Primera charla de la Semana de las Pedagogías abordó la educación científica con perspectiva de género

Educación científica con perspectiva de género

Este documento, realizado a partir de un trabajo de dos años en cinco establecimientos escolares de la Región Metropolitana que transitaron de monogénericos a mixtos, está dirigido a docentes en formación inicial y en servicio. Tiene como objetivo promover actividades que contribuyan a reflexionar y problematizar las prácticas pedagógicas, a través de definiciones, ejemplos y recomendaciones que se desarrollan en tres dimensiones: lenguaje, diseño didáctico e interacciones. 

Esta investigación estuvo a cargo del equipo integrado por Johanna Camacho González, investigadora responsable y académica del Departamento de Estudios Pedagógicos de la Facultad de Filosofía y Humanidades; Ximena Azúa Ríos, co-investigadora, académica del  Departamento de Educación y del Centro de Estudios Interdisciplinarios de Género (CIEG) de la Facultad de Ciencias Sociales; Daniela Barría Díaz, académica del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Austral de Chile y socia titular de la Sociedad Chilena de la Enseñanza de las Ciencias; y Daniela Lillo Muñoz, estudiante del Doctorado en Estudios Interdisciplinarios sobre Pensamiento, Cultura y Sociedad de la Universidad de Valparaíso. 

En la presentación, la profesora Johanna Camacho explicó que “en este cuadernillo proponemos algunas nuevas reflexiones antes de las preguntas específicas de para qué enseñar, qué enseñar y cómo enseñar. Sería necesario también preguntar sobre quiénes son las personas que interactúan en la enseñanza y aprendizaje de las ciencias, entender que estos procesos involucran a las personas en su complejidad de tal manera de poner tensión en los enfoques y tradiciones que actúan como obstáculos para la visibilización de los cuerpos sexuados de docentes y estudiantes. Es decir que asumimos que la práctica pedagógica son hechos personales y que por lo tanto se ponen en juego relaciones de género y también se visibilizan los cuerpos, géneros y sexualidades dentro de los procesos pedagógicos que ocurren allí en el aula”. 

“Esperamos que estas orientaciones puedan aportar con elementos significativos que contribuyan a mejorar los procesos de enseñanza, aprendizaje y también a la formación del profesorado en las áreas científicas, de tal modo de avanzar hacia la construcción de una sociedad más justa e igualitaria en donde la escuela y sus integrantes sean protagonistas de esta transformación social”, agregó. 

Daniela Barría señaló que “como equipo creemos que es fundamental construir hacia una educación científica que promueva la justicia social, la formación ciudadana crítica, el desarrollo sostenible, la inclusión y la actividad social”. 

Entre las recomendaciones, explica, “sugerimos la inclusión de dos principios: la democratización de la participación y la toma de decisiones; y la autoridad compartida y transformadora. Para ello presentamos algunas preguntas que pueden complementar los propósitos de aprendizaje en las aulas de la ciencia. Asimismo, damos cuenta de algunas ideas de cómo motivamos al estudio educado a una actuación crítica”. 

Al finalizar, la profesora Ximena Azúa enmarcó esta investigación en la historia de la investigación en educación y género donde la Universidad de Chile ha sido pionera, realizando aportes también hacia las políticas públicas. 

“Necesitamos construir una sociedad más respetuosa de las diferencias, necesitamos formar profesionales que acepten no solamente la diversidad, sino que tenemos que formar profesionales para construir una sociedad más justa y más democrática”.