Equipo liderado por la profesora Julieta Belmar de la Escuela de Salud Pública, presentó resultados preliminares

Investigación FONIS propone incorporar arista intercultural en prestaciones de salud vinculadas a la salud sexual

FONIS propone incorporar arista intercultural en prestaciones en salud

El proyecto MIRADASS; (Migrantes y Recomendaciones para el Acceso a los Distintos niveles de Atención del Sistema Sanitario chileno), Contextos de vulnerabilidad, prácticas sexuales y barreras institucionales para el abordaje de la salud sexual, el VIH y otras ITS en población migrante: recomendaciones para los distintos niveles de atención del sistema sanitario chileno, financiado con el Fondo Nacional de Investigación y Desarrollo en Salud (FONIS SA19I0023), fue adjudicado en diciembre de 2019.  Su objetivo consistió en identificar y caracterizar los contextos de vulnerabilidad, prácticas sexuales y barreras institucionales vinculados a la salud sexual y exposición al VIH y otras ITS en población migrante para desarrollar un documento de recomendaciones en salud destinadas al abordaje de la salud sexual, la prevención y detección VIH/ITS, así como también, la adherencia a su tratamiento.

El grupo encabezado por la profesora de la Escuela de Salud Pública, Julieta Belmar, se compuso por; Valeria Stuardo como investigadora alterna; Laia Ferrer; Mauricio Fuentes; Claudia Cortés; Kenny Low; Jennifer Toller Erausquin; Loreto Pantoja; Anne Reevka y Nosika Janvier, tuvo como principal hallazgo, la necesidad de que los equipos sanitarios que abordan consultas sobre salud sexual integren la dimensión de la diversidad de la población migrante que condiciona sus prácticas, contextos de vulnerabilidad y barreras de acceso al sistema, con el fin de enriquecer sus prestaciones.

Finalizada la etapa de desarrollo, los resultados preliminares del trabajo fueron presentados ante dos grupos relevantes con experiencia en la temática abordada; organizaciones sociales que realizan acompañamiento a personas migrantes, orientado en la prevención, adherencia a tratamientos y navegación por el sistema sanitario y actores claves del Minsal que son referentes nacionales de programas vinculados al cuidado de la salud sexual de la población. La autora del estudio menciona que esta socialización era relevante, teniendo en cuenta la complejidad del tema, atravesado por prejuicios, tabúes y mandatos sociales y culturales. 

"Para nosotros como equipo era muy importante difundir resultados y recomendaciones con actores que trabajaran el tema y que por tanto pudieran tener una mirada amplia y especializada, de tal manera que los hallazgos se aprovecharan positivamente para mejorar la atención y salud sexual y afectiva de las personas migrantes. En atención a ello, todas las personas convocadas tienen experiencia en la atención en sexual a población migrante y por tanto tienen la oportunidad de reflexionar sobre los hallazgos de manera conjunta y de incorporar elementos de mejora", señala.

Contexto previo al estudio

Consultada por las motivaciones del proyecto, Julieta Belmar comenta que "la migración tiene importantes efectos en la salud de quienes migran debido a las condiciones de vida y trabajo en las que se insertan, al enfrentamiento de prácticas y creencias diferentes a las propias y a la debilidad o  particularidad de los sistemas sanitarios que los acogen. En ese contexto, la salud sexual pueden ser especialmente difícil de abordar debido a las diferencias culturales frente al tema. Con el equipo teníamos claro que en este ámbito, la población migrante tiene muchos factores de vulnerabilidad pero que no habían sido estudiados en nuestra realidad de país. Sabíamos que aún cuando el migrante suele ser una persona joven y sana, las situaciones que enfrentan tanto al salir de su país de origen, durante el tránsito y al llegar al lugar de destino, los exponen a una serie de factores de riesgo para las infecciones de transmisión sexual muchos de los cuales son de tipo estructural".

