En 1998 una investigación del británico Andrew Wakefield publicada en la prestigiosa revista médica The Lance concluía un vínculo directo entre la vacuna trivalente -utilizada contra el sarampión, la papera y la rubéola- y el autismo, bajo el argumento de que habría una relación entre contenido de mercurio de las vacunas y dicho trastorno neurológico. Años después se comprobó la alteración de las muestras utilizadas en la investigación, la cual fue desmentida, eliminada de la biografía médica, y su autor despojado de la licencia para ejercer su profesión.
“La información que se planteó en ese trabajo, no se volvió nunca más a publicar en ninguno de los estudios que buscaron determinar ese efecto, sin embargo, produjo un daño en el sentido que se generaron grupos que comenzaron a rechazar las vacunas”, explica el Dr. Rojas quien observa hasta hoy “una promoción importante de estos grupos en las redes sociales” y un grado mayor de rechazo a las campañas de vacunación”.
En relación a los efectos del timerosal, componente que algunas vacunas contienen para su mejor preservación, el Jefe del Servicio de Pediatría del HCUCH señala que “este contenido mercurio es mínimo. Por ejemplo, la cantidad de mercurio orgánico que trae el total de las vacunas del calendario de vacunación que uno se pone durante toda la vida, no es más que comerse una lata de atún”.
Y más allá de cantidades de mercurio, el especialista destaca otra importante evidencia que echa por tierra la hipótesis antivacuna: “En los lugares donde en algún minuto se optó por adoptar un calendario de vacunas que no tuvieran timerosal, las tasas de autismo han ido aumentado igual que en todo el resto del mundo. Es decir, no hay una diferencia entre el uso o no de estas vacunas y esa es una observación muy lógica y muy clara de que esa relación nunca se debió haber planteado”.
La medida más eficiente
En nuestro país, existe un calendario de vacunación del Ministerio de Salud (Minsal) que comienza con la inmunización en lactantes a partir de los dos meses de vida y que protege contra enfermedades como la difteria, la poliomelitis, la tos convulsiva y el virus de papiloma humano, entre otras enfermedades.
“La vacunación es la medida de salud más eficiente a lo largo de la historia de la humanidad, no existe otro recurso que salve más vidas que las vacunas”, sentencia el Dr. Rojas, quien enfatiza sobre la necesidad de informar a los padres respecto de la importancia de la inmunización, al tiempo en que alerta sobre el riesgo de un aumento de rechazo a esta medida sanitaria.
“Debido al tiempo que se han dado vacunas y la disminución de la tasa de estas enfermedades graves por las cuales se inmuniza, existe una sensación de que si yo no vacuno a mi hijo no va a pasar nada. Sin embargo, si es que un porcentaje creciente de la población piensa de esta manera y deja de vacunar a sus hijos, finalmente lo que hacen es no sólo exponerlos a ellos sino a sus pares, que pueden estar susceptibles a un brote de una enfermedad que creíamos que estaba controlada. Eso es un caso claro de lo que puede suceder con el sarampión”, detalla el médico quien advierte que si un gran porcentaje de la población llega a convencerse de no vacunarse o de que es malo vacunarse, “se puede generar un efecto muy dañino sobre toda la población”.
Cambio en calendario de vacunación
Desde 1978 nuestro país cuenta con un Programa Nacional de Inmunizaciones, que entre sus hitos más destacados incluye la erradicación de la viruela en 1950, de la poliomielitis en 1975 y eliminación del sarampión en 1992.
Para este 2016 el Minsal anunció cambios al calendario de vacunación, entre los que se incluye el adelanto de la campaña influenza, que comenzará por primera vez durante la primera quincena de marzo, con el fin de conseguir una mejor cobertura de la población antes de la aparición de los primeros casos.
Además este año se vacunará a las niñas de 7mo y 8vo básico contra el Virus del Papiloma Humano, medida se suma a la vacunación de niñas de 4to y 5to básico que ya se aplica desde 2014, y que apunta a inmunizar al grupo de escolares que quedaron rezagadas de las primeras dosis.
Por último, la primera vacuna de la poliomelitis, hasta ahora entregada por vía oral pasará a ser inyectable, con el fin de evitar el riesgo de que lactantes con alguna inmunodeficiencia severa pudiesen desarrollar una enfermedad de poliomelitis por el virus de vacuna oral.