Primera versión de este reconocimiento

Egresados Laura Novoa y Álvaro Varela reciben el "Premio Facultad de Derecho de la Universidad de Chile"

Laura Novoa y Álvaro Varela reciben el "Premio Facultad de Derecho"
Premio Abogados
El decano Pablo Ruiz-Tagle entregando la medalla "Premio Facultad de Derecho" a la egresada Laura Novoa, quien es acompañada por su hijo, el profesor Álvaro Anríquez.
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En la Sala de Facultad, el egresado Álvaro Varela recibió la medalla de manos del decano Ruiz-Tagle y la Rectora Rosa Devés.
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Los abogados premiados "se han comprometido con el derecho en sus tareas y sus vidas", recalcó el decano en su discurso.
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Álvaro Varela enfatizó que "es parte inherente a la función de los abogados la búsqueda, la pretensión y la esperanza de la verdad y la justicia".
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La ceremonia contó con la presencia de autoridades de la Facultad, miembros del personal académico, funcionario y estudiantil, además de egresados, familiares y amigos de las juristas premiados.

Los abogados Laura Novoa Vásquez y Álvaro Varela Walker fueron distinguidos con el "Premio Facultad de Derecho de la Universidad de Chile", reconocimiento instituido este 2023, a propuesta del decano Pablo Ruiz-Tagle y con acuerdo unánime del Consejo de Facultad, que busca reconocer anualmente a aquellas personas que han dedicado su vida a la mantención y exaltación de los más altos valores que inspiran la misión de la Escuela de Derecho y de la Universidad de Chile.

Las medallas de reconocimiento fueron otorgadas en una concurrida ceremonia efectuada el pasado 5 de septiembre en la Sala de Facultad, actividad que fue encabezada por la Rectora de la U. de Chile, Rosa Devés; el decano Pablo Ruiz-Tagle; y el vicedecano Francisco Soto. Fueron parte de este evento, además, autoridades de la Facultad, académicos/as, egresados/as, funcionarios/as, familiares y amigos de los abogados distinguidos.

El "Premio Facultad de Derecho de la Universidad de Chile" no responde a las restricciones de otros reconocimientos universitarios, ni tampoco es un premio estrictamente limitado a la labor académica, por lo que podrán ser receptores del mismo tanto egresados como personas externas a la comunidad universitaria, quienes hayan aportado al desarrollo de nuestra Institución, de la democracia, los derechos humanos, la enseñanza del Derecho y la consolidación de la paz.

En esta oportunidad, se premió a dos egresados de nuestra Universidad "que se han comprometido con el derecho en sus tareas y sus vidas", destacó el decano Pablo Ruiz-Tagle, quien presentó un breve repaso de la vida de los homenajeados.

Laura Novoa Vásquez nació en Viña del Mar, en 1930, y estudió Derecho en la Universidad de Chile, sede Valparaíso. Se licenció en 1953, dentro del grupo de las primeras cuatro mujeres en hacerlo en una sede fuera de Santiago. Posteriormente, cursó, gracias a una beca, estudios de postgrado en Estados Unidos, en la Universidad de Nueva York y, más tarde, en la Universidad de Illinois Urbana/Champaign.

Inició su carrera profesional en la industria minera, donde fue abogada jefe de Codelco en dos ocasiones, y en la empresa Anaconda Mining Copper. A lo largo de su trayectoria, ha prestado asesoría a compañías mineras, bancos internacionales, empresas cerveceras y ONG's, así como a algunos de los principales observatorios astronómicos en Chile.

En 1990 fue designada por el Presidente Patricio Aylwin como miembro de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, conocida como Comisión Rettig, encargada de investigar las violaciones a los derechos humanos con resultado de muerte durante la dictadura en Chile. Entre 1991 y 1994 fue designada como miembro de la Comisión sobre desarrollo sustentable de la Organización de Naciones Unidas (ONU), donde compartió junto a distinguidas personalidades, entre ellas, el oceanólogo francés, Jacques Cousteau, y la Premio Nobel de Química italiana, Rita Levi.

"Laura Novoa abrió un camino a las mujeres en la profesión, en una época en que ellas no solían alcanzar cargos de importancia ni ser socias en los estudios jurídicos. Ella ha sido una profesional destacadísima y ha ocupado cargos importantes en tiempos en que no existían criterios de paridad u otras formas de discriminación positiva, lo que no significa que no haya sido, en algún sentido, discriminada", destacó el decano Ruiz-Tagle.

Por su parte, Álvaro Varela Walker, nacido en 1951, egresó de la Facultad de Derecho de la U. de Chile el año del golpe de Estado. En septiembre de 1973, era estudiante del último año de la carrera y presidente del Centro de Alumnos de esta unidad académica, además de ayudante de la cátedra de Derecho Constitucional. "A esa fecha, solamente le faltaba rendir los exámenes finales de cuatro asignaturas para egresar. Se reincorporó en octubre de 1973 para dar los exámenes y egresar, consciente de que vendrían tiempos difíciles", relató el decano.

Fue expulsado por decreto del Rector designado en 1974, época de inicio de procesos que terminaron en expulsiones masivas de la Universidad de Chile. Más tarde, dio la licenciatura en la Universidad de Barcelona y obtuvo el título de abogado y la autorización para ejercer la profesión en Chile. Desde allí, Álvaro Varela tuvo una dedicación a la defensa de los derechos humanos.

Se inició como procurador a comienzos de 1974 en el Comité Pro Paz, organismo creado en 1973 para asumir la defensa de las personas perseguidas. Desde 1976, continuó sus labores en la Vicaría de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago, organismo que sucedió al Comité Pro Paz. A partir de 1988, comenzó a ejercer la profesión de abogado en distintos ámbitos del Derecho Privado, siempre vinculado a causas de derechos humanos.

Al momento de entregar la medalla, el decano Ruiz-Tagle destacó que "Álvaro Varela, quien a partir de 1974 fue muy injustamente expulsado, nunca dejó usar las armas del derecho en su actuar, en momentos muy difíciles e incluso riesgosos para su integridad personal".

Sueño cumplido

El premio consistió en una medalla de plata circular, en cuyo anverso tiene grabado el escudo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y, en el reverso, la leyenda “Facultad de Derecho de la Universidad de Chile”, el nombre del premiado y el año en que se concede. Fue entregado a los homenajeados por la Rectora Devés y el decano Pablo Ruiz-Tagle, en medio de cerrados aplausos que reconocieron un legado marcado por la excelencia en el ejercicio de la profesión y la promoción de la justicia y los derechos humanos.

Tras esto, el profesor Álvaro Anríquez brindó un discurso en nombre de Laura Novoa, su madre, en el que agradeció ser la primera distinguida por el premio, que reconoce su carrera jurídica de casi setenta años dedicados a la abogacía. "Si a mis 17 años, cuando iniciaba mis estudios de derecho en la otrora sede de Valparaíso de nuestra Facultad, hubiera yo imaginado que un día recibiría este premio, lo habría considerado un sueño imposible, propio de una adolescente. Hoy, sin embargo, ese sueño se ha hecho realidad", admitió al comienzo de sus palabras.

"Fui abogado mujer en una época y en un área de la economía, la minería, en que los abogados eran exclusivamente varones. En este respecto, puedo decir que nunca busqué ni acepté un trato preferente por mi condición de mujer, pero tampoco acepté ser discriminada", comentó Laura Novoa al momento de sacar lecciones de su trayectoria profesional.

En el discurso, tuvo palabras para su trabajo en la Comisión Rettig, el que significó adentrarse en el dolor: "No se sale de esa experiencia igual como se entra. Pero no todo fue horror. Junto a él, la inclaudicable negativa de las familias a olvidar a aquel de los suyos que les habían arrebatado; y el admirable coraje de quienes se negaron a formar parte de esa locura colectiva o la denunciaron, a veces a costa de sus vidas".

Para cerrar, reflexionar que "ser un 'buen' abogado exige rectitud, estudio, trabajo y constancia. También exige modestia para reconocer errores y lo que haya de verdad -a veces, mucho- en el punto de vista de la contraparte. No es una vida fácil la del abogado, pero, si uno está a la altura de su exigencia, puede ser una buena vida”.

Búsqueda de verdad y justicia

El abogado Álvaro Varela reflexionó que el "Premio Facultad de Derecho" es un reconocimiento que "no dice relación solo con lo que una persona haya realizado, sino que involucra a su familia, a sus amigos, a quienes compartieron en estas aulas, a quienes han compartido labores y trabajos. Hago un especial recuerdo de las personas con quienes trabajé en el Comité de Cooperación para la Paz en Chile y en la Vicaría de la Solidaridad, fueron parte de la misma misión y funciones que hoy día me llevan a este reconocimiento".

Con relación al contexto que vivía el país al momento de su egreso, Varela dijo que "las enseñanzas recibidas en esta Facultad me llevaron a elegir la vía del derecho en las circunstancias tan difíciles que vivió nuestra sociedad, que debió enfrentar acciones brutales desarrolladas desde el Estado mismo: crímenes, desaparecimientos, tribunales militares de tiempo de guerra, relegaciones, exilios, torturas sistemáticas, sumarios en las universidades, despidos laborales masivos, etc".

En esta línea, sobre el trabajo de los abogados, el jurista dijo que "es parte inherente a la función de los abogados la búsqueda, la pretensión y la esperanza de la verdad y la justicia". Así cerró sus palabras, agradeciendo la entrega del premio y con un llamado a humanizar la labor jurídica: "con humildad pido y hago votos para que perfeccionemos cada día más la misión humana y social que deriva de nuestra formación en esta Facultad, la que no es incompatible con el regular ejercicio profesional, sino complementaria de los afanes de cada día. Siempre habrá dolores consecuencia de la injusticia y atropellos que requieren de las acciones de los abogados".