Tras casi veinte años recluido, esperando la muerte y el encuentro con su mujer, Cecilia Echeverría, la noche de este miércoles 22 de enero, falleció a los 86 años el poeta, abogado y Premio Nacional de Literatura 2004, Armando Uribe.
Nacido en Santiago, el 28 de octubre de 1933, Uribe cursó sus estudios universitarios en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, lugar en el que también fue profesor años más tarde.
Tras egresar de la carrera de Derecho, se especializó en la Universidad de Roma, para luego comenzar a ejercer su profesión, y en paralelo, también su carrera literaria.
En 1954 publicó su primer libro de poemas, "El engañoso laúd", al que siguieron numerosas publicaciones en derecho, religión, política, ficción y literatura. Entre estas obras se cuentan títulos como "El Libro negro de la intervención norteamericana en Chile" (1974), "Odio lo que odio, rabio como rabio" (1998) y “De muerte” (2004).
Entre las distinciones recibidas por Uribe –quien integró la llamada ‘Generación del '50', junto a poetas como Enrique Lihn, Miguel Arteche y Jorge Teillier- destacan el Premio Municipal de Literatura de Santiago en 1990; los Premios Altazor de ensayo y poesía el 2002, por "A peor vida" y "El fantasma de la sinrazón y el secreto de la poesía", respectivamente; y el Premio Nacional de Literatura el año 2004. En 1993, además, se incorporó como miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua.
Sobre la relevancia literaria de Armando Uribe, la académica de Lingüística de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Soledad Chavez, señaló que existen varias aristas: “Una de ellas tiene que ver con su relación con la muerte. Fue un hombre que esperó la muerte durante mucho tiempo, y esto se liga con un cristianismo muy particular que tenía Uribe, quien se reconocía como un católico, apostólico y romano, pero uno muy crítico, tan crítico que yo no lo pondría dentro del grupo católico propiamente tal, sino de un cristianismo primitivo, herético, muy relacionado con el catarismo (…) Esa relación con la muerte yo la aplaudo mucho, porque para nosotros la muerte es tabú, no hay cultura de la muerte y Uribe la tenía. Y de alguna manera se nos adelantó”.
Junto a su carrera en las letras, Armando Uribe también se destacó como profesor en distintas cátedras en el área del Derecho, tanto dentro como fuera de Chile, enseñando en las universidades de Chile, Pontifica Universidad Católica, Michigan State University (Estados Unidos), Universitá degli Studi di Sassari (Italia) y Université Paris I (Francia).
La diplomacia cuenta también dentro de su prolífica trayectoria: fue ministro consejero del Ministerio de Relaciones Exteriores (1967); encabezó la delegación a la Asamblea Extraordinaria de Naciones Unidas en la que se aprobó el Tratado de No Proliferación Nuclear, tema en el que es especialista. También trabajó en la embajada chilena en Estados Unidos (1968-1970), y fue nombrado como primer embajador en China, durante el gobierno de Salvador Allende.
Militante de la Izquierda Cristiana, fue destituido del Ministerio de Relaciones Exteriores tras el Golpe Militar liderado por Augusto Pinochet. Luego, se exilió con su familia en Francia.
Repasando el legado del poeta y abogado, la académica Soledad Chavez, concluye: “Uribe como especialista en derecho minero se adelantó a la visión crítica que estamos sufriendo hoy. Fue muy crítico respecto a que el cobre, por ejemplo, no fuera nacionalizado. Fue muy crítico con Pinochet, muy duro con una serie de personajes de la oligarquía chilena. Después tuvo un papel fundamental como traductor. Tradujo a uno de los grandes poetas del siglo XX, que fue Ezra Pound, y eso no se le conoce mucho. Uribe, tanto en la escritura, como en lo político, y en lo ideológico nunca transó”.
Sus restos serán despedidos este sábado 25 de enero con una misa en la Iglesia San Francisco de Asís de la comuna de Santiago. Posteriormente sus funerales se realizarán en el Cementerio Católico.