Ante más de 150 personas, el director del Informe y del Centro de Análisis en Políticas Públicas del INAP, Nicolo Gligo, expuso los principales resultados del estudio con una voz de alerta: “Se está hipotecando el futuro de nuestro desarrollo. Hoy se dice que Chile está exportando más, porque hay más tecnología, pero eso tiene un límite. El límite es nuestro territorio. Punto. No vamos a poder producir más”, advirtió el académico.
En el capítulo dedicado al análisis de la biodiversidad de Chile, el Informe País revela un aumento de un 171 por ciento en la cantidad de especies animales y vegetales clasificadas bajo algún grado de amenaza entre 1999 y 2015. Así, el año pasado se registraban 845 especies amenazadas. Por ejemplo, de 122 tipos de reptiles descritos en Chile, un total de 76 (69 por ciento) está en riesgo. Asimismo, de los 62 anfibios registrados hay 43 tipos (62 por ciento) bajo amenaza; y de 162 mamíferos, 83 (51 por ciento) caen bajo dicha categoría.
El avance de la urbanización, la forestación y la agriculturización son algunas de las causas de esta situación de riesgo. También es relevante la presencia de especies exóticas invasoras. Particularmente importante es la presencia del castor en la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, cuya población ha aumentado entre 1999 y 2015 desde 41 mil ejemplares en 1999, a 90 mil en la Tierra del Fuego, y de 13 mil a 20 mil en Isla Navarino en el mismo período.
El avance del desierto
El Informe destaca el avance de la desertificación, proceso que afecta en diferente medida a más de 16 millones de hectáreas, equivalentes a 192 veces la superficie del Gran Santiago. Por ello, casi 6,8 millones de habitantes distribuidos en 156 comunas, es decir, un 37,9 por ciento de la población chilena, están en riesgo de ser afectados por este fenómeno, a pesar de que, como recalca el Informe, en 1997 Chile suscribió y ratificó la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD).
Se estima que en las regiones semiáridas y australes del país, el desierto ha avanzado a un ritmo de 0,4 kilómetros por año. Este fenómeno, junto con la sequía y la erosión, vuelven a Chile más vulnerable a los efectos del cambio climático. ¿Las causas de la erosión del suelo? La expansión agrícola a áreas frágiles, la deforestación, el manejo ganadero extensivo y un desequilibrio en la tendencia de la tierra y el agua, entre otros factores.
Los bosques nativos se reducen
Con un capítulo completo dedicado a este tema, el Informe País describe pérdidas en bosques nativos en ciertas regiones de Chile, a pesar de que la nueva metodología de Conaf arroja cifras positivas.
El profesor Gligo explicó esta diferencia. “Tenemos una discrepancia muy clara con la información oficial, pues se redefinió la categoría de bosque nativo. Con la nueva definición hay más bosques que se denominan como tal, peronuestro estudio, para hacer una comparación válida, usó la misma metodología de 1999 en 2013”. Así, el Informe País revela una pérdida bruta de 237.126 hectáreas de bosque nativo entre 1999 y 2013, abarcando períodos parciales dentro de dicho lapso. Algunas de las causas de esta disminución están en las plantaciones forestales y la habilitación agrícola de los terrenos.
Los incendios forestales también son causantes de las pérdidas de bosque nativo. La gran mayoría de ellos son provocados por el factor humano: en la última década (2006-2015), 34 por ciento de los incendios tuvo su origen en causas intencionales, y un 57 por ciento accidentales.
Glaciares en riesgo
También se observan indicadores negativos respecto de los glaciares. El Informe advierte que, aun cuando no se acentúen las tendencias actuales de cambio climático, los glaciares más pequeños y a menor altura están en riesgo de desaparecer. Tanto en la zona norte como en la zona central de Chile los glaciares han experimentado retrocesos importantes. En este último sector, el Informe destaca que los glaciares del río Olivares, en la cuenca alta del río Maipo, han perdido un 30 por ciento del área de hielo entre 1955 y 2003, mientras que en el mismo período ha desaparecido la quinta parte de los glaciares de la cuenca del Aconcagua.
En los campos de hielo sur, en tanto, el comportamiento de los glaciares ha variado, y mientras algunos han retrocedido, otros han experimentado un crecimiento, como es el caso del glaciar Pío XI, que está en su posición máxima neoglacial desde 1990.
El profesor Nicolo Gligo alertó sobre la necesidad de una institucionalidad robusta y autónoma que pueda actuar en estas materias. “Lo que se ha hecho es importante, pero no suficiente. Estamos llenes de leyes que son ineficaces porque no se les asignan recursos. Necesitamos menos declaraciones y más acción”, finalizó.