Trayectoria de excelencia

El Dr. Luis Fidel Avendaño recibió la distinción "Maestro de la Infectología"

Dr. Luis Fidel Avendaño recibió distinción Maestro de la Infectología
La trayectoria del Dr. Luis Fidel Avendaño se ha caracterizado por combinar el ejercicio clínico con la enseñanza y la ciencia.
La trayectoria del Dr. Luis Fidel Avendaño se ha caracterizado por combinar el ejercicio clínico con la enseñanza y la ciencia.
Por medio de su amplia formación, el Dr. Avendaño asumió que la infectología era un campo que debía atender para poder contribuir a la salud de los niños y niñas.
Por medio de su amplia formación, el Dr. Avendaño asumió que la infectología era un campo que debía atender para poder contribuir a la salud de los niños y niñas.

Discípulo del doctor Julio Meneghello, de quien heredó su pasión por la docencia, la investigación y la asistencia más allá de las limitantes impuestas por las horas contratadas, el Dr. Luis Fidel Avendaño, recibió el pasado 24 de noviembre de manos de sus pares el reconocimiento como "Maestro de la Infectología", en atención a su vasta trayectoria en este ámbito.

Tras recibir la distinción, el académico ofreció un sentido agradecimiento y señaló que “más allá de las publicaciones o las participaciones en congresos, este reconocimiento recoge lo que hemos podido hacer juntos, incluso más allá de los laboratorios o salas de clase, tal como los proyectos de investigación o de colaboración que nacieron después de un café o de una entretenida conversación, porque somos como una familia, todos nos conocemos”.

Formado inicialmente como médico pediatra, el profesor Avendaño -quien en 2017 fue nombrado miembro honorario de la Academia Chilena de Medicina-, desplegó su carrera tanto en la clínica, como en la enseñanza y la ciencia, enfocando su trabajo en los virus infantiles.

Luego de más de 50 años dedicado a la medicina, el profesor del ICBM hoy está cierto que son pocos los facultativos que como él, que desean ser un puente entre los enfermos y quienes miran los virus más profundamente, vinculándolos y enseñando a médicos, a científicos e incluso a pacientes acerca de síntomas y sus causas en estos microorganismos. 

Enseñar siempre

La pasión del doctor Avendaño siempre ha sido la docencia. Aprendió tempranamente de su padre, el doctor Onofre Avendaño, a hacer “anillos de Zipper”, técnica de planificación familiar creada por el doctor Jaime Zipper, académico de la Facultad de Medicina. Esta enseñanza la transmitió a sus colegas, cuando asumió como general de zona en el sur de Chile, donde paralelamente contribuyó con su trabajo a la erradicación del sarampión.

A su regreso a Santiago se unió al equipo de trabajo del doctor Julio Meneghello en el Hospital Roberto del Río, eminencia de la pediatría nacional durante el siglo XX, de quien adquirió una ética de trabajo que consideraba indisolubles a la docencia, la asistencia y la investigación.

Fue esa amplia formación la que le evidenció que la infectología era un campo que debía atender para poder contribuir a la salud de los niños. Entonces tuvo la suerte, dice, de recibir un entusiasta puntapié inicial hacia la virología por parte del doctor Romilio Espejo, recientemente nombrado Premio Nacional de Ciencias Aplicadas, quien le enseñó su método diagnóstico de electroforesis del ARN fraccionado de los rotavirus que desarrolló en México, para que lo usara en el Hospital Roberto del Río a fines de los años 70, cuando los niños frecuentemente morían por cuadros agudos de diarrea. Y así fue como pudo, junto a colegas, demostrar que estos trastornos digestivos eran causados por virus y, de paso, eliminar sus tratamientos antibióticos gracias a un diagnóstico precoz y un tratamiento de alta anticipada.

Otros aportes a la medicina

Las enfermedades respiratorias infantiles fueron otro foco al que atendió el Dr. Avendaño durante su trayectoria. Así, de la mano del Instituto de Salud Pública, que promovía el uso de exámenes de inmunofluorescencia para la detección de virus respiratorios en secreciones nasales, formó un equipo básico-clínico donde él era el puente entre ambas áreas: médico entre los virólogos y virólogo entre los médicos.

Gracias a ese trabajo, a fines de los ’80 confirmaron que el virus sincicial era el principal agente causante de infecciones respiratorias bajas y de las epidemias invernales y que los adenovirus podían ocasionar graves brotes intrahospitalarios, entre otros avances, lo que nuevamente cambió el manejo clínico de las bronconeumonías en lactantes y dio pie a las campañas preventivas de invierno del Ministerio de Salud. Una década después su trabajo trascendía a Uruguay, mediante colaboración con la Universidad de La República de ese país, mejorando año a año el tratamiento de sus niños.

Otra área en la que le ha tocado contribuir ha sido en el ámbito preventivo, integrando el primer Comité Asesor en Vacunas del Ministerio de Salud, CAVEI, desde el 2009 hasta fines del 2016, donde le tocó presidir los comités de Certificación de la Eliminación del Sarampión y la Rubéola, en el 2011, y de Eliminación de Poliomelitis, en el 2015. Allí contribuyeron a la aprobación del uso de la inmunización contra el virus papiloma humano y han debido dedicar esfuerzos a contrarrestar las tendencias antivacunas.