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La historia detrás de las Escuelas de Temporada de la Universidad de Chile

La historia detrás de las Escuelas de Temporada
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En esta décima versión, la Escuela de Temporada escogió la ciudad de Valparaíso en un concepto que asocia el mar y las comunidades. De esta forma se continua un legado de más de 80 años.
Director de Extensión de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones
"Una de las cosas que más nos convoca para esta escuela de temporada en estas versiones actuales, es poder discutir horizontalmente temas que son importantes, ver las comunidades y poner a la academia como un actor más” aborda Fabián Retamal, Director de Extensión de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones.

Cada año durante el mes de enero, la Universidad de Chile, a través de su Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, desarrolla Escuelas de Temporada en distintos espacios geográficos del país, como una instancia de extensión y vinculación con las comunidades, a través de talleres, charlas, conversatorios y distintas actividades culturales gratuitas. En esta décima versión, el legado de Amanda Labarca viaja a Valparaíso, ciudad que le recibe junto al mar, en una alianza colaborativa con la Universidad de Valparaíso. 

Fue un 6 de enero de 1936 cuando se realizó la primera Escuela de Temporada de la mano de la educadora Amanda Labarca y durante el rectorado de Juvenal Hernández. Quien es considerada una de las académicas chilenas más importantes del siglo XX, fue la principal gestora de un proceso basado en la democratización de la educación. Así lo señala Matías Flores, sociólogo de la Universidad de Chile, quien ha desarrollado investigaciones relacionadas a su figura y la extensión de la universidad.

“Ella decía que siempre navegó con la corriente de esa generación. Lo que ella sentía que hacía, a través de la extensión universitaria y las escuelas de verano, era esta idea de abrir la universidad a más gente. Ella lo veía de la mano con este proyecto global de cambio social (...) Sentía que desde la universidad lo que había que hacer era abrir la universidad al pueblo” señala Flores.

Coincide con esa visión, la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Pilar Barba, quien releva la importancia de Amanda Labarca al ser una de las pioneras al visualizar la importancia de abrir la universidad a los territorios. “Cuando era muy joven fue encomendada por Valentín Letelier para iniciar una serie de charlas abiertas en el Salón de Honor. “Ella le planteó a Valentín Letelier que creía que la relación que se producía con el público no era suficiente, que, si quería realmente tener una relación con la comunidad, tenía que repetirla. Así empezaron a hacer actividades que tenían más extensión”.

La figura de Amanda Labarca ha ido fortaleciéndose en el último tiempo, reconociendo a quien por años fue una figura que aportó de forma importante  a la Universidad. Así también lo señala Matías Flores, quien destaca su vocación por la extensión universitaria, convirtiéndose en una de las pioneras en esa área. “En el Consejo Universitario de ese entonces había una desconfianza con este tipo de proyecto. Lo que hizo Amanda Labarca fue armar una misión cultural liderada por el rector y otros miembros del Consejo, quienes junto con ella viajaron a los países donde existían escuelas de temporada, escuelas de verano. Entonces ellos se subieron a un barco en 1935 y viajaron por América conociendo esta experiencia” relata Flores.

Por ello para la Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Pilar Barba, la Escuela actual viene a retomar parte de este legado. Si bien no posee los mismos elementos de las escuelas originales, mantiene la esencia y los mismos objetivos. “Hay un hilo que nos que nos une a ese espíritu original. Lo que hacemos hoy es elegir una región y entrar en contacto con las universidades regionales de ese lugar y, en esa alianza, abrir el espacio universitario a los territorios no universitarios, pero siempre en conjunto con las universidades regionales” añade la vicerrectora.

Una instancia que involucra adaptarse a los propios cambios de la sociedad, como señala el director de Extensión de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, Fabián Retamal, quien confirma cómo el conocimiento hoy se encuentra mediado por las tecnologías. “Hay que darle una vuelta a cómo pueden las escuelas ser un aporte para la generación del conocimiento. Quizá en una perspectiva más relacional, en donde nos encontramos con los seres humanos, debatimos, reflexionamos y podemos crear soluciones conjuntas, pero al mismo tiempo, democratizarlas. Una de las cosas que más nos convoca para la escuela de temporada, en estas versiones actuales, es poder discutir horizontalmente temas que son importantes, ver las comunidades y poner a la academia como un actor más”, aborda Retamal.

Discusiones que coinciden con la visión original de las escuelas de temporadas desarrolladas por Amanda Labarca, como señala el sociólogo Matías Flores. Al respecto, él resalta cómo, el espíritu democratizador de las escuelas, estaba vinculado en gran medida con su pensamiento feminista. “El movimiento feminista de esa época entendía que la educación era una herramienta para la emancipación. Era una herramienta también para la independencia económica respecto de los hombres. Entonces, lo que ella hacía realmente, era conectar esta visión de país más democrático, más igualitario, entre géneros, para poder pensar cuál era la herramienta dentro de la universidad, que permitían alimentar ese proceso mayor”, concluye Flores.

Si deseas saber más sobre este tema, te invitamos a revisar el capítulo 125 de Universidad de Chile Podcast en Spotify, Tantaku, Apple y Google Podcast.