Centenares de trabajos científicos avalan la carrera de Francisco Javier Rothhammer, siempre en la senda de descubrir cada vez más detalles respecto a la microevolución de las poblaciones originarias americanas. A juicio del genetista, la evolución en nuestro continente presenta diferencias respecto a las de otros lugares del planeta, algo que ha constatado mediante investigaciones que son lectura obligada para las ciencias naturales en nuestro país, y cuyo autor fue condecorado como Premio Nacional 2016, un reconocimiento más en su largo camino académico.
Para Rothhammer todo partió en las aulas de la Casa de Bello a fines de los '60, cuando entró a estudiar para convertirse en cirujano dentista, pero luego se perfilaría en la microevolución observando a los pehuenches, los araucanos, los aymará, y otras comunidades, con trabajos que rápidamente le dieron notoriedad, incluso antes de obtener su doctorado en Ciencias de la U. de Chile en 1977.
Este cruce entre genética, evolución, etnología y antropología no sólo sugería un acercamiento interdisciplinario a la investigación, sino que también sería parte importante de los elementos diferenciadores de su praxis, la misma que sería clave en una de sus averiguaciones más relevantes: en 1995 con académicos de la U. de Pittsburgh, rastreó una sola ola migratoria que pobló el continente americano hace 14.500 años, mediante indagaciones en el ADN mitocondrial de 1.300 nativos y 300 restos precolombinos, ganando notoriedad y probando poco a poco sus teorías.
Ante el reconocimiento, Rothhammer indicó que "sentí que este trabajo de muchos años no ha sido en vano y que muchos textos que he hecho han sido leídos y que crearon un cierto caudal de conocimiento que puede ser útil no sólo a la población chilena sino que a la latinoamericana", junto con reconocer la relevancia que esta labor ha tenido en el campo.
El jurado que le otorgó esta distinción estuvo integrado por la ministra de Educación, Adriana Delpiano; por el Rector de la Universidad de Chile, Ennio, Vivaldi; el rector de la Universidad de Antofagasta, Alberto Loyola, representante del Consejo de Rectores (CRUCH); la presidenta de la Academia Chilena de Ciencias. académica de la Casa de Bello y Premio Nacional de Ciencias Exactas 1997, María Teresa Ruiz; y la Premio Nacional de Ciencias Naturales 2014, Ligia Gargallo González.
Los jueces otorgaron esta distinción a Rothhammer, en consideración a “su destacada labor como genetista en el ámbito de la antropología, cuya centralidad investigativa ha estado en la microevolución de las poblaciones originarias americanas, tanto en lo referido a su composición genética previa a la invasión europea, como también a los cambios producidos por esa invasión y sus consecuencias biomédicas”.
Rothhammer fue académico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile y también fue director del Departamento de Genética de la misma institución, la que también le entregó la medalla a la Excelencia Académica en 2007 y 2009, además de la medalla Sesquicentenario U. de Chile en 1992 y la medalla por Destacada Trayectoria Académica en 2007.
Actualmente es académico en la Universidad de Tarapacá, donde encabeza el proyecto CANDELA (Consorcio para el Análisis de la Diversidad y Evolución de Latinoamérica), primer ‘barrido genético’ que cubre las quince regiones del territorio chileno, estimando el porcentaje de genes americanos, europeos y africanos de diferentes poblaciones latinoamericanas, comenzado a identificar los genes determinantes de características morfológicas humanas.