La actriz Megan Fox asegura que nunca se ha visto “como me ven otras personas“; mientras que Brian Cox, la estrella de “Succession”, comenta que no ha visto un capítulo completo de la serie porque “siempre pienso que me veo como el hombre elefante”. Estos son dos ejemplos de personas con dismorfia corporal, un trastorno de salud mental donde existe una distorsión cognitiva respecto de la apariencia física.
La psicóloga Marcela Cuevas, docente del Diplomado en Psicoterapia Sistémico Narrativa Infanto-Juvenil de la Universidad de Chile, explica que la principal característica de la dismorfia corporal es la de “enfocarse intensamente en la apariencia e imagen corporal, algunas veces durante muchas horas al día”.
“Es un comportamiento repetitivo que causa un sufrimiento emocional significativo y repercute en la capacidad para desenvolverse en la vida diaria. Es una preocupación por uno o más defectos o imperfecciones percibidas en el aspecto físico que no son observables o parecen sin importancia a otras personas”, añade la especialista.
La psicóloga detalla que este trastorno “suele comenzar en la adolescencia temprana, donde la relación con el cuerpo cobra especial relevancia. Actualmente, se observa en todos los grupos etarios. La proporción entre hombres y mujeres es de 3:2 y los síntomas son similares entre ambos sexos”.
La académica del Centro de Diagnóstico del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, doctora Daniela Gómez, añade que “la dismorfia corporal puede presentarse como un síntoma, en el caso de los Trastornos de la Conducta Alimentaria, y también como un Trastorno, el Trastorno Dismórfico Corporal”. Estos síntomas, explica, despiertan “cuando el defecto percibido, a pesar de ser mínimo o incluso imaginario, genera un nivel de preocupación no proporcional e interfiere con llevar una vida funcional”.
Efecto social en la dismorfia corporal
Al igual que otras enfermedades de salud mental, “el cuadro de dismorfia corporal, sea como síntoma o como un trastorno, está tremendamente influido por la sociedad, por patrones de belleza y por las redes sociales”, sostiene la doctora Daniela Gómez.
La psicóloga Marcela Cuevas añade que “vivimos tiempos en los que se nos bombardea con imágenes de cuerpos perfectos de forma constante. El ideal de belleza en estos tiempos está socialmente sobrevalorado. Pese a que este ideal estético es inalcanzable para la mayoría de las personas, son muchas las y los que lo eligen como un referente al que aspirar, lo que acaba estrellándose contra una realidad muy distinta a la idealizada, pues todos los cuerpos son imperfectos”.
Es por eso que, al desarrollar este trastorno, en algún momento "el sujeto realiza comportamientos repetitivos como mirarse en el espejo, asearse en exceso, rascarse la piel o querer asegurarse de las cosas. O bien actos mentales repetitivos, como comparar su aspecto con el de otros, como respuesta a la preocupación por el aspecto”, indica Cuevas.
Su tratamiento, detalla la psicóloga y académica de la U. de Chile, es fundamental debido a que esta “preocupación causa un malestar clínicamente significativo o un deterioro en el funcionamiento social, laboral u otras áreas del funcionamiento”. Por lo mismo, plantea, es importante “solicitar una evaluación a especialistas de la salud mental y eventualmente una evaluación médica especializada, para poder valorar la complejidad de la sintomatología y poder ofrecer la diversidad de apoyo terapéutico requerido”.