Una simple línea vertical marca la diferencia entre menos y más. Una simple línea que cambia el significado completo de un mensaje y que en manos de Lotty Rosenfeld se transformó en una acción de rebeldía y resistencia contra el autoritarismo de la dictadura de Pinochet. En diciembre de 1979, la artista egresada de la Universidad de Chile, realizaba su primera acción pública: Una milla de cruces sobre el pavimento, en la que trazó líneas horizontales sobre las verticales que dividen las pistas de autos en Avenida Manquehue.
La performance, registrada en video, se transformó en una de las obras icónicas de la artista que siguió replicándola en lugares emblemáticos del poder como las afueras de la Casa Blanca en Washington DC, la Plaza de la Revolución en La Habana y la frontera entre Alemania oriental y occidental, en un gesto que profundizó su alcance político y teórico a medida que se multiplicó en los años hasta que este 24 de julio falleció a los 77 años, debido a un cáncer de pulmón.
“La muerte de Lotty es un golpe fuerte para las mujeres artistas chilenas. Era una hermana mayor, una mujer increíble sabia y libre, y una artista icónica y gigante, sobretodo tenaz y de una resistencia ética y estoica absolutamente admirables”, dice la artista Voluspa Jarpa, quien apoyó su candidatura al Premio Nacional el año pasado, junto a otros artistas y figuras de la cultura como Gonzalo Díaz, Diamela Eltit, Sol Serrano y Alfredo Castro.
Nacida el 20 de junio de 1943, Carlota Eugenia Rosenfeld Villarreal, más conocida como Lotty, fue una de las pioneras del arte conceptual y performático de finales de los '70, e integró lo que posteriormente se conoció como Escena de Avanzada. Paralela a sus obras individuales, integró el Colectivo de Acciones de Artes (CADA) junto al artista Juan Castillo, la escritora Diamela Eltit, el poeta, Raúl Zurita y el sociólogo Fernando Balcells, con quienes entre 1979 y 1983 realizó diversas y polémicas obras en el espacio público como resistencia a la dictadura. Luego de eso, trabajó de manera individual en performances e instalaciones, pero también en la recopilación y edición de imágenes en video con las que siguió entregando un mensaje político contra la obediencia ciega a la autoridad, que cuestionó los discursos oficiales.
“Sin renunciar a las matrices que recorren mi obra, me he propuesto trabajar en las zonas que presagian un nuevo escenario, donde se cursan batallas políticas, económicas y culturales. Batallas que se juegan en el territorio de las imágenes y de la tecnología y sus procedimientos comunicativos. He utilizado el sonido como instrumento estructurador de obra. Me ha interesado explorar el discurso fónico, donde la voz testimonial se interconecta con la voz oficial para poner en escena la 'otra versión', aquella sumergida por los discursos dominantes. Hoy el neoliberalismo promueve formas de arte que tienden al espectáculo, pienso que lo importante y lo productivo es poner en el espacio público producciones artísticas incómodas a las operaciones de mercado”, contaba la artista, sobre cómo había desplazado su trabajo a otros soportes, en una entrevista concedida el año pasado.
Su compañero de labores en el CADA, Juan Castillo la recuerda hoy. “En todo colectivo las dinámicas son diversas porque los roles pueden variar y variaron muchas veces, pero fundamentalmente con ella nos ocupábamos más de la visualidad de los trabajos que desarrollamos. En todo caso, mi relación con Lotty es de antes del CADA y siguió mucho después, era ella quien me importaba, ella y su obra”, dice el artista visual radicado en Suecia. “Su trabajo es icónico porque abrió muchos sentidos. La posibilidad de intervenir nuestra señalética cotidiana, abrir muchas lecturas que pasando por el NO+ del CADA, fue a marcar el NO para la vuelta a la democracia y sigue vivo hoy en día en todas las manifestaciones sociales”, agregó.
Mientras que el poeta y Premio Nacional de Literatura Raúl Zurita, prefiere dedicarle un verso, a quien también fuera su compañera de colectivo.
“Casas de 40 pisos
muchedumbres de color
millones de circuncisos
y dolor dolor dolor
Adiós Lotty Rosenfeld”.
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