Las razones detrás de la crisis que vive el país y los caminos para abordarla como sociedad fueron los temas centrales de la presentación del profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Ciencias Naturales, Humberto Maturana, en el “Ciclo de Conversaciones Esenciales: Conciencia y conflicto social”, actividad que contó con la participación como panelista de la egresada de la Universidad de Chile y periodista de Radio ADN, Mirna Schindler.
A teatro lleno se desarrolló el evento organizado por la Mesa Multiestamental de la Facultad de Ciencias, junto al Teatro Nescafé de las Artes y la Gestora Cultural Cultura Violeta. Mirna Schindler abrió el espacio con una introducción sobre el origen del conflicto y sus distintas manifestaciones desde que detonó el malestar ciudadano el pasado viernes 18 de octubre. En su intervención, la periodista relevó la transversalidad del movimiento social y sus demandas, las desigualdades existentes en el país y la necesidad de generar "una Constitución escrita por el pueblo y para el pueblo". Destacó además la performance realizada por el colectivo LasTesis, que ha sido replicada en distintas partes del planeta, y señaló que "la violencia de género no puede estar fuera de la violencia sistemática que ha sido expresada y puesto en evidencia en este estallido social".
Convivencia democrática, amor por sobre la violencia y una crítica a la figura del progreso basado en el individualismo y la competencia fueron parte del análisis del reconocido biólogo y filósofo detrás del revolucionario concepto de la autopoiesis.
Convivencia democrática
En el inicio de su intervención, el académico y confundador de Matríztica planteó que la democracia representa un deseo de convivir fuera de cualquier sistema autoritario y que su historia es la de la lucha por la ampliación de la ciudadanía, siendo uno de sus hitos más importantes en el siglo pasado la conquista del voto femenino. En este sentido, llamó a reflexionar sobre las teorías que sustentan posiciones contrarias de la sociedad para escoger qué hacer desde la honestidad y el mutuo respeto.
La teoría, afirmó, “es un sistema de pensamiento lógico a partir de ciertas premisas fundamentales, y ese constructo se realiza en torno a la conservación de esas premisas fundamentales... que siempre son arbitrarias. Todo constructo lógico se funda en premisas básicas aceptadas a priori desde los deseos, desde los propósitos y desde lo que se quiere conservar. Cuando aparecen las teorías se interrumpe la dinámica de la convivencia democrática, y aparecen la discriminación, y con ella la inequidad”. De esta forma, sentenció, “tenemos que abandonar las teorías o no vamos a resolver los problemas de inequidad”.
“Durante la dictadura había una teoría que justificaba la acción. No todos habrán participado en ella, pero eso era lo que guiaba”. La implementación de una visión fue la forma en que el profesor Maturana ejemplificó las dificultades que provocan la imposición de teorías en el convivir democrático. Por esta razón, señaló, “tenemos que abandonar la dicotomía gobierno y oposición. En la colaboración nos escuchamos, reflexionamos, pensamos y repensamos qué es lo que queremos hacer en un proyecto común. Lo central es que seamos capaces de conversar y reflexionar sin atraparnos en la teoría, enfocándonos en cómo queremos convivir, y queremos convivir en una sociedad que no genere inequidad”.
Violencia y amor
“Esta explosión social es un grito de queja. Queremos acabar con la inequidad” fue el comentario enfático del académico, quien agregó que “tenemos que revisar nuestras teorías desde donde estamos haciendo lo que estamos haciendo, que resultan en discriminación e inequidad… No tenemos que abandonar nuestras ideas, pero tenemos que poder reflexionar sobre cómo queremos convivir”.
“Todas las quejas por no ser amado, son quejas por no ser vistos, por prejuicios, supuestos, exigencias y discriminación que vienen de alguna teoría”, aseveró calificando al amor como el fundamento del convivir democrático. Por otra parte, consideró que “el enojo puede manifestarse en violencia, pero la destrucción por la destrucción es vandalismo. Debemos diferenciar el vandalismo de la queja política… La violencia y el vandalismo no son parte de la convivencia democrática porque ésta se basa en el respeto, la colaboración y en la honestidad”, concluyó.
Progreso basado en el individualismo
“La inequidad siempre surge de la discriminación que se justifica con alguna teoría”. A partir de esta observación profundizó en una crítica sobre el concepto de progreso basado en el individualismo, el consumismo y la competencia. “Es fuente de inequidad porque se funda en competir, en discriminar, en tratar de ser mejor que el otro mediante categorías que justifican eso bajo la idea del progreso. Es una teoría que genera inequidad”. Concluyó, en esta línea, que “el progreso no viene de la competencia, viene de la mirada constructiva que permite colaborar con otros haciendo algo que sea valioso para la comunidad”.
En este ámbito, compartió además su experiencia personal como hijo de la salud y la educación pública. “Yo crecí en una familia muy modesta, en la que vivíamos con el sueldo que ganaba mi madre como asistente social. Tengo sellado en mi cuerpo que fui un niño desnutrido y estuve enfermo de tuberculosis, pero había medicina pública que me proporcionó los medios para sanar. En esa época, la educación y la medicina eran responsabilidad del Estado. Después ya se acabó eso porque se puso la competencia económica en el centro del progreso. Yo soy hijo de la medicina y la educación pública”.