La paleontología es definida como una ciencia interdisciplinaria, entre biología y geología, caracterizada por estudiar las distintas evidencias de los organismos del pasado de manera directa o indirecta. En otras palabras, su especialidad es el estudio de huesos, desechos metabólicos e integumentos (Pelo, uñas, piel, etc). Comúnmente confundida con la arqueología, disciplina especializada en el estudio de las civilizaciones humanas del pasado, Alexander Vargas, académico del Departamento de Biología y director de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, explica que la paleontología se adentra en una historia mucho más antigua.
“La paleontología es el pasado de la vida. Somos biólogos del pasado. Nos interesan los dinosaurios, los mastodontes, las criaturas prehistóricas, plantas fósiles, insectos. Todo esto es una historia mucho más larga y mucho más profunda que la historia de la humanidad”, describe el investigador.
La Red Paleontológica de la Universidad de Chile ha sido protagonista de algunos de los descubrimientos paleontológicos más importantes de la última década en nuestro país, trabajo que ha permitido una mejor comprensión de la historia prehistórica de este rincón del mundo.
Uno de los hallazgos más recientes corresponde a la identificación de una nueva especie de macrauquénido, un mamífero similar al guanaco que habitó la Región de Atacama hace unos 7 millones de años. Esta investigación fue liderada por Hans Püschel, quien destaca que una de las particularidades de los mamíferos es la perfecta conservación de sus dientes, dado que el esmalte que los recubre y protege los puede conservar incluso por millones de años después de su muerte. “Se preservan mejor que otros animales que tengan dientes, por ejemplo, sin esmalte o los fragmentos duros (…) Es una cosa a veces de suerte y abundancia igual en general. Los animales terrestres tienden a haber menos fósiles de ellos que de animales marinos”, señala Püschel.
Estos descubrimientos no solo se han realizado en el norte de Chile. Uno de los más importantes yacimientos fósiles hoy está situado en la Patagonia, territorio donde fue encontrado el Stegouros elengassen, un nuevo tipo de dinosaurio acorazado que vivió hace 74 millones de años en una zona cercana a las Torres del Paine. La identificación de esta nueva especie, cuyo estudio estuvo a cargo de Sergio Soto, paleontólogo de vertebrados de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, marcó un hito para la paleontología nacional y fue portada de la prestigiosa revista Nature.
“Aproveché la pandemia para trabajar durante un año haciendo análisis filogenético. Y es ahí donde yo digo que se produce el tercer Eureka, porque ahí descubrimos que era un anquilosaurio de una divergencia muy temprana respecto a todos los otros dinosaurios acorazados, y eso ya nos dice que era un dinosaurio de alta importancia. Por eso, decidimos someterlo a una revista de alto impacto, que en este caso fue Nature”, indica Sergio Soto.
Bochón: un método centenario para el descubrimiento paleontológico
El proceso para llegar a estos descubrimientos de alto impacto es largo y extenso, llegando a pasar incluso décadas desde el primer hallazgo hasta que finalmente se publica y revela un estudio al público. En gran parte, esto se debe a lo complejo que es la extracción de estos ejemplares, que se hace a través de un proceso llamado bochón, una técnica que se utiliza hace más de un siglo y que consiste en -básicamente- envolver la pieza de roca con el fósil en yeso o en arpillera.
“Es una suerte de estabilización del objeto porque, a pesar de que están convertido en roca, son muy frágiles, se suelen quebrar fácilmente y esto se lleva al laboratorio. En el laboratorio se destapan y ahí uno empieza la preparación, que puede ser con martillo neumático o con puntas bajo lupa, dependiendo del tamaño del objeto”, explica Sergio Soto.
En el caso del Stegouros elengassen, debido a las bajas temperaturas de la zona, este proceso para hacer el bochón fue más complejo de lo habitual. Así lo relata Soto, quien destaca que solo tuvieron cinco días para realizar todo este trabajo, dado que el hallazgo fue hecho al final de la campaña. “Tuvimos que utilizar una moto para transportarlo. Fue una especie de odisea bajarlo desde la montaña con el frío, porque también el yeso no fragua en esa temperatura. Era muy complejo”, recuerda el joven investigador.
En general, plantean desde la Red Paleontológica de la U. de Chile, esta clase de hallazgos responden en gran medida a un grado de azar, dado que en las fases iniciales no se poseen muchos indicadores sobre el tipo de fósil que puede surgir desde una roca. Solo cuando los bochones llegan al laboratorio es cuando se revela la magnitud de un hallazgo. Según cuenta Sergio Soto, algo así paso con el Stegouros, inicialmente evaluado como un ornitópodo. “En el laboratorio se produce el segundo Eureka, que es cuando abrimos los bochones y nos damos cuenta de que en realidad no era ornitópodo, sino que era un dinosaurio acorazado”, relata.
Chile: la “pieza faltante en paleontología”
Si bien la paleontología en Chile ha tenido un considerable crecimiento durante la última década, el país sigue siendo considerado una de las piezas faltantes en el mundo de esta disciplina. Así lo destaca Alexander Vargas, quien afirma que si bien Chile posee episodios únicos en la evolución del planeta dada su geografía, estos todavía permanecen sin ser del todo revelados. “Aquí estamos hablando de que a la comprensión de la historia de la evolución del planeta Tierra le falta un trozo gigante de información”, sostiene.
Vargas no atribuye este aún restringido desarrollo a una falta de motivación profesional, sino a la ausencia de un apoyo estatal y financiero a un área que todavía sigue luchando por establecerse en Chile. “La paleontología no está inserta dentro del sistema de evaluación de algunos de los mecanismos que se utilizan en este país para asignar los fondos. Es muy nueva, entonces no tiene representantes en los ámbitos donde se toman las decisiones”, lamenta el investigador.
Aquello repercute en que pese a los excelentes resultados que esta disciplina ha logrado en cuanto a publicaciones científicas de alto impacto, esta sigue enfrentando enormes dificultades para obtener fondos. De acuerdo al director de la Red Paleontológica de la U. de Chile, esto termina afectando el desarrollo de la disciplina en el país, dado que las enormes dificultades para investigar han provocado que muchos investigadores e investigadoras decidan migrar a trabajos de consultoría o divulgación. “Aunque uno rinda de manera excelente, puede no recibir los fondos. Es una pena, porque en realidad sin investigación no hay nada que divulgar. Sin investigación no hay nada que proteger”, advierte.
Si deseas saber más sobre este tema, te invitamos a escuchar el capítulo 94 de Universidad de Chile Podcast sobre la Paleontología. Disponible en Spotify, Youtube y Tantaku.