En el marco del proceso de reconstrucción para las familias afectadas por el incendio de Viña del Mar, el pasado jueves el Gobierno entregó la primera vivienda definitiva para María Verónica Lemus y Juan Castro, quienes eligieron qué proyecto de casa querían. Luego de cinco semanas de trabajo, esta solución habitacional ya es una realidad.
Se trata de una casa de tipo industrializada, explica el profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo e investigador del Instituto de la Vivienda de la Universidad de Chile, Juan Pablo Urrutia. El especialista afirma que el tiempo de construcción de “cinco semanas es muy, muy poco. Normalmente, el proceso de construcción de una vivienda definitiva tarda, entre toda la gestión, la tramitación, al menos un año. Es muy lento eso en una operación regular, por lo tanto, que esto haya sucedido en cinco semanas es prácticamente un récord”.
“Eso se debe a que la vivienda que se entregó es una vivienda industrializada, una vivienda que ya estaba diseñada, que se produce en una fábrica, en una industria, y que en terreno solo se monta. La construcción es muy rápida en el terreno, entonces, por eso es que esto se ha logrado hacer en cinco semanas”, asegura.
La gran ventaja, explica el académico, es que, pese a la rapidez, se trata de una vivienda definitiva y “no hay que recambiarla, ni repararla, ni agregarle algo más, porque ya es una vivienda de un alto estándar, que no es necesario hacerle más modificaciones ni incorporaciones”.
Por otra parte, indica que “estas viviendas están con todas las normas que se exigen de aislación térmica, de aislación acústica, de protección contra el fuego. No hay viviendas definitivas que sean más vulnerables para el riesgo de incendios, por lo que no requiere tener más adaptaciones, mejoras o alteraciones porque ya es la definitiva”, destaca.
El valor detrás de la vivienda definitiva
Tras el incendio de diciembre pasado en Viña del Mar, las autoridades han designado recursos para la construcción de viviendas definitivas a 242 familias a través de subsidios habitacionales, y son ellos quienes, a través de entidades patrocinantes, privadas y públicas, acuerdan el proyecto a construir, dependiendo de las características de su sitio.
El académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo e investigador del Instituto de la Vivienda de la Universidad de Chile, Luis Campos, estudió el proceso de reconstrucción de Valparaíso de 2014. A partir de este trabajo, sostiene que “si pasamos de vivienda de emergencia, transitoria, a vivienda definitiva, es un paso sustantivo, importante y valioso, pero el asunto del desastre va más allá del objeto vivienda y, entonces, es fundamental entender que la vivienda está entrelazada a otros elementos del barrio, del territorio, de la comunidad, que son valiosos para las personas”.
El profesor detalla que “la condición de definitivo le añade un simbolismo particular en estas instancias. Se acrecienta en la dimensión simbólica de la relación con el Estado, que es que todos los individuos, los ciudadanos, tenemos. El Estado, a través de cada una de sus prácticas en situaciones de desastre, ejerce una forma de reconocimiento respecto de las personas y al proveer de vivienda de alta calidad y no simplemente de una mediagua, lo que está haciendo es reconocer el valor de esos ciudadanos damnificados”.
“Es muy dañino sentirse considerado por el Estado en un primer momento, cuando todas las políticas o las acciones se ven dirigidas a resolver la situación problemática luego del desastre y prontamente olvidarse de la existencia de esos sujetos”, añade. Señala, además, que es importante también el acompañamiento en salud mental debido al “trauma que eventualmente sufrieron, el daño de sus redes sociales, en sus redes laborales, su reinserción en esas redes también debe ser motivo de acción el Estado”.
La casa recién entregada fue diseñada especialmente para las necesidades de María Verónica Lemus y Juan Castro, matrimonio de personas mayores con futura movilidad reducida. El hogar tiene una primera planta con baño, cocina y living-comedor integrado, además de un dormitorio matrimonial para evitar subir escaleras. La vivienda está construida con madera de grado estructural, seca e impregnada contra termitas y humedad, es segura frente a incendios y sismos y cuenta con buen comportamiento térmico y acústico.