¿Cuánto se movió la tierra durante el terremoto de Illapel del 16 de septiembre? Ésa es la pregunta que el Centro Sismológico Nacional (CSN) de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile logró responder sólo 30 horas después de ocurrido el evento, gracias a la utilización de sistemas de medición de posicionamiento global (GNSS). Según los cálculos obtenidos, el sismo habría provocado desplazamientos de la superficie de la Tierra del orden de 1.5 metros.
Sergio Barrientos, director del CSN, explica el avance científico que significa la obtención temprana de estos datos: “Hace dos años, se realizaban mediciones durante tres días y los datos se procesaban al cabo de dos semanas para introducir cálculos de órbitas y correcciones de relojes más apropiadas. Luego de un mes se obtenían los resultados finales para su interpretación. Actualmente, en un día, logramos tener datos fidedignos; es de nuestro interés poder disminuir el tiempo de entrega de estos datos a sólo un par de minutos (…) este sistema ha sido experimentado por Japón y recientemente ha comenzado su implementación en California, Estados Unidos. Sin embargo, somos uno de los primeros grupos que están desplegando una red de posicionamiento global que permita la estimación de desplazamiento en la falla y cálculo de magnitud asociados a grandes terremotos incorporando esta información. Sebastián Riquelme, Jefe de Operaciones del CSN, ha implementado el método de cálculo de magnitud (Fase W) basado en datos del sistema de posicionamiento global, uno de los primeros en el mundo en realizarlo".
Durante el movimiento telúrico recién pasado, el CSN determinó que toda la costa de nuestro país se había movido costa afuera, hacia el oeste, provocando que nuestro territorio aumentara su superficie en alrededor de 30 hectáreas. “Los datos recogidos indican que la costa se desplazó alrededor de 1 mts. hacia el oeste. Estas observaciones indicarían desplazamientos en la falla, en el contacto entre placas, del orden de seis a siete mts. Este sismo, al ocurrir bajo el fondo oceánico produjo cambios en el nivel del fondo oceánico provocando un tsunami que se propagó en todas direcciones”, expone el Director del CSN.
El último gran terremoto en la zona ocurrió el 6 de abril de 1943. Desde ese día transcurrieron 72 años para que la región se enfrentara a un nuevo sismo de importancia. Este lapso es “menor” si se compara con la los intervalos transcurridos desde los últimos terremotos en otras regiones de Chile. En este contexto, Sergio Barrientos advierte: “Como sismólogo, uno hubiera pensando que debiese haber ocurrido primero un terremoto en zonas donde los tiempos transcurridos desde los últimos terremotos eran de mayor duración. Un poco más al norte, de Huasco a Chañaral ocurrió el último terremoto importante en 1922, por lo que era esperable, de acuerdo a la hipótesis de brecha sísmica, la presencia de un terremoto ahí, la cual aún sigue latente. Sin embargo, en materia sísmica, todo es posible en nuestro país”.
Réplicas podrían extenderse por un año
El Dr. Sergio Barrientos indica que las réplicas del sismo 8.4 en Illapel deberían hacerse cada vez menos frecuentes y sus magnitudes, como promedio, más bajas. “De acuerdo a los análisis que hemos hecho a partir de los terremotos del 2010 y 2014, el escenario más probable es que se presente una secuencia de réplicas en la que algunos de los sismos que ocurran sean incluso perceptibles en Santiago. Además, instrumentalmente, esperamos registrar réplicas por alrededor de un año más”.