Trabaja hace dos años en nuestra casa de estudios y si bien lo hace para una empresa externa, su personalidad, sonrisa cotidiana y carácter demuestran, desde su punto de vista, la “muy buena relación” que tiene con todo el personal, tanto de la Torre 15, donde estuvo en un principio, como la del edificio de Vicuña Mackenna 61, en el que se desempeña desde hace un año como recepcionista.
Berta Quiñonez Villa de 52 años, llegó a Chile el año 2005 buscando “mejores opciones de vida” tras vivir por tres meses en Torino (Italia) y un año en Madrid (España). Luego de eso volvió a Ecuador, país que la acogió gran parte de su vida, ya que si bien nació en Colombia, vivió desde los cuatro años en la ciudad de Esmeraldas.
A los 26 años se fue a Europa a “buscar suerte”. Tras su regreso, sufrió una depresión y decidió salir de nuevo. Chile fue su destino: “Me vine sola con el dinero que tenía ahorrado. Estuve un tiempo acá y luego regresé, pero volví pronto. Trabajé de garzona, me quedé y luego conocí al que actualmente es mi esposo”. Con él tuvo a su hija menor, Irelang Dominique (14), con quien vive actualmente, además de su hijo Andrés (34). Diego, su otro hijo (24) vive en Colombia con su pareja.
Berta cuenta que tenía un negocio acá en Chile pero que “un día llegando a mi casa un tipo me quiso robar y me quebró la mano”. Le pusieron una placa para reparar su brazo y quedó sin movimiento en sus dedos por dos años. “No podía hacer fuerza, así que busqué un trabajo que sí pudiera hacer y encontré esta pega que me gusta bastante”.
El 25 de julio pasado fue el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente y pronto se conmemora el Día Internacional de los Afrodescendientes ¿Cómo ha sido tu vida como mujer negra y mujer migrante en nuestro país?
Muy distinto que en otros lugares. Vivir en Europa es muy distinto que vivir en Chile, porque allá la gente va más a lo suyo, va más a su onda, no se mete en la vida del resto, no se escuchan los cahuines y yo también paso de eso, porque no me gusta, me incomoda.
¿Has sentido discriminación por ser migrante o por tu color de piel?
Allá en Europa no he sentido racismo, pero acá en Chile, sobre todo en los últimos años, sí lo he sentido. La vez pasada, por allá por el 2005-2006 no lo sentí igual, pero como ha llegado mucho migrante y una parte ha venido a delinquir y a portarse mal, la gente en Chile piensa que todos son así. Hoy en día si he sentido racismo.
Mira, un ejemplo puntual. Iba en el metro sentada un día y una señora se para en frente mío y me dice “me das el asiento”, entonces la miro y le digo porque yo le tengo que dar el asiento y no otra persona de las que van sentadas y ella me dice: “encima inmigrante y patuda” y bueno yo le dije: no, la patuda es usted, porque si quiere respeto tiene que respetarme, ¿por qué me pide el asiento a mí, porque soy inmigrante, porque soy negra?
¿Pasa más seguido de lo que uno cree?
A veces sí. Por ejemplo el otro día en el Cesfam Las Mercedes, donde me hago atender, de Estación Central. Fui a sacar una hora para la nutricionista y la persona que estaba atendiendo me miró mucho rato y luego me dice que no me va a dar la hora y que tengo que ir a otro sector. Voy al otro sector y me dicen que me corresponde donde estaba antes. Vuelvo y estoy en la fila y la misma señora me dice “no, es que no te voy atender porque voy atender a las personas que tienen hora”. Y le dije por que no me vas atender, por que soy negra, porque si fuera por ser extranjera tampoco atenderías a muchas de las personas que están acá. Por personas como tú es que la gente reacciona mal.
Ese tipo de racismo nunca lo sentí ni en España ni en Italia.
¿Qué es lo que te pasa cuando te suceden estas cosas?
En ese momento no me dio pena ni rabia, sino que me dio pena de esa persona porque ante los ojos de dios todos somos iguales. Porque mira, cuando uno se muere qué se lleva… no se lleva nada, entonces yo le dije: sabes que eres tan pobre de mente y tan pobre de corazón que me das pena.
Así que fui y puse una queja. Me mandaron una carta de disculpas y parece que la cambiaron porque he ido varias veces y ya no está. Yo lo único que les dije es que ese tipo de personas no están aptas para atender al público.
Hemos hablado que no sólo implica el factor de ser migrante si no el de ser mujer negra y migrante ¿Cómo sientes eso?
Sabes que siento que son las mujeres mayores las que siempre me miran mal.
Yo no me voy a poner a discutir con gente ignorante. Porque para mí hacer eso es ser ignorante. Mira, son cosas que a mí no me roban la calma.
Yo nunca sentí en Colombia y en Ecuador ese tipo de discrimanacipon y sabes que mi mayor problema es que como soy bonita más envidia… (risas).
En Chile no sólo las personas si no también el Estado ha sido cómplice de esa discriminación: Tenemos los casos Joan Florvil, Rebeka Pierre y Monise Joseph: las tres víctimas de un sistema de instituciones donde el racismo, el sexismo y el clasismo es estructural ¿Qué sientes cuando suceden estos casos de racismo?
Cuando veo esas cosas me da impotencia, porque en pleno siglo XXI que estamos la gente hace ese tipo de cosas. Además, muchas veces, la ley es injusta también con la raza negra y todavía piensan que estamos como en esa época de la esclavitud y quieren seguir discriminando a la raza negra. Yo por ejemplo voy a un lugar y de entrada ya me están mirando, entonces pues yo miro por encima del hombro y paso y yo digo, si supieran donde yo he andado, mis zapatos te quedarían grandes…
Por ejemplo yo voy en el metro y a veces te quedan mirando y bueno yo las quedo mirando fijamente y yo pongo mi caracho, porque ellos o ellas se dan cuenta que no me gusta que me miren de esa forma.
La discriminación la he vivido acá en Chile más que en cualquier otro país.
¿Sientes que además se hace diferencia por nacionalidad también?
Sí. Se hace mucha diferencia en el trato hacia las mujeres haitianas, es distinto con una mujer colombiana o ecuatoriana. Se hace también diferencia como de país. Se les mira distinto acá y esa discriminación también se nota, porque se mira mejor a una mujer de colombia que a una mujer haitiana y eso no está bien.
¿Y acá en la Universidad cómo ha sido tu experiencia?
Acá en la Universidad ha sido todo fantástico, tanto en la Torre como acá. Me siento bien querida y bien tratada.