“Esta es una mirada a largo plazo de lo que están haciendo nuestras escuelas”. Así resumió el académico del CIAE, Cristián Bellei, el propósito del libro “Nadie dijo que era fácil. Escuelas efectivas en sectores de pobreza, diez años después” (LOM, 2015), que fue lanzado el sábado 7 en la Feria del Libro de Santiago (FILSA).
El libro, coordinado por Bellei, Liliana Morawietz, Juan Pablo Valenzuela y Xavier Vanni –todos investigadores del CIAE-, plantea un estudio acerca de cuánto es posible mantener la efectividad y qué factores son determinantes. La investigación se realiza a partir del análisis de caso de catorce escuelas de bajos recursos cuyos sorprendentes resultados motivaron el interés de la academia hace una década, lo que se tradujo en el libro ¿Quién dijo que no se puede?, realizado por Unicef.
El texto fue presentado en FILSA por el académico de la U. Diego Portales, José Weinstein; y la gerente general de la red de colegios SIP, Lily Ariztía, ante una audiencia de cerca 80 personas.
En la oportunidad, Lily Ariztía destacó que los investigadores se adentraron en el corazón de la escuela y se dieron cuenta de la importancia de hacer políticas públicas desde la realidad. Explicó que el libro concluye que tres pilares sustentan el mejoramiento de las escuelas: el liderazgo de los profesores, el cuerpo docente y una comunidad escolar comprometida.
Por su parte, José Weinstein, académico de la UDP, destacó que el libro puede verse como parte de una trilogía sobre el aprendizaje, que partió con ¿Quién dijo que no se puede?, siguió con Lo Aprendí en la Escuela y continuó con Nadie dijo que era fácil.
Añadió que cabe preguntarse si las lecciones aprendidas en la década del 2002-2012 serán pertinentes para la década que viene, considerando los cambios estructurales en curso: nueva carrera docente, nueva educación pública y ley de inclusión.
El libro
Para conocer la efectividad de las escuelas, los investigadores analizaron datos sobre su desempeño para el decenio 2002 - 2012, utilizando un conjunto de indicadores como el efecto de cada escuela sobre los resultados SIMCE, la eficiencia interna considerando las tasas de retención y repitencia; y la equidad, esto es, la distribución de los aprendizajes entre los estudiantes y el que una mayor parte de ellos superara ciertos umbrales de desempeño.
Los investigadores visitaron cada una de las catorce escuelas, entrevistaron a profesores, directivos, alumnos, apoderados y miembros de las comunidades, observaron las dinámicas y estudiaron informes y documentos, para reconstruir la historia de cambios vivida en estos diez años. El libro presenta en detalle las conclusiones sobre cada escuela y analiza las tendencias generales.
El estudio encontró que poco más de la mitad de las escuelas había sostenido su desempeño educativo, mientras las otras lo disminuyeron, aunque en diferente medida.