Luego de exitoso concierto en Plaza Italia

Orquesta Sinfónica Nacional de Chile vuelve a las Semanas Musicales de Frutillar

Orquesta Sinfónica Nacional vuelve a Semanas Musicales de Frutillar
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La Orquesta regresa al tradicional encuentro artístico con dos imperdibles programas, el martes 31 de enero y el jueves 2 de febrero, ambos a las 19:00 horas, en el Espacio Tronador del Teatro del Lago.
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La primera presentación contempla el Concierto para piano y orquesta de Witold Lutoslawski y la Suite “El Lago de los Cisnes” Op. 20ª, de Piotr Ilich Tchaikovsky.
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El segundo concierto partirá con “Tramas discontinuas”, del compositor chileno Aliocha Solovera, seguirá con el ballet “Mi madre la oca”, de Maurice Ravel, y concluirá con Ludwig van Beethoven y su Sinfonía No. 7 en La mayor.

Luego de ofrecer un emocionante concierto en uno de los puntos más significativos de la capital, la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile se trasladó al sur para volver a ser parte de las tradicionales Semanas Musicales de Frutillar. Bajo la batuta de su director titular, el maestro Rodolfo Saglimbeni, el conjunto regresa al tradicional encuentro artístico con dos imperdibles programas, el martes 31 de enero y el jueves 2 de febrero, ambos a las 19:00 horas, en el Espacio Tronador del Teatro del Lago.

La primera presentación contempla el Concierto para piano y orquesta de Witold Lutoslawski, con el destacado solista del elenco, Luis Alberto Latorre, Premio a la Música Nacional Presidente de la República 2016, en género Música Docta.

Escrito entre 1987 y 1988, fue estrenado en agosto de ese último año por la Orquesta Sinfónica de la Radio Austríaca, en el marco del reconocido Festival de Salzburgo. Bajo la dirección del propio Lutoslawski, contó con el gran Krystian Zimmerman como solista, a quien precisamente dedicó la obra, “para algunos, el más grande pianista del mundo”, comenta Latorre. “Es una obra de gran madurez”, dice, y añade que “tiene cuatro movimientos que se tocan encadenados, sin pausa. Es tremendamente unitaria, donde todos los motivos se relacionan entre sí, y a la vez de gran orquestación y de un piano tremendamente virtuoso, muy brillante, dramático en algunos momentos, veloz también, así como algunos momentos recitativos, muy intenso”, explica.

El programa lo completará la Suite “El Lago de los Cisnes” Op. 20ª, de Piotr Ilich Tchaikovsky, ballet compuesto entre 1875 y 1876 por encargo de Vladimir Begichev, director de los teatros imperiales de Moscú y probablemente autor del libreto original. Sin embargo, los testimonios de algunos parientes del compositor afirman que este ya había compuesto un pequeño ballet basado en la misma idea en 1871, donde aparecía el material musical principal de la obra, el “tema del cisne”. El argumento cuenta la historia de amor entre el Príncipe Siegfried y la bella princesa encantada Odette, condenada a convertirse en cisne todas las noches debido a un maleficio del malvado mago Rothbart.

El segundo concierto que ofrecerá la Orquesta el 2 de febrero, evento que cerrará la versión 2023 de Semanas Musicales de Frutillar, partirá con “Tramas discontinuas”, del compositor chileno Aliocha Solovera. “Se trata de una obra escrita en un lenguaje donde, a través de los sonidos orquestales, se transmite una especie de tejidos, de tramas musicales”, explica el director Rodolfo Saglimbeni, añadiendo que posee “mucho impacto por sus sonoridades, que es muy propio de la orquestación del maestro Solovera”.

Seguirá el ballet “Mi madre la oca”, de Maurice Ravel, una colección de piezas infantiles que el compositor escribió para los hijos de unos amigos, inspirándose en algunos de sus cuentos favoritos.

El programa culminará con Ludwig van Beethoven y su Sinfonía No. 7 en La mayor, que comenzó a ser trabajada en 1811, en la ciudad checa de Teplice, donde el compositor acudió en busca de salud. La obra fue terminada al año siguiente y fue dedicada al conde Moritz von Fries. El estreno se realizó en Viena el 8 de diciembre de 1813, durante un concierto de caridad para los soldados heridos en la batalla de Hanau y en el que se estrenó, además, La victoria de Wellington, bajo la dirección del compositor. La pieza recibió buena acogida y el Allegretto tuvo que ser repetido. Desde entonces, ha sido objeto de múltiples interpretaciones que suelen tener un denominador común: ecos de marchas y danzas, eventualmente de carnavales o festivales, es decir, la impulsividad rítmica.