El primer caso de la variante Delta en Chile se registró hace unas semanas. La mutación fue detectada en una mujer proveniente de Estados Unidos que ingresó a nuestro país y viajó hasta la Región del Maule. Esto encendió las alarmas dado que la variante Delta del COVID-10 –considerada de preocupación por la Organización Mundial de la Salud (OMS)- es una de las más contagiosas.
Ante este escenario, los expertos y expertas insisten en que es necesario mantener las medidas de protección, como son el lavado constante de manos, evitar las aglomeraciones, el distanciamiento físico y también el uso de alcohol gel. Pero, cabe preguntarse, ¿qué pasa con las mascarillas? ¿todas sirven? El académico del Departamento de Ciencia de los Materiales de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM), Humberto Palza, explica que lo primero que hay que tener en cuenta es la calidad y origen de las mascarillas.
“En lo primero que hay que fijarse es que estén certificadas y que la certificación esté claramente visible. Por eso, es recomendable siempre que el proveedor sea de un lugar establecido. En general, no es recomendable comprar, por ejemplo, en la calle, porque no hay garantía de seguimiento de dónde viene el producto”, sostiene.
Una mascarilla certificada significa que “alguien midió la capacidad de retención de micropartículas y de microgotas”, dice Palza. Si no está certificada, plantea, “queda como a nivel de una creencia, de mito, su efectividad”.
La doctora del Hospital Clínico de la U. de Chile, Marcela Cifuentes, sostiene que "ante la variante Delta lo más importante es usar mascarilla de tipo médico, ya sea la mascarilla quirúrgica de tres pliegues o las mascarillas KN95. Las mascarillas que no sirven son las de género, ya que el filtrado no es capaz de contener las partículas”. Adicionalmente, dice que “la recomendación nacional debería ser exigir en todos los ámbitos de salud y de trabajo que las mascarillas que se usen sean desde quirúrgicas hacia arriba y absolutamente certificadas”.
Por su parte, la infectóloga y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Claudia Cortés, afirma que es importante utilizar de manera correcta dicha protección. “Lo primero, es ponerse bien la mascarilla, no tocársela, no ponérsela en la pera o bajo la nariz”.
¿Cuáles son las más confiables?
Ambos especialistas coinciden en que lo ideal es utilizar mascarillas como las N95 o KN95. La doctora Cortés afirma que “las mejores y también las más costosas son las N95. Otra opción, es utilizar una buena mascarilla quirúrgica, que debe usarse por el tiempo recomendado que son 3 a 4 horas, porque cuando se humedece ya deja de servir”.
Asimismo, el profesor Humberto Palza indica que “en general, es mejor utilizar las desechables que las de género. Las mejores son las N95, que están diseñadas para tener la mayor capacidad de retención, pero esas también son las más costosas y también se dice que es mejor dejárselas a los profesionales, que realmente tienen riesgo. Pero es la mejor mascarilla porque tiene el tamaño de poro menor y efectivamente tú generas una mejor resistencia al paso de micro gotas”.
La doctora Marcela Cifuentes, sostiene que "las mascarillas de género no deben ser utilizadas, no sirven, no filtran, no protegen lo suficiente ni al que la usa ni a las personas que están alrededor".
¿Sirve ponerse doble mascarilla?
Humberto Palza precisa que -en teoría- las quirúrgicas son suficientes, ya que están diseñadas para retener el virus que se propaga a través de las microgotas de saliva. “Si tú le agregas otra o una capa externa, como una de tela, la mejora yo diría que es marginal respecto a la primera capa, por así decirlo, entonces no agrega mucho porque las de tela son muy fáciles de mojar, se humedecen más rápido y depende mucho de la tela con la que estén confeccionadas”.