En este sentido, Julieta enumera algunos de los factores de riesgo "como son violencia, abuso sexual, trabajo sexual, estigma, discriminación, deficiencias nutricionales, exposición a enfermedades infectocontagiosas propias del lugar de destino, barreras idiomáticas, aumento de relaciones sexuales sin protección, limitado o nulo acceso a servicios de salud, entre otros. En este escenario pensamos en la necesidad de elaborar un diagnóstico de salud sexual para la población migrante con mayor presencia en nuestro país y a partir de ello un instrumento de uso práctico que orientara las acciones relacionadas a la prevención, detección y tratamiento de distintas condiciones de salud en el ámbito de la salud sexual en los distintos niveles de atención del sistema sanitario chileno".

Diversidad cultural y social en el centro

Dado que los habitantes de cada país estudiado poseen prácticas dependientes, entre otras variables, de su contexto cultural, religioso y familiar, "el diagnóstico y guía de recomendaciones generado por el estudio no pretenden presentar a esta población como un todo homogéneo que presenta todas las características descritas, sino relevar algunos aspectos claves que pueden afectar su salud y que deberían ser explorados en la relación terapéutica y abordados en atención a los hallazgos, teniendo como base de actuación la comunicación intercultural", expone la investigadora principal.

No obstante, señala, fue posible destacar algunos elementos por país. "En el caso Haití, destacan una tradición de cuidados a los genitales femeninos muy entrelazados con estereotipos y roles de género. Ello incluye el uso de antibióticos durante la menstruación. También, reticencia a la planificación familiar y una opinión negativa sobre algunos métodos anticonceptivos. En el caso de Perú, aparece una marcada distancia con el sistema de salud debido a malas experiencias anteriores tanto en Chile como en Perú y a la dificultad logística para obtener una atención debido a las condiciones laborales (jornadas extendidas, trabajo por turnos, no contar con autorización, etc.). También se aprecian dificultades en la capacidad de agencia de hombres y mujeres para implementar acciones de regulación de fertilidad. En el caso de Venezuela, destaca mayor tradición de chequeos preventivos pero también a mayor disconformidad con la atención por profesionales de salud chilenos. Fue común a todos los países aunque con matices y grados el reporte de violencia de pareja, una visión negativa del VIH que atenta contra el diagnóstico oportuno, desconocimiento de la transmisión vertical del VIH, bajo conocimiento y acceso a atención de salud sexual en personas sin hijos, baja percepción de riesgo frente al VIH e ITS y mitos sobre anticonceptivos. Como barreras de acceso comunes se observa la negación de atención por falta de RUT provisorio en algunos centros de salud, falta de citas médicas en salud sexual para quienes no están en control por embarazo, percepción de atención poco dedicada y en algunos casos discriminación", precisó.

En este sentido, la académica destaca como recomendación más relevante a partir del estudio, la necesidad de que los equipos de salud encargados de salud sexual conozcan estas prácticas y los contextos de vulnerabilidad y barreras de acceso al sistema sanitario en las que se desarrollan por parte de la población migrante. De esta manera, será posible integrar dichas dimensiones en su quehacer, enriqueciendo las prestaciones de salud.

"Ello implica, que los equipos puedan vislumbrar que  existe diversidad cultural y por tanto no todas las personas migrantes presentan las mismas prácticas o contextos; que no todas se sentirán cómodas en un principio hablando de ello, en especial si se sienten juzgadas; que detrás de estas prácticas hay muchos elementos en juego como la tradición, roles de género, aceptación social, etc., por tanto la sola entrega de información no permite afrontar la situación y; que existen componentes emocionales y psicológicos implicados en las creencias y prácticas, por lo que el no llevarlas a cabo o atentar contra ellas podría generar sentimientos de tristeza o angustia importantes en las personas. Ante ello, los equipos deben revisar sus creencias y posturas respecto de este tema y trabajar un acercamiento desde la interculturalidad y no desde la imposición cultural", precisa.

Finalmente, para Julieta Belmar es crucial entender que los hallazgos no son un listado de características generalizables, incuestionables y permanentes, sino elementos claves para la salud de las personas migrantes que deben ser indagados durante el proceso de atención. 

"Los resultados en salud requieren el abordaje de los factores sociales y culturales que están a la base de los comportamientos en salud y que ello supone posicionarse desde el respeto e interés por la interacción con el otro", concluyó.