¿Dónde lloran los cuerpos cansados y deprimidos? Esta fue la pregunta que impulsó el desarrollo de la obra “Lloratorio público, un lugar posible para llorar y pensar”, propuesta de la artista visual de la Universidad de Chile, Angela Ramírez Sanz, que se instaló afuera de la Casa Central del plantel, a un costado del monumento a Andrés Bello.
La instalación artística, que se exhibe desde el 23 de octubre, es una réplica a escala 1:1 del pedestal del monumento al fundador y primer Rector de la U. de Chile. “La idea de este trabajo es recuperar el espacio clausurado del pedestal y abrirlo a un uso público; recuperar ese espacio cerrado y disponerlo como espacio posible y seguro para llorar en la vía pública, problematizando el pedestal al revertir su función metafórica”, explicó la artista.
“Así, la obra abre un espacio posible en el flujo de la ciudad y agencia un espacio para los cuerpos cansados y deprimidos que requieren un respiro para llorar antes de llegar al domicilio”, señaló Ramírez, quien afirmó que este proyecto se generó a partir del encuentro de temáticas que ha investigado por años y que se cruzaron con un acontecimiento de su vida cotidiana ocurrido en 2021.
Salud mental a nivel nacional
“Hace un tiempo encontré en la esquina de una calle a una mujer peruana llorando amargamente. Era tanto su llanto que me acerqué para preguntarle si podía hacer algo por ella”, recordó. La mujer le contestó “solo necesito llorar”. “No puedo llegar así a mi casa, ya que allí están mis hijos y mi madre”, agregó.
En octubre de este año, en el Día Mundial de la Salud Mental, la consultora internacional Ipsos publicó el estudio “Monitor Global de Salud 2023”, que muestra la percepción de más de 23 mil personas en 31 países, incluido Chile, sobre los principales desafíos para la salud personal y de los sistemas de salud, incluyendo cómo los ciudadanos califican los servicios que tienen disponibles y qué piensan que debe mejorarse.
Según dicho estudio, un 66% de los chilenos cree que la salud mental es el mayor problema de salud que enfrenta el país en la actualidad, superando ampliamente el promedio mundial (44%) y ocupando la segunda posición del listado, liderado por Suecia (67%). Desde el año 2020, las personas que reconocen a la salud mental como un problema en Chile han pasado de 50% a 66%.
Por otra parte, el estudio “Salud mental en estudiantes de educación superior en Chile: una revisión de alcance con meta-análisis” de 2021, realizada por Pablo Martínez, asistente de investigación del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, y Scarlett Mac-Ginty, investigadora del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes (Imhay), observó “una heterogeneidad sustantiva en la exploración de prevalencia combinada de síntomas psicológicos, con rangos entre 22,9% a 40,7% para malestar psicológico, 16,5% a 38,8% para síntomas depresivos, 16,5% a 23,7% para síntomas ansiosos” en estudiantes de educación superior de Chile hasta octubre de 2019.
Es en este contexto en que surgió la obra artística. Luego del encuentro con dicha mujer en la calle, Ramírez expresó que “esta trabajadora no contaba con un lugar seguro y tranquilo para llorar. Me sentí una impertinente por interrumpirla, pero el espacio público nos expone a través de otras y otros”.
El trabajo fue realizado en fibra de vidrio y se realizó en la empresa Exfibro, donde fue elaborada por maestros especialistas en este material. El jefe del equipo fue Enrique Acevedo Lagos, mientras que sus ayudantes fueron Daniel Vega Rojas, Ramón Vásquez Orellana y Guillermo Bastías Ramírez.
La artista Ángela Ramírez Sanz vive y trabaja en Santiago, Chile. Educada en la Universidad de Chile y en la Kunstakademie Düsseldorf, Ramírez crea instalaciones efímeras, generalmente con una declaración marcadamente crítica sobre el estado político y cultural actual de la ciudad y de Chile. Con el apoyo de FONDART, ha creado numerosas obras que llaman la atención sobre la dicotomía entre la gente y las instituciones de la ciudad, representadas en la arquitectura cívica.