Actualmente, el Congreso discute en Comisión Mixta la Ley sobre Protección Ambiental de Turberas, también conocida como Ley Pompón, normativa que definirá de qué manera se protege o explotan estos ecosistemas desde donde se extrae el musgo Sphagnum (Pompón). Pero ¿cuál es su importancia? Los especialistas explican que las turberas son un tipo de humedal ubicados en zonas de bajas temperaturas y abundante precipitación. Estas almacenan agua y carbono, lo que ayuda a mitigar el cambio climático y, además, funciona como reserva de agua para tiempos de sequía.
Un estudio realizado por un equipo de investigadores nacionales determinó, incluso, que las turberas son uno de los ecosistemas que retienen mayor stock de carbono por hectárea a nivel global. Esto implica que son ecosistemas claves y que perturbarlos provocaría que ese carbono se pierda en la atmósfera, aumentando así el efecto invernadero.
Quien encabezó dicha investigación fue Jorge Pérez Quezada, profesor de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile e investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB). El académico, quien además fue convocado al Comité Científico Asesor para la Comisión Mixta sobre la Ley de Protección de Turberas, asegura que “existe consenso en que hay que proteger las turberas, pero hay miradas distintas en cuanto a esta extracción de musgo y si es o no sustentable y cómo debiera hacerse”.
El investigador de la Casa de Bello explica que estas turbas, ubicadas en la Patagonia, están formadas “por la capa más subterránea, que es la turba, la materia vegetal ya descompuesta, y arriba tienen una capa vegetal que está activa, que es el musgo. Hay dos cosas que se utilizan, se utiliza la turba como tal y también se utiliza el musgo. Entonces, esta ley es de protección de las turberas como ecosistemas”.
“Si nosotros no protegemos a las turberas, estamos perdiendo todo ese carbono que está acumulado por siglos. Lo otro es que son humedales, entonces acumulan mucha agua y ayudan en la regulación del ciclo hídrico porque van soltando esa agua de a poco. Si cae una cantidad de agua en un suelo, el suelo no tiene tanta capacidad para retener el agua, entonces va a empezar a escurrir, que es lo que está pasando ahora con las lluvias, en cambio las turberas tienen una gran capacidad para guardar esta agua, son como esponjas, y la van soltando de a poco”, explica el profesor Pérez.
¿Para qué se extraen los pomponales?
El doctor Ramiro Bustamante, académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile e investigador del Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios de Cambio Global y Conservación Biocultural (CHIC), aclara que “las turberas se forman luego de cientos de años. Destruir un pomponal es destruir 300 años de historia donde nadie puede asegurar que ese pomponal va a ser recuperado después, que va a aparecer otro pomponal en ese lugar, porque las condiciones para que crezcan estos musgos son bien particulares. Se sabe poco, pero lo que sí se sabe es que son muy frágiles y sensibles a la perturbación humana”.
¿Y para qué se usa este musgo al que llaman pompón? El profesor Bustamante asegura que la Ley sobre Protección Ambiental de Turberas se ha visto frenada por el interés que se tiene en este elemento en particular, ya que "tiene la propiedad de capturar agua con mucha facilidad. El tejido de esta especie de musgos tiene la cualidad de ser hidrófila, o sea, que capturan agua y después la liberan con mucha fuerza".
"Se transforma en una bolsa de vermiculita que va a ser usado para que en los jardines tengan sus rosas y sus plantas", señala Bustamante, quien añade que esto es equivalente a lo que sucedía con el alerce. "El alerce, por ejemplo, que tiene sus propias características, puede vivir 2.500 años, es una especie longeva, o sea, para tener un nuevo adulto tiene que tener mil años de vida. Entonces, se tomó la decisión de que está prohibido cortar alerce, a pesar de que económicamente sacar y vender un árbol te da un millón de dólares por la calidad de la madera. Yo creo que es análogo lo del pomponal, es tan valioso por su singularidad, que es una brutalidad explotarlo”.
El también firmante de la carta para proteger las turberas añade que “la recuperación del pomponal es prácticamente imposible o si se van a recuperar se van a recuperar en 300 años más”.