Y sugieren quedarnos con un horario definitivo

Especialistas U. de Chile entregan consejos para adaptarnos al próximo cambio de hora

Especialistas explican el impacto y cómo adaptarnos al cambio de hora
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Si bien el cambio de hora busca optimizar el uso de la luz natural y la energía, es importante tener en cuenta los posibles impactos en la salud de las personas. Es importante conocer estos efectos para tomar medidas preventivas y adaptativas y así minimizar las posibles consecuencias negativas.
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“El cambio de hora va en contra completamente de la fisiología humana”, asegura el Dr. Gabriel Abudinén, neurólogo y neurofisiólogo experto en trastornos del sueño del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.
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“Yo prefiero un horario fijo y el de invierno, que es el horario que más se parece a nuestro horario astronómico”, dice Alejandro Barros, investigador del Centro de Sistemas Públicos (CSP) del Departamento de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.

Cada año, el cambio de hora es un tema que genera discusión y debate en Chile, ya que no solo implica un cambio en nuestras rutinas, sino que también puede afectar nuestra salud. La llegada de la primavera, en este contexto, también significa la transición hacia el horario de verano, que comienza este sábado 2 de septiembre a la medianoche, momento en que tendremos que adelantar los relojes en 60 minutos. Como cada vez que debemos hacer este ajuste, el cambio de horario nuevamente genera interrogantes sobre su impacto en la salud de la población.

Es que, si bien este cambio de hora busca aprovechar al máximo las horas de luz natural durante el día, expertos en medicina y cronobiología advierten que este ajuste temporal afecta el ritmo circadiano, un reloj biológico interno que regula los patrones de sueño y vigilia, así como otras funciones fisiológicas. Además de despertar a oscuras, el desajuste también tiene costos económicos para el país, por lo que diversos especialistas sugieren cesar esta dinámica para quedarnos con un solo horario, el de invierno.

El Dr. Gabriel Abudinén, neurólogo y neurofisiólogo experto en trastornos del sueño del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, dice que uno de los efectos más notables es la alteración en los patrones de sueño. Las personas pueden experimentar dificultades para conciliar el sueño o despertarse temprano debido al cambio abrupto en el reloj. Esto puede llevar a la privación del sueño, que -a su vez- se ha asociado con problemas de salud como la disminución del rendimiento cognitivo, la irritabilidad y la susceptibilidad a enfermedades.

“Nosotros dormimos en relación al ciclo circadiano del sol y de la temperatura. Entonces, el mejor dormir va a ser cuando nos acostamos lo más cercano a cuando el sol cae y el despertar cuando el sol amanece. Entonces, ¿qué pasa cuando cambiamos dos veces al año la hora? Nuestra mente y nuestro cuerpo nunca se acostumbran a dormir correctamente. Así que lo más probable es que cuando ocurra el cambio de hora tengamos problemas tanto para conciliar el sueño como para despertar, porque nos están imponiendo otro horario, que no es el más adecuado para el ciclo circadiano del sol y de la temperatura que nosotros requerimos”, plantea el Dr. Abudinén. 

Además, se ha observado un aumento en los casos de trastornos del estado de ánimo durante los primeros días posteriores al cambio de hora. La reducción en la exposición a la luz natural durante la mañana y la alteración en los ritmos circadianos pueden influir en la producción de serotonina, un neurotransmisor relacionado con el bienestar emocional. Esto puede contribuir a síntomas de depresión y ansiedad en algunas personas.

Para mitigar los posibles efectos negativos del cambio de hora en la salud, los expertos recomiendan adoptar medidas como ajustar gradualmente los horarios de sueño unos días antes del cambio, mantener una rutina regular de actividad física y exposición a la luz solar, así como evitar el consumo excesivo de cafeína y alcohol.

“El cambio de hora va en contra completamente de la fisiología humana”, asegura el neurólogo del Hospital Clínico de la U. de Chile. “En la primera noche del cambio de hora dormiremos mal y tendremos mucho sueño durante el día, lo que provocará que nos acostemos antes de la hora habitual porque la presión de sueño estaba acostumbrada para otro horario, que era el horario anterior. Entonces, se sugiere que se tomen siestas de no más de 30 minutos durante el día, por los primeros días post horario de verano, para aguantar ese horario de la noche que nosotros teníamos previamente”, recomienda.  

Otro consejo es usar apoyo lumínico. “Lo otro que se puede hacer es por el tema del cambio de luz. La luz tiene impacto directamente en la secreción de melatonina, que es la principal hormona que nos ayuda con nuestro sueño. Si nosotros instalamos luces de espectro rojo, va a producir un aumento de la secreción de melatonina antes de lo que se espera. Entonces, eso también nos puede ayudar a conciliar mejor el sueño cuando haya este cambio de ciclo”, agrega. 

¿Por qué seguimos cambiando la hora? 

Si bien existe consenso entre los especialistas de diversas disciplinas sobre los perjuicios de este juego horario, tanto para la salud humana como para la eficiencia país, la decisión de detenernos y quedarnos con un horario definitivo, como decidió recientemente la Unión Europea, aún no se toma. Uno de los expertos que viene pidiendo esto hace años es Alejandro Barros, investigador del Centro de Sistemas Públicos (CSP) del Departamento de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.

Es urgente empujar porque tomemos una decisión. El 2018 hubo un decreto que decía que nos diéramos cuatro años para repensar y discutirlo, ese plazo se acabó el año pasado. En marzo dijeron que este 2023 se concretaría, pero no pasó nada y seguimos comportándonos de manera errática. Porque, además, las autoridades toman estas decisiones sin entender cuál es el costo del cambio; y con supuestos beneficios que además no están demostrados. No nos hemos sentado a evaluarlo y analizarlo en serio. Qué es lo que significa cada una de las alternativas y tomar una decisión, por lo menos que esté unos cuatro o cinco años con la decisión”, sostiene el profesor Barros. 

En cuanto a los argumentos a favor, como el supuesto ahorro de energía, el académico de Beauchef dice que eran válidos, pero hace medio siglo. “Cuando se implementó el cambio de hora fines de los 60', efectivamente había un argumento de ahorro de energía, porque mayoritariamente la energía que se consumía en ese minuto era energía dedicada para iluminación y hoy día eso ya no es así, porque en los hogares, además de las ampolletas, hay un montón de cosas que usan energía eléctrica y que la usan haya luz o no haya luz”, asegura. 

“Y si uno mira en el mundo industrial que consume mucha energía, también da lo mismo. Funcionan igual con horario de invierno o de verano. Entonces, el ahorro de energía como argumento era válido hace 40 y 50 años atrás, pero ya no lo es. Y los otros argumentos de que hay más luz, de que es más saludable, está por verse porque hay varios estudios que no demuestran que eso sea así”, agrega. Por esta razón, indica, “yo prefiero un horario fijo y el de invierno, que es el horario que más se parece a nuestro horario astronómico”, propone el profesor Barros. 

Coincide con esta visión el Dr. Abudinén. “El mejor horario es el de invierno, porque es el que más se acerca a nuestro ciclo circadiano. Eso es lo más ideal”, dice. “Recomiendo dormir a las 10 de la noche y despertar a las 7 de la mañana, pues tiene la mejor temperatura y la mejor oscuridad para lograr una buena arquitectura del sueño, y lograr entrar en la etapa de sueño profundo, que es la fase 3 del ciclo del sueño y etapa REM. Esas dos etapas generalmente se producen en la madrugada, cuando ya cae la temperatura a unos 18 o 16 grados y, además, cuando ya hay plena oscuridad, que son cosas básicas que nosotros tenemos que tener para poder dormir bien. ¿Qué pasa, por ejemplo, si trasnochamos y dormimos desde las 7 de la mañana hasta la una de la tarde? Vamos a tener solamente el sueño superficial y no va a ser reponedor”, detalla.