Tradicionalmente, los espectáculos pirotécnicos, como es el caso de “Año nuevo junto al mar”, reúnen a miles de personas en distintos puntos del país. Todo esto, bajo las medidas de seguridad pertinentes y permitidas por la normativa. Sin embargo, debido a la pandemia, este y otros eventos fueron suspendidos por las autoridades, para evitar la aglomeración de personas sin respetar las medidas sanitarias impuestas bajo el Covid-19.
El 25 de mayo del 2000 se promulgó la ley 19.680, la cual prohibió la venta al público de fuegos artificiales, además de regular los espectáculos públicos y masivos como los que se dan cada año nuevo. Si bien las sanciones que establece esta normativa mantuvieron un cierto control con respecto a personas afectadas en estas dos décadas, con una clara disminución en los casos de personas afectadas y que son contabilizados cada año a través de un seguimiento epidemiológico que es guiado por la Corporación de Ayuda al Niño Quemado (Coaniquem), para la celebración pasada se reportaron más casos de los habituales y que iban constantemente a la baja en el país: once menores de edad resultaron heridos producto de la manipulación de fuegos artificiales.
Para el director de Coaniquem, Dr. Jorge Rojas, el aumento de casos se debió a dos factores importantes. Por una parte, debido a que existió una mayor oferta de productos en el mercado ilegal, lo que se suma a que la ley establece que la venta, producción, distribución y compra de pirotecnia debe ser sancionado como una falta y no como un delito, por lo que actualmente, quienes cometen dichas faltas solo deben pagar una multa. Por otro lado, existe una separación generacional relacionada con la percepción de riesgo que tienen los fuegos artificiales.
"La ley funcionó por veinte años porque la gente tomó conciencia, pero si uno piensa en un joven que no vivió este proceso, que no le tocó ver lo que nosotros vimos, ese joven no sabe del riesgo que se está exponiendo. Necesitamos insistir en este trabajo y que sea visible para las nuevas generaciones", señaló el Dr. Rojas.
Riesgos para la salud
Como explica la directora de la Escuela de Salud Pública, Dra. Verónica Iglesias, la exposición a fuegos artificiales puede generar efectos en la población que van más allá de las quemaduras en distintas partes del cuerpo, y que tienen relación con las sustancias y componentes con los que son preparados, por ejemplo, la pólvora, el carbón y el azufre, aumentando el óxido nítrico, el dióxido de azufre y otros elementos metálicos.
“Estos componentes al quemarse liberan sustancias que contribuyen a aumentar el material particulado y la contaminación, lo que puede producir problemas respiratorios agudos, especialmente en personas asmáticas, pero también a quienes cursan otros cuadros respiratorios como enfermedades obstructivas crónicas, adultos mayores, niños y embarazadas”, señaló la Dra. Iglesias.
Actualmente Coaniquem se encuentra preparando para llevar adelante el monitoreo relacionado con personas que podrían verse afectadas ante el uso de pirotecnia en año nuevo. Para esto, levantaron una campaña comunicacional para concientizar de los riesgos para las personas, la sociedad, los animales y el medioambiente. En esta línea, para su director es importante que actores relevantes del país, como la Universidad de Chile, puedan acompañar estos esfuerzos.
“La U. de Chile tiene mucho que aportar desde el generar conciencia, todas las facultades tienen algo que hacer y que decir. Si ponemos en movimiento a la universidad sería un gran aporte, porque está en contacto con todo el mundo, lo que puede movilizar un trabajo para que las personas entiendan la importancia de evitar el uso de fuegos artificiales", indicó el Dr. Rojas.