista una mayor equidad -sostenible sobre la base del propio crecimiento y madurez de la economía. Para ello deben cumplirse dos requisitos fundamentales. Por una parte, el sistema universitario deberá desarrollarse para dar mayor cabida a los grupos sociales que son excluidos por distintas razones, en la actual situación del sistema. La movilidad social requiere de un esfuerzo de Estado en términos de apoyar en forma efectiva y eficiente a los grupos ascendentes, así dándole estabilidad al proceso social y diseminando en forma apropiada los frutos del crecimiento. Por otro lado, la sociedad tendrá que ir abriendo espacios al debate de los temas valóricos fundamentales y propios de un estadio de desarrollo social y económico superior; al mismo tiempo, la sostenibilidad del sistema ha de requerir la investigación aplicada y de base que permita adelantar los temas y posibilitar un crecimiento endógenamente sostenible. Finalmente, debe considerarse que el tránsito a una economía de mejor desempeño requiere recursos humanos de alta calificación a nivel tanto profesional, como de postítulo y posgrado.

La Universidad de Chile será indispensable en ese proceso de tránsito al desarrollo económico. Por su capital intelectual e instalado, constituye la institución de investigación y docencia más fuerte del país. Por ello, el proceso de expansión hacía grupos sociales ascendentes debería ser, por sí mismo, un factor central para el desarrollo de la' Universidad de Chile, la que cumpliría así el rol relativo a la movilidad social que ejerció de modo tan brillante durante el último siglo. Pero, además, la Universidad de Chile, por su tradicional excelencia académica, debe convertirse en la referente del sistema universitario, garantizando los niveles de calidad que no deberían sufrir deterioro alguno en la medida en que el sistema se amplíe. Una política de Estado consecuente con los aspectos cualitativos y cuantitativos envueltos en la expansión del sistema, ha de requerir de esa noción pública y de alta excelencia académica que constituya el fundamento y referente del sistema. Del mismo modo, las necesidades investigativas implícitas en el proceso de desarrollo aludido precisa de una Universidad de Chile fuerte y comprometida con su rol público y de excelencia. El crecimiento de la actividad económica y la proyección de Chile hacia los mercados externos, demandará nuevas ideas, mejor diseminación de la cultura, y la existencia de un aporte tecnológico que tendrá que fundamentarse en la institución que por años ha cumplido ese rol de liderazgo en el sistema.

Existen graves riesgos para la institución. Un cierto escenario "populista", podría llevar a la Universidad de Chile a una situación de agravamiento de su crisis presente, sin ofrecer un camino de solución compatible con los retos actuales y con la situación externa que ella enfrenta. Tampoco resultan viables los escenarios de continuismo o de nostalgia activa, debido a que lo fundamental en el momento actual resulta ser la necesidad de un planteamiento y un proyecto que se proponga abordar los problemas existentes en forma participativa y con clara decisión. Cualquier liderazgo que se ofrezca, sin embargo, deberá estar acompañado de propuestas y de una capacidad probada para encabezarlas, tanto del punto de vista de la política externa que se debe buscar, como de los cambios internos requeridos para mejorar los resultados. La Universidad de Chile no puede ya sufrir decepciones; se corre el riesgo de defraudar a su comunidad en la última oportunidad de rescatar a la institución, y de ponerla a funcionar tras un objetivo Corporativo compartido y con grandes posibilidades de éxito.

Una gran Universidad de Chile para el año 2010 constituye un objetivo que envuelve conceptos de naturaleza estratégica. Más allá de ello, requiere de la participación de la comunidad universitaria para alcanzar los consensos necesarios en el esfuerzo de implementación, haciendo de dicho objetivo un proyecto concreto de cambio institucional, y de liderazgo cimentado en la comunidad universitaria. ¡En esta idea nadie está demás! Se requiere, justamente, del amor por la Universidad y de la práctica irrenunciable del carácter pluralista y tolerante que ha constituido el sino ineluctable de nuestra historia institucional.

¡Con la Chile en la mente y el corazón!

 

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