“Tal como el público común y corriente puede programar ciclos de cine, gente común y corriente puede filmar películas”, plantea Valentina Ávila, coordinadora del Cineclub Sala Sazié al explicar el hilo conductor que une a las tres películas que serán analizadas en el cine foro "Fracasar con estilo: el arte de hacer cine", y que fueron escogidas por Lucho Villegas, geofísico y director de películas, como parte de la modalidad “El algoritmo somos los públicos”, que invita a auditores del cineclub a transformarse en programadores y panelistas.
La actividad virtual que se realizará el próximo martes 9 de noviembre a las 19 horas, es parte de la parrilla programática de Noviembre Cultural y tendrá también como novedad que el público podrá inscribirse para participar dentro de la plataforma Zoom a modo de conversatorio colectivo.
Las películas seleccionadas por Villegas - que ya están disponibles para ser visionadas gratuitamente- son “Amator” (1979) de Krzysztof Kieslowski, “Ed Wood” (1994) de Tim Burton y “Living in oblivion” (1995) de Tom DiCillo y “muestran tres ejemplos de personajes que luchan por llevar a cabo sus proyectos cinematográficos. Un acercamiento al accidentado oficio de hacer cine y a aquella pasión irracional que posee un director para ir superando los obstáculos durante el proceso de realización”, comenta el programador Lucho Villegas.
Para Luis Horta, coordinador de la Cineteca de la Universidad de Chile “existe una cierta "mitología" de lo que significa hacer una película, y queríamos proponer una desromantización del acto creativo para humanizarlo”.
Además, el académico del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) plantea que el análisis sirve para conversar sobre situaciones que van mucho más allá del cine: “Tim Burton, por ejemplo, aborda su historia desde el entusiasmo del hacer, más que del talento o el triunfo. En rigor, son valores que nos interesa poner en escena para desarticular los valores de mercado que condicionan las relaciones humanas, las prácticas artísticas y las relaciones de poder entre imagen y comunidad”.
En “Amator” (1979) Krzysztof Kieslowski muestra a Filip Mosz, un obrero que descubre gracias a una súper 8 los poderes de las grabaciones cinematográficas, pero que en su obsesión por registrarlo todo, termina alejándose de su esposa, empeorando su relación con su jefe y sufriendo una serie de rupturas y malos entendidos.
Tim Burton, en tanto, retrata en “Ed Wood” (1994) a un joven director de cine, un visionario sin ninguna formación académica, aficionado a vestirse de mujer y con muy pocas oportunidades de hacer películas en un gran estudio, quien pasa a la historia como el peor cineasta de todos los tiempos. Mientras que “Living in oblivion” (1995) de Tom DiCillo, se centra en el rodaje de una película independiente de bajo presupuesto donde sueño y realidad se confunden. Nick es el director y todo le está saliendo mal, pero él no está dispuesto a abandonar su sueño.
“Lo que nos parece valioso de la propuesta de Lucho Villegas es que parte de la base de que no existe una oficialidad del cine. Es decir, no existe una única forma de pensar el proceso creativo detrás de la realización de una película, aunque a veces podamos tener idealizaciones sobre ese proceso. Eso es algo que está en total coherencia con nuestro Cineclub, ya que nos interesa aproximarnos a las películas desde esa misma apertura y diversidad”, señala Valentina Ávila.
Ver cine confinados
En agosto de 2020, el Cineclub Sala Sazié reinició sus actividades en modalidad virtual luego de un periodo en estuvieron suspendidas por la pandemia. Durante este periodo, el equipo ha probado diferentes modalidades de participación para intentar replicar la experiencia que suponía encontrarse a ver y hablar de cine en la Sala Sazié de la Casa Central de la U. de Chile.
Un nuevo experimento de participación se realizará con el foro de este martes 9, en el que quien quiera puede unirse a la plataforma Zoom para participar directamente del debate.
“Esta modalidad es lo más parecido al Cineclub presencial que podemos realizar. Además es una buena antesala, pues nuestro siguiente y último ciclo del año volverá a ser en la Casa Central de la universidad”, cuenta Ávila. “Hoy no es viable pedirle a los públicos que contemplen una actividad virtual sin un mayor grado de participación activa, pues el exceso de dinámicas online que se han instalado en nuestra cotidianidad genera agotamiento y agudiza la necesidad de salir de las pantallas y revitalizar las experiencias”, agrega.
Por su parte, Luis Horta valora positivamente la experiencia de realizar cineforos virtuales. “Hemos respondido a la necesidad de los públicos por constituir una comunidad, independientemente de las limitaciones de desplazamiento y los miedos sanitarios. Ahora vivimos otra etapa, las actividades híbridas, y por supuesto debemos ponernos a la altura de ello”, resume.