“Sergio Bravo es un pionero en el cine de indagación y del documental de autor en nuestro país, y no solamente en nuestro país, sino que a nivel latinoamericano, compartiendo este rol con Fernando Birri de Argentina, que también estuvo ligado a instituciones educativas”. Así describe el coordinador de la Cineteca de la U. de Chile, Luis Horta, al documentalista y arquitecto de la Casa de Bello, quien falleció este jueves 7 de septiembre.
Entre sus realizaciones destacan el documental “Mimbre”, de 1967, producción que el académico David Vera Meiggs releva que “sigue siendo, medio siglo después, un punto de inflexión en la cinematografía chilena. Por primera vez, un documental poseía tal voluntad estética como para llegar a no deberle nada a nadie en términos formales, surgiendo simplemente de la sencilla realidad que pretendía retratar”. A esto se suma el trabajo colaborativo con la musicalización de Violeta Parra.
"Mimbre" es parte de sus 16 obras, entre largometrajes y cortos, los cuales en su mayoría eran documentales. A estas se suman “No eran nadie”, uno de sus trabajos de ficción más reconocidos, el cual tuvo que grabar en la clandestinidad durante la dictadura. Además, dirigió el corto “Samuel Román Rojas, el escultor”.
"Con Sergio Bravo comienza una forma de ver la realización cinematográfica, una forma de salir a la calle y palpar lo que somos como cultura, de dónde venimos. Sus películas iniciales tratan de hablar de ese mundo que el cine no estaba mostrando en ese tiempo, desde los 60' hasta los 70'. Sergio Bravo se transforma en un maestro en relación a formas de contar. En 'Mimbre' está representado el arte del artesano con otro arte, Sergio Bravo representa e interpreta de una forma plástica extraordinaria para la época. Creo que él es un maestro de muchas y muchos que después continuaron ese trabajo", destacó el director de la Escuela de Cine y Televisión de la Universidad de Chile, Carlos Saavedra.
Dentro de las distinciones que recibió, está la Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda, reconocimiento otorgado en 2005. Cinco años antes, además, organizó y dirigió el primer Festival de Cine Mapuche. También fue galardonado con el primer “Premio Pedro Sienna 2006 a la Trayectoria”, en reconocimiento de su obra.
Con estudios de arquitectura en la U. de Chile y de Cine en la Pontificia Universidad Católica, fue parte de los fundadores del Cine Club Universitario y del Cine Experimental del plantel en 1957, institución de la cual fue su primer director, que antecede a la creación de la Cineteca de la Casa de Bello.
En su paso por las aulas de la Universidad de Chile, detalla Luis Horta, “estuvo influenciado por profesores que venían de la corriente de la Bauhaus, y eso le permitió desbordar la materialidad”. Reflexionó, asimismo, "que su aporte es súper relevante para repensar la forma fílmica desde la identidad nacional y su legado también se ha proyectado a distintas generaciones desde la educación, donde en distintas clases y espacios formativos se han proyectados sus películas, siempre fuera del contexto comercial o en salas de cine”, complementa Luis Horta.
Estas nuevas generaciones, cierra el investigador, “han podido ver a un autor súper innovador, irreverente, con una tesis muy personal sobre el quehacer artístico; y ese va a ser el legado: poder entender que acá hubo un autor con toda su potestad que desplegó una obra muy personal, también muy sensible hacia las comunidades, los territorios y hacia visualidades completamente nuevas, que conforman un corpus visual muy particular en torno a nuestra chilenidad”.