La contaminación es cada vez más preocupante en países en desarrollo, donde las emisiones han estado aumentando en ausencia de políticas de calidad del aire. Esto ha producido varios episodios de mala calidad del aire, en particular en las zonas urbanas del país.
Ésto es lo que llevó a la Geógrafa Ana Karina Maldonado Alcaíno, académica colaboradora del programa de Salud Ambiental de la Escuela de Salud Pública, a iniciar este trabajo de campo en el sur de Chile, donde Coyhaique es la ciudad con los índices de contaminación por material particulado fino (MP2,5) más altos de América Latina “esto se debe a que el 94% de la población urbana utiliza la leña como fuente de energía para cocinar y calefaccionar viviendas. Esto sumado a las condiciones climáticas y geomorfológicas de la cuenca donde se emplaza; ya que en los meses fríos se presentan fenómenos meteorológicos de inversión térmica evitando la dispersión de contaminantes”.
Esta problemática ambiental cobra importancia en salud pública debido a que diversos estudios epidemiológicos relacionan la exposición a material particulado fino (MP2,5) con patologías respiratorias, cardiovasculares y de salud mental, entre otras; siendo la población infantil, adulta mayor y con diversas enfermedades crónicas de base los grupos más vulnerables. Por eso, según detalla Maldonado “en general estos estudios epidemiológicos clásicos no dan cuenta del peso de las componentes socio-ambientales; tales como la vivienda, distancia a áreas verdes, la demografía, etc., lo que se ha denominado el ambiente construido. Éste se puede medir a nivel espacial en las ciudades y determinar su impacto que explican, ya sea en forma individual o en conjunto, sobre la carga de enfermedad en la población”.
Según la experta, es importante considerar en este análisis la incidencia de enfermedades respiratorias en el ambiente residencial urbano, no sólo las características del individuo, sino también se deben incorporar tanto las componentes del ambiente construido por la sociedad, como las del ambiente físico-natural. “De esta forma se puede hablar de una determinación socio-ambiental de las enfermedades respiratorias, que no solo están asociados a factores demográficos poblacionales, sino que a la vida urbana, que interactúan e inciden en la saturación del aire con material particulado por la necesidad de calefaccionar las residencias en los meses fríos”.
En la búsqueda del impacto espacial
De este modo, la presente investigación se enmarca en la epidemiología y salud ambiental, teniendo como objetivo el modelamiento espacial del riesgo epidemiológico de enfermedades respiratorias a nivel de manzana, en base a variables que constituyen los componentes socio-ambientales de la ciudad de Coyhaique en los años 2015 al 2019. Al identificar esta distribución espacial del riesgo de enfermedades respiratorias, se podrán identificar zonas prioritarias en las que se podrán mejorar los instrumentos de planificación territorial y las acciones intersectoriales que se están realizando para la prevención y mitigación de la contaminación atmosférica.
Para enfrentar esta situación, se han desarrollado políticas públicas intersectoriales enmarcadas en el Plan de Descontaminación Atmosférica (PDA) que incorporan medidas como: recambios de calefactores, aislación térmica de viviendas, construcción de galpones de acopio de leña seca, difusión y educación a la comunidad y plantación de árboles. “Si bien, estas medidas han tenido un seguimiento de carácter científico en el que se ha medido el impacto en la salud de la población, no existe un estudio que dé cuenta de una espacialización del impacto de estas. Por eso incorporar la espacialización de componentes socio-ambientales para generar un modelo de riesgo de enfermedades respiratorias, significaría una innovación tanto en la metodología a utilizar, como en la estrategia para la gestión del problema de salud. Ya que no existen estudios de salud georreferenciados que incorporen la determinación social de la salud con componentes socio-ambientales a nivel de manzana que puedan servir para identificar espacialmente los grupos más vulnerables” detalla Ana Karina Maldonado.
En cuanto a las estadísticas que se conocen en razón al riesgo al que se expone la población de contraer patologías respiratorias y que se extraen de la base de datos de morbilidad del Hospital Regional de Coyhaique.
Ana María detalla que este estudio presenta la ventaja de ser “fácilmente replicable, ya que se realizará con información secundaria de acceso público como lo es la información del CENSO 2017 y el uso de imágenes satelitales. Lo que permitirá comprender y actuar de forma crítica sobre la salud y la vida de la población de Coyhaique, y no solamente sobre la manifestación de la enfermedad respiratoria, ya que se modelará la ciudad desde componentes de la ecología urbana, encontrando patrones espaciales que dan cuenta de las formas de ejercicio del poder en ella que se traducen en desigualdad y vulnerabilidad socio-ambiental”.
Para Ana Karina es importante destacar que para lograr cambios profundos en los hábitos de calefacción “la que junto a políticas públicas que promuevan la utilización de sistemas de calefacción alternativos -que sean igualmente económicos y no contaminantes-, permitirán cambiar el escenario de riesgo. Además, es imperativo considerar reconvertir a los productores de leña a baja escala a otra actividad económica para asegurar el sustento de estas familias y dar un enfoque integral al problema medioambiental. Para que de esta forma puedan realizar sus actividades sin problemas en los meses fríos y así lograr justicia ambiental en su territorio.”
El proyecto que lleva por nombre "Modelamiento espacial del riesgo de enfermedades respiratorias asociado a componentes socio-ambientales de la ciudad de Coyhaique entre los años 2015-2019" (Proyecto FONIS SA20I0174) está dirigido por Ana Karina Maldonado Alcaíno, geógrafa. Académica colaboradora del programa de Salud Ambiental de la Escuela de Salud Pública Universidad de Chile. Director alterno, Dante Cáceres Lillo, Phd. Programa de Salud Ambiental Escuela de Salud Pública Universidad de Chile. Co investigadores, Felipe Medina Marín, Programa de Bioestadística Escuela de Salud Pública Universidad de Chile; Mailiu Díaz Peña, Phd en Estadística; Marco Acuña Briones, Epidemiólogo de la Seremi de Salud de Aysén y Jeanette Matus Geeregat, Profesional de Departamento Técnico del SERVIU de Aysén.