Álvaro Calfucoy Gutiérrez, egresado de la Licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica mención en Literatura, estudiante del Magíster de Literatura de la Universidad de Chile y, desde el 2020 integrante del equipo de trabajo del Área de Interculturalidad de la Oficina de Equidad e Inclusión, fue ganador del primer lugar del concurso de poesía Voces para nuevos tiempos organizado por la Dirección de Extensión Cultural de la Universidad Andrés Bello.
El concurso que contó con la participación de más de 670 poemas escritos por jóvenes chilenos y extranjeros residentes en el país, estuvo dividido en dos categorías según rango etario: entre 15 a 18 años y entre 19 y 25 años. En esta última fue que el profesional obtuvo el primer lugar con su poema “Aywiñtuwün” en alusión al reflejo, a mirarse en la sombra dentro de la cultura mapuche. Y es que el joven escritor oriundo de Santiago y proveniente de una familia mapuche, es parte de una generación en gran parte desarraigada de sus raíces culturales que no obstante ha llevado a cabo un exhaustivo trabajo de revitalización lingüística en contextos urbanos, como es el caso de muchos colectivos y organizaciones estudiantiles en la capital. De ahí que su poema “Aywiñtuwün” aborde precisamente la amenaza del mapuzungun por el colonialismo cultural de las lenguas dominantes.
El jurado compuesto por Fernanda Moraga, Luis Valenzuela e Ivonne Coñuecar, todos reconocidos docentes e investigadores en el ámbito de la literatura chilena e hispanoamericana, premió en total a tres jóvenes en cada una de las categorías, actividad que se llevó a cabo el pasado 9 de septiembre en el campus Casona de Las Condes de la Universidad Andrés Bello. Instancia en la cual las autoriadades de la casa de estudios aprovecharon de anunciar la incorporación de la universidad a la Cátedra Vargas Llosa para potenciar la lectura, la escritura y la creatividad.
AYWIÑTUWÜN
Te digo:
El invierno se abate sobre mí
sobre nosotros, pues no me nombro
en mapudungun y
una parte de mí ya no está
en el espejo castellano
Carta a Don Alonso de Ercilla y Zúñiga
Marina Arrate
De un estruendo enorme
en medio de la Primavera en flor
estallido funesto y palabra
truncada en la imagen que se pierde
cristal que, roto, nombra
como tara, de año en año, de hijo en hijo
con una voz ya imperceptible entre el sonido.
Pedazos de un cristal que dice
que se abre ante mi rostro, fragmento
que recojo en el cemento interminable
entre sueltas palabras que no escucho
cayendo entre mis manos partidas
entre falanges rotas
dedos
sangrando
reconstruyendo la mirada opaca
bajo el cielo de cenizas que me cubren
que me ocultan
cada trozo, cada espacio, de la piel, del tacto
de la faz, de olfato, de gusto
de mis ojos
de mi lengua
que las sombras de la noche, de edificios, velan
para callarlos
en lo inmenso el bullicio y la penumbra.
Escucho
Escucho
Un nombre, mi nombre acaso, un nombre
que me arrulla de Otoño en los otoños
promesa del abrigo en el invierno
de la palabra en torno al fuego
de sumergirse entre riveras
de bosque en que canto
y canto y canto,
y escucho
¿Iney pingeymi am?
Y me repito
me repito
me repito
¿Iney pingeymi am?