“Alentando las mamografías utilizando la economía del comportamiento: un ensayo controlado aleatorio en Chile”, es el nombre del artículo que recoge una importante experiencia de la U. de Chile que une a la economía con la salud pública. Encabezado por el académico del Departamento de Economía, Fabián Duarte, un estudio encontró un método que impulsó a un grupo de estudio a tomar la decisión de realizarse la mamografía.
Utilizando datos de la Superintendencia de Salud, el profesor Duarte seleccionó una muestra de casi 12 mil casos de mujeres mayores de 50 años que no se habían realizado mamografías en los últimos dos años y las separó en un grupo de tratamiento –a quienes se les envío la carta- y uno de control. Cabe señalar que previo al estudio, no existían diferencias en la cantidad de mamografías realizadas por las mujeres de uno u otro grupo.
Antes de despachar las cartas –que dentro del mensaje incluía el recordatorio de atraso en la realización del examen, información sobre cómo la mamografía salva vidas y un mapa de centros de salud donde se ofrece gratuitamente este examen preventivo, en subgrupos para evaluar el impacto de esta información-, se realizaron cuatro focus group con el fin de conocer las principales razones de las mujeres para no realizarse la mamografía. El objetivo era identificar claramente las barreras para no realizarse el examen y de esa manera redactar mensajes que permitieran, efectivamente, levantar dichas barreras.
Entre los motivos identificados se encuentran: evitar la información del resultado de su mamografía, a pesar de tener la intención de realizarla; evitar el costo sin considerar los beneficios futuros de realizarse el examen preventivo; miedo a la detección de una enfermedad, o miedo al examen; y problemas prácticos como información sobre los centros gratuitos donde realizar el examen.
Los resultados
Después de cinco meses desde que se enviaron las cartas, se observaron diferencias entre los grupos de tratamiento y de control. El análisis y comparación de las medias arrojaron que no hubo cambios en la cantidad de mamografías que se realizaron las pacientes del grupo de control antes y después del estudio; en cambio, las mamografías que se realizaron las mujeres del grupo de tratamiento pasaron de 61 a 174 después de la intervención, lo que se traduce en un aumento de un 167%.
Cuando se evaluaron los tipos de mensajes, es decir, si incluían información sobre el concurso, el mapa o la recomendación del experto, se observaron diferencias estadísticamente significativas con respecto al grupo de control, mas no entre los tres tipos de mensajes. A pesar de ello, el que incluyó la recomendación del experto fue el más efectivo.
"Una de las características más interesantes de este trabajo es el uso de herramientas provenientes de la psicología; algunos mensajes e imagenes, que permitieron el aumento de las mamografías. Por ejemplo, la foto de un doctor o un mapa personalizado", relevó el profesor Duarte.
Además, el equipo de trabajo calculó el costo-efectividad de la intervención: la razón entre su costo y el número estimado de vidas potencialmente salvadas. El resultado fue de US$328 por vida salvada, valor muy por debajo de lo estimado en otro tipo de intervenciones.
En definitiva, el estudio del profesor Fabián Duarte arroja dos conclusiones relevantes. La primera es que demostró que una intervención simple como enviar cartas a las mujeres informándoles que están atrasadas en la realización de su mamografía anual es un estímulo que tiene un efecto significativo en el aumento de la tasa de realización de dicho examen. La segunda es que el costo-efectividad de esta medida es menor a otros tipos de intervenciones. Por lo tanto, una intervención como la ejecutada en este estudio revela que puede ser efectiva para reducir la mortalidad debido al cáncer de mama